• 18/06/2018 02:01

Un nuevo mandamiento: ‘Robarás, pero harás'

Es que los panameños hemos decidido, no todos aclaro, que si un político, sea el cargo que ocupe, realiza obras, da dinero al pueblo y resuelve, justifica su conducta

No cabe duda alguna de que en Panamá somos tan creativos que hasta hemos inventado una nueva versión del séptimo mandamiento, esta es: ‘Robarás, pero harás'. Cuando Moisés, en el monte Sinaí, recibió el mandato de enseñar los 10 mandamientos a su pueblo, jamás pensó que en un continente llamado América, en un minúsculo país como el nuestro, se gestaría un cambio de tal magnitud. El 7mo. mandamiento dice ‘No robarás' y punto.

Es que los panameños hemos decidido, no todos aclaro, que si un político, sea el cargo que ocupe, realiza obras, da dinero al pueblo y resuelve, justifica su conducta. No me extrañaría que el nuevo mandamiento haya salido de las propias filas de la clase política del patio. En resumen es nuestro nuevo mandamiento. ¿Qué diría el profeta Moisés si conociera de nuestra gran creatividad? Las bromas atrás, muchas veces reflexiono sobre la conciencia que tenemos los panameños y el nivel de responsabilidad para con nuestros congéneres y, surge en mi mente el concepto de anomia, término acuñado por el sociólogo Emile Durkheim, que hace referencia a la falta de normas o incapacidad de la estructura social de proveer a ciertos individuos de lo necesario para lograr las metas de la sociedad. Tal cual está sucediendo con nuestros gobernantes y su profunda falta de sensibilidad social que la disfrazan con dádivas.

Confieso que nuestro galardonado poeta, Orestes Nieto, me inspiró a escribir este artículo, para tratar de comprender qué hay detrás de este nefasto y nuevo mandamiento.

Por un lado, como señala Durkheim una especie de desorganización social o aislamiento del individuo, como consecuencia de la falta o la incongruencia de las normas y valores sociales agregaría yo, ejemplo el clientelismo como forma de resolver necesidades. Por otro lado, una doble moral, una sociedad definida como católica pero, cuando la pasión política aflora parece ser que todo se olvida, hasta los principios religiosos.

También una falta de compromiso con las nuevas generaciones, al no importar el mensaje negativo que estamos enviando con este nuevo mandamiento. Roba pero construye, reparte, regala, juega vivo. Nunca olvidaré la recomendación del PNUD en su informe de Desarrollo Humano 2004 sobre Panamá, donde se hace un llamado urgente a la formulación de políticas públicas para los jóvenes, quienes siguen invisibilizados en el país. En dicho informe, los jóvenes claman por un entorno familiar sano y por contar con líderes y personas respetadas en todos los niveles, dignas de emular. ¿Cómo podemos pensar y actuar de una manera tan distorsionada, 14 años después de un informe tan importante?

Seguimos sin trabajar en la eliminación del fenómeno ‘juegavivo', concepto trastocado y que de acuerdo al informe de Desarrollo Humano del 2008, constituye el elemento que más debilita la institucionalidad en el país. Pulido Ritter, en el 2005, señalaba que si no se combate y enfrenta este flagelo, a través de políticas públicas, educativas y culturales, no podremos construir un proyecto de nación que contribuya a eliminar y reducir la pobreza, la desigualdad y la exclusión.

Otro factor importante, es el desconocimiento de una de las leyes naturales más fuertes en la vida del individuo, la ley de causa y efecto, ineludible y que rige el universo, la cual explica que todo lo que pienses, digas y actúes quedará grabado en tu vida y tendrás los efectos equivalentes.

Pero algo más preocupante, creo yo, se esconde en este mandamiento, la impotencia, desesperanza y resignación de un pueblo, producto de la incapacidad de los gobernantes de pensar en el bien común y administrar la cosa pública, debido a la codicia y los apegos personales.

Basta de continuar con el nefasto estribillo ‘Robó pero hizo', clamemos, con voz de esperanza, por gobernantes que hagan sin roba, respetemos el mandamiento ‘No robarás', es hora de hablar sin ambages y demostrar que somos un pueblo mayoritariamente honesto y deseamos un país equitativo y realmente fundamentado en los valores que encarnan la democracia.

Quiero terminar con un pensamiento del periodista, novelista y filósofo Albert Camus: ‘Donde no hay esperanza, nos incumbe a nosotros inventarla'. Seamos realmente creativos.

DOCENTE UNIVERSITARIA.

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