• 25/12/2017 01:00

Vivir en el mundo mágico

De lo contrario, nos seguirán vendiendo mitos y seguiremos creyendo fantasías

Es necesario desconstruir los mitos forjados por la tradición, los medios de comunicación, una educación precientífica y nuestro propio afán de notoriedad colectiva. La desmistificación de esos pseudoprincipios es necesaria para quitar el manto de alienación en el que vive el panameño y lo desvía de la comprensión de los verdaderos problemas que lo agobian hasta el escarnio en su vida cotidiana.

Somos un país que vive de creencias y milagros que reemplazan la racionalidad del pensamiento crítico; creemos más en la publicidad de los medios que en la lectura de una investigación científica; en el discurso de un político que en la sustentación histórica de los hechos; en el efímero éxito de la marea roja que en los indicadores de los fracasos escolares; en la felicidad de una navidad agorera por un pavo y un jamón gubernamental que en el cúmulo de carencias que se avecinan el próximo año; nos deslumbramos ante torres arquitectónicas que vislumbran nuestra entrada al siglo XXI, pero no bajamos la vista para ver las aguas excretas que emergen del subsuelo e invaden calles, plazas y patios familiares; nos precipitamos a los ‘malls' compelidos por la publicidad de los medios a comprar lo que no necesitamos y nos olvidamos del pan nuestro de cada día.

Es tiempo que enfrentemos la realidad y construyamos nuestras verdades analizando e interpretando críticamente nuestras fallas por muchos dolores que nos causen. Es la única forma de reconocernos como nación. De lo contrario, nos seguirán vendiendo mitos y seguiremos creyendo fantasías.

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