• 16/11/2017 01:02

Refugiados en las Américas: una respuesta de solidaridad interamericana

‘[...] la discusión sobre los temas de migrantes y refugiados, [...], continuará estando en la agenda de discusión política de la región'

Según datos de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), para finales de 2016, aproximadamente 65.6 millones de personas en todo el mundo se vieron obligadas a abandonar sus hogares a causa del conflicto y la persecución. Entre ellas, hay casi 22,5 millones de refugiados. En el caso particular de las Américas, en los últimos cinco años el número de personas solicitantes de asilo ha crecido en un 782 por ciento.

En efecto, para 2014, los países de la región acogían, entre refugiados, personas en situación similar y solicitantes de asilo más de un millón de personas. De ellos, más de la mitad provenía de países de las Américas1. Puesto en perspectiva es como si la ciudad de Ottawa, capital de Canadá, en su totalidad hubiera solicitado asilo.

Este incremento del desplazamiento forzado en las Américas, particularmente a partir de 2014, por su propia naturaleza, involucra a más de un país, sea de origen, tránsito, destino o retorno. Por esta razón, los retos que plantea la gestión de estos flujos de personas no pueden ser abordados de forma unilateral. Ameritan un abordaje colectivo, y con enfoque de responsabilidad compartida. Esto no es nuevo para los países de las Américas. Además de una larga tradición de respeto y observancia de los derechos humanos, sin negar los retos que esto ha implicado, y los avances y retrocesos a lo largo del camino, nuestra región tiene una larga trayectoria de integración, de solidaridad y de promoción de cooperación entre países.

En este marco, y para atender el fenómeno del desplazamiento forzado, y en particular garantizar las necesidades de protección de las personas refugiadas, solicitantes de asilo así como de otras poblaciones afectadas, los países de la región, con el apoyo de Acnur, de la Organización de los Estados Americanos (OEA), y otros socios clave, han dado un paso importante en preparación para la Asamblea General de la ONU en 2018, donde se considerará la aprobación del Pacto Global de Refugiados, a la par de otro, el Pacto Global en Migración (Global Compact).

Para el caso particular de los refugiados, recientemente en San Pedro Sula, Honduras, se acordó organizar los esfuerzos nacionales y regionales alrededor del llamado Marco Integral para la Protección y Soluciones (Mirps). El Mirps establece una serie de propuestas alineadas con el espíritu de la Declaración de Nueva York para los Refugiados y los Migrantes (2016), y entre otros objetivos enfocados, por supuesto, en mejorar las condiciones y proteger los derechos de las personas desplazadas, priorizan la necesidad de fortalecer los mecanismos de responsabilidad compartida entre los actores estatales y no estatales, y de priorizar en la agenda de cooperación bilateral y multilateral los programas en materia de prevención, protección y soluciones para estas personas en la región2.

Al estructurar un plan operativo de acciones concretas, el Mirps permite también ordenar más eficientemente los puntos de entrada de la cooperación internacional, y los espacios de sinergias, sea por vía de contribuciones financieras, la asistencia técnica para apoyar directamente a países en la implementación de planes nacionales de protección de refugiados y solicitantes de asilo, o a través de programas o acciones que se dan a nivel regional, y subregional.

Además de reiterar el mandato a Acnur para continuar apoyando los esfuerzos de los países por atender las necesidades de protección de las personas refugiadas y solicitantes de asilo, la Declaración de San Pedro Sula3 da un mandato a la OEA a dar seguimiento a los progresos alcanzados a nivel nacional y regional en la implementación del Mirps, a través de una reunión anual, requiriendo al Acnur el apoyo y asistencia técnica durante el proceso.

Dado el innegable hecho de que los flujos de personas continúan en aumento en la región, con particulares incrementos desde países del llamado Triángulo Norte (Honduras, El Salvador y Guatemala) o de Venezuela, donde se están registrando altísimos niveles de personas saliendo del país, la discusión sobre los temas de migrantes y refugiados, y en particular, garantizar condiciones de dignidad y respeto de sus derechos humanos en su tránsito desde los países de origen hasta los de acogida, continuará estando en la agenda de discusión política de la región. Como foro político por excelencia de la región, y por reunir en un espacio a todos los países que hacen parte de este hemisferio, incluyendo, por supuesto, países de origen, tránsito, destino y retorno, de la mano de Acnur, la OEA es la mejor posicionada para promover acciones desde un enfoque de responsabilidad compartida, y debe hacerlo de forma ágil y efectiva. Esto porque la cuestión de los refugiados no es un mero problema estadístico, es un drama humanitario frente al que no podemos ser ni silentes ni indiferentes. Cada minuto cuenta.

DIRECTORA DE INCLUSIÓN SOCIAL DE LA OEA.

LOS PUNTOS DE VISTA SON A TÍTULO PERSONAL. NO REPRESENTAN LA POSICIÓN DE LA OEA.

1.— COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS (CIDH). 2016. INFORME TEMÁTICO ‘DERECHOS HUMANOS DE MIGRANTES, REFUGIADOS, APÁTRIDAS, VÍCTIMAS DE TRATA DE PERSONAS Y DESPLAZADOS INTERNOS: NORMAS Y ESTÁNDARES DEL SISTEMA INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS'. DISPONIBLE EN: HTTP://WWW.OAS.ORG/ES/CIDH/INFORMES/PDFS/ MOVILIDADHUMANA.PDF. 2.— PARA MÁS INFORMACIÓN, VISITAR: HTTP://WWW.ACNUR.ORG/QUE-HACE/PROTECCION/HACIA -UN-PACTO-MUNDIAL-SOBRE-REFUGIADOS/MARCO-DE- RESPUESTA-INTEGRAL-PARA-LOS-REFUGIADOS/MARCO- INTEGRAL-REGIONAL-DE-PROTECCION-Y-SOLUCIONES-PARA- LAS-AMERICAS/. 3.— DISPONIBLE EN: HTTP://WWW.ACNUR.ORG/FILEADMIN/SCRIPTS/DOC.PHP? FILE=FILEADMIN/DOCUMENTOS/BDL/2017/11338

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