• 25/10/2017 14:00

Carta abierta a Rubén Blades, sobre el caso de Nidal Waked

El abogado Yasser Williams Arosemena cuestionó la posición del cantautor panameño en torno al proceso que se sigue en Estados Unidos

Comienzo por confesar que soy uno de los millones de fanáticos que admiran su talento, por los logros que ha alcanzado durante su notable trayectoria y siempre dejando en alto el nombre de Panamá.

Muchas veces he aplaudido la manera llana y directa con la que ha criticado problemas importantes de naturaleza social, educativa y cultural, “sin pepitas en la lengua”, con la misma verbigracia presente en las letras de sus canciones.

Recuerdo incluso una ocasión puntual, donde encima de un escenario y frente a autoridades nacionales de distintos rangos, aprovechó la oportunidad para señalar el descuido en que se encuentra el Teatro Nacional, destacando su importancia histórica, como una de las joyas de Panamá.

Le dije a quien se sentaba a mi lado, mientras escuchaba los poderosos misiles verbales que dirigía, que me impresionaba la autoridad con que, sin ser “autoridad”, decía verdades que todos pensábamos pero que pocos se atrevían a decir de manera tan pública. La respuesta que recibí fue: cuando llegas a ser tan grande como Rubén, puedes decir lo que quieras.

Coincido con lo último sólo de manera parcial. Sin negar su derecho sagrado a expresar lo que piense y quiera del acontecer nacional, incluso cuando habla de temas que obviamente ignora o de que ha vivido durante la mayoría de su carrera profesional fuera del país, considero que debe hacerlo con mejor juicio, debido al fuerte eco que genera su opinión. Recuerde: con un gran poder, viene una gran responsabilidad.

Yo soy abogado en Panamá. Elegí ejercer la profesión luego de admirar a quienes siempre se desempeñaron con entereza y fueron un ejemplo durante mi niñez. Cursé los años de preparación académica creyendo que las cosas eran blancas o negras, no habían tonos grises. Estudié convencido que la verdad siempre sale a relucir, que nuestro norte siempre debe estar en la búsqueda de la justicia y de la igualdad, que la lucha por la libertad es responsabilidad de todos. Sin embargo, con el tiempo he podido aprender que no todo es blanco y negro, que hay cosas legales que son inmorales y que toda historia tiene dos versiones.

No es la primera vez que usted vierte públicamente su opinión sobre el caso de Nidal Waked. Respeto su derecho de expresión, pero no puedo callar ante lo que me parece una opinión sesgada, por lo que he decidido responderle.

La injerencia de Estados Unidos de América estaba justificada, según los comunicados presentados por autoridades del gobierno de dicho país, porque existían, primero, pruebas contundentes contra Nidal Waked y, posteriormente, “razones para creer” que él era uno de los cabecillas de una Red Mundial de lavado de dinero proveniente del narcotráfico.

La designación en la lista OFAC, a diferencia de lo que asevera usted en su escrito, no es para la luchar contra el delito de lavado de dinero. El gobierno estadounidense no persigue con medidas extraordinarias el lavado de dinero per se, sino para combatir directamente el narcotráfico y el terrorismo, cortando sus fuentes de financiamiento.

El clamor nacional que ha causado el tema Waked en este país no es producto de conjeturas, sino porque se reclama nuevamente la injerencia del gobierno estadounidense en la economía del Istmo, luego que ocasionó la pérdida de miles de empleos, provocó el cierre y venta forzada de empresas, condujo a la pérdida del 24% de los depósitos de clientes del Balboa Bank (quienes aún no tienen acceso a sus ahorros, préstamos y demás recursos ligados al banco), para mencionar tan sólo algunas de las múltiples afectaciones que ocasionaron.

Los grandes perdedores en este caso han sido los panameños que trabajaban para las empresas y cuya vida cambió de manera radical por los señalamientos hechos por el gobierno americano, las personas que perdieron sus casas por no poder pagar préstamos hipotecarios, los niños y esposas cuya calidad de vida se desmejoró de manera intempestiva y sin tener responsabilidad alguna. ¿Quién les explica o resarce a ellos por ser víctimas de las circunstancias?

