• 23/04/2018 02:00

El economista en el caos del siglo XXI*

La misma naturaleza nos muestra que cuando un ecosistema se encuentra en perfecta armonía, cada uno de sus miembros recibe lo que debe recibir

La misma naturaleza nos muestra que cuando un ecosistema se encuentra en perfecta armonía, cada uno de sus miembros recibe lo que debe recibir y entrega lo que debe entregar, sintiéndose plenamente con su ser y su papel en ese delicado equilibrio.

Si cada uno de nosotros asumimos esta actitud más allá del egoísmo y de los intereses particulares, seguramente viviríamos en la no violencia, que es el verdadero comienzo de la ruta que nos lleve a la paz. Vicenz Fisas, Unesco.

Al reflexionar sobre este pensamiento, pudiésemos expresar que hoy día los sistemas económicos están en colapso por un desfuncionamiento de los agentes económicos que los conforman, conducente a una total desarmonía de los fines que se persiguen entre las interrelaciones de los mismos, creando un caos económico, político y social en los mercados existentes.

Un desequilibrio que nace de la desestabilización de los hombres que gobiernan el mundo, porque se adolece de valores que vayan en pro de la evolución económica-social, positiva de la humanidad.

¿Qué hacer, en nuestro caso, como economistas?

Coadyuvar en la solución de problemas económicos, en todos los niveles, con una responsabilidad social, ya sea formando a los estudiantes con respeto, responsabilidad, íntegros y con vocación; o en su defecto, si nos desempeñamos en cargos administrativos, crear políticas y programas económicos dirigidos, fundamentalmente, al mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos del país; pero todos los miembros de la sociedad deben comprometerse con el trabajo productivo.

En este siglo XXI, ya no se trata de calificar tipos de sistemas económicos como buenos o malos; es un asunto de creer en quiénes somos, qué hacemos, por qué lo hacemos, sin obnubilarnos con ideales, sino visualizarnos en primera instancia, como seres humanos en nuestro ser interior buscando el equilibrio personal para entonces ir tras el económico-social, el cual se ha perseguido desde todos los tiempos.

Cuando el hombre sea consciente de su misión en esta Tierra, será capaz de administrar sus emociones y en consecuencia, las diversas situaciones propias de la humanidad. Contrario a ello, dormiremos el sueño eterno de la debilidad convencidos, consciente o inconscientemente, de que otros nos resolverán, otorgándoles a estos libertad para que se apoderen del control de las sociedades. Y en esto coincido con Adam Smith, si cada uno de nosotros se esfuerza por resolver sus problemas, estaremos contribuyendo con la armonización del funcionamiento de los sistemas económicos, en donde daremos lo que tenemos que dar y recibiremos lo que debemos recibir.

Sé que es un ideal, porque se resolvería el objeto de estudio de la ciencia económica, pero los sueños existen y podemos ir tras ellos, para alcanzarlos.

No subestimemos entonces el difícil papel de un economista y aprovechemos la ocasión para resaltar este día con un reconocimiento a todos nuestros colegas y profesionales de la economía que laboran a nivel nacional.

ECONOMISTA, DOCENTE UNIVERSITARIA, UP.

*ALOCUCIÓN EN EL DÍA DEL ECONOMISTA.

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