Por lo antes expuesto, su explicación sobre el asesino que es acusado de tres muertes y

le prueban una, resulta ser totalmente desacertada desde el punto de vista legal. El lavado de dinero es un delito accesorio; es decir, se requiere de la comisión de un delito primario para poder “lavar el dinero” proveniente del ilícito.

Decir que es igual de grave el lavado de dinero proveniente del narcotráfico y el lavado de dinero por obtener fondos de una línea de crédito a través de facturas falsificadas, aún cuando Megabank, víctima del engaño, no sufrió perjuicio económico, no querelló en ningún momento al Sr. Nidal Waked y continuó haciendo negocios con las empresas por muchos años más, es querer comparar la velocidad con el atropello. No pretendo debatir la legalidad o ilegalidad de lo que hizo Nidal con las facturas, simplemente quiero exponer los hechos de manera clara.

Puedo comprender que usted y muchos otros hayan concluido al principio, con lo que se señaló públicamente en los medios de comunicación, que Nidal debía ser culpable de los cargos que se le imputaron. Lo que no logro entender es cómo aún con el contenido del acuerdo, que cita usted sólo de manera parcial, pareciera justificar las acciones del gobierno estadounidense tomadas contra Nidal Waked y las empresas que le pertenecen a su padre.

Veo difícil que exista una razón lógica para los trabajadores que quedaron sin trabajo o para los depositantes de Balboa Bank donde Nidal no era el dueño de más del 50% de las acciones (no era dueño siquiera del 0.0001%, ya que el accionista era su padre, con poco más del 20%).

Nidal renunció a la Junta Directiva del banco inmediatamente después de su inesperado arresto en Colombia y el señor Ahmad “Miguel” Waked, quien toda su vida ha trabajado incansablemente en este país y no era parte de la designación en la lista Clinton, indicó su disposición de entregar, traspasar, ceder o inmovilizar su participación accionaria dentro de Balboa Bank para proteger a los depositantes. Es decir, Nidal Waked no tenía control ni propiedad sobre Balboa Bank, que son los requisitos que, en caso de cumplirse al menos uno, podían motivar su designación en la lista Clinton/OFAC.

Muy a pesar de no existir control o propiedad del Banco, ni haber encontrado las auditorías algún rastro de lavado de dinero proveniente del nacotráfico en el Balboa Bank; por razones que aún hoy desconozco, no hubo otra alternativa que vender el Banco a expensas de la pérdida directa de más de 130 Millones de dólares. Al igual que muchos, siempre me preguntaré por qué no se exigió que fuese removido de la lista.

Lo que si no tengo que especular, toda vez que pude ver, palpar y escuchar la información relacionada a este caso, de manera categórica y sin tapujos, que no existe delación premiada o cooperación del Sr. Nidal Waked para delatar a terceros que hayan cometido delitos como los que a él se le imputaron. De la misma manera en la que él lo expresó, le manifiesto que Nidal Waked no tenía nada que negociar o compartir con la DEA, porque como lo señala el acuerdo suscrito, no estuvo involucrado en actividades vinculadas al narcotráfico.

Lo invito a analizar con honestidad y de forma pragmática, si después de:

- 17 meses de prisión

- No poder su familia visitarlo

- Luego de muchas de las empresas familiares cerradas y cientos de empleos perdidos.

- Ser señalado públicamente por representantes del país más poderoso del mundo, en cientos de medios de comunicación, como uno de los más grandes lavadores de dinero del NARCOTRAFICO.

- Tener que ser juzgado ante un Jurado de Conciencia de 12 personas en Estados Unidos, siendo musulmán de origen libanés, y requerir que los 12 lo declarasen inocente para salir libre (si uno no estaba de acuerdo, se tenía que someter a otro juicio con otro jurado de 12), cuando en dicho país se viven hoy problemas sociales de racismo y xenofobia.

- Con el potencial riesgo de ser condenado por décadas, a raíz de los delitos que le fueron imputados, sin importar que fuese inocente de lavar dinero del narcotráfico.

¿Le hubiese sido fácil tomar una decisión entre pelear por su inocencia, llegar a un acuerdo o pasar el resto de su vida en la cárcel?

Le puedo asegurar que ni siquiera en los temas legales todo es blanco o negro. Y también le aseguro que seguiré siendo su fan como cantautor y actor, aunque en ocasiones no comparta sus opiniones.

Respetuosamente,

Yasser Williams Arosemena

Abogado

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