• 08/07/2018 02:03

Navidad a medio año

‘Leer a Gabo el periodista lleva al asombro; se descubre mucho de él, de sus viajes, de la gente que conoció, de su sentido del humor, de su pensamiento político'

Cuando finalmente tuve en mis manos ‘Gabo periodista', la Antología de textos periodísticos de Gabriel García Márquez, edición especial para Panamá, sentí que había llegado la Navidad a medio año. ¡Qué regalo! La Fundación Publicando Historia, que administra La Estrella de Panamá, y la Fundación Gabriel Lewis Galindo, patrocinaron la publicación que fue presentada el 8 de marzo de este año en un concurrido evento al que asistió Jaime Abello Banfi, director general de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).

La antología abre con escrito de Jorge Eduardo Ritter, amigo de Gabo y en 507 páginas recoge textos periodísticos seleccionados por 17 destacados escritores y periodistas, además de entrevistas y la cronología de los principales hechos de su vida y su trabajo como periodista. Lo primero que hice al recibir el libro que esperaba con impaciente ilusión (advertida la noche de la presentación que nos llegaría algunas semanas después), fue mirar las fotografías que muestran al Gabo bebé (foto de 1927, año de su nacimiento); al adolescente, al hombre joven, y al ya maduro Gabo que murió el 17 de abril del 2014. Su vida personal y profesional en fotografías (algunas que no había visto antes) me hicieron sentir muy cercana a este hombre excepcional.

Fue en 1994 que se constituye la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) emprendimiento de Gabo ‘para contribuir a la salvación urgente del mejor oficio del mundo'. Fue esa pasión por el periodismo la que lo llevó a exigir ‘…rigor a la prensa para combatir el caos de mentiras y fantasías en el que vivimos. Ésa debería ser la función de los medios de comunicación y el objetivo de sus periodistas, según Gabriel García Márquez. Alarmado por los derroteros de la prensa, el premio Nobel de Literatura está decidido a hacer la guerra desde dentro mediante talleres prácticos con periodistas. El verbalismo, el agarrotamiento narrativo, la dictadura de la primicia, el servilismo con las fuentes, el atropellamiento temático y el derrumbe ético de los medios de comunicación, en particular los escritos, salen malparados de estos encuentros, en los que el novelista propone ideas, comparte experiencias, discute y cuenta…'. (El País, Carlos Arroyo J., 26/12/95).

La antología no está a la venta; no se publicó con fines comerciales; pero los patrocinadores hicieron llegar ejemplares a bibliotecas públicas, universidades y medios de comunicación. Esta publicación es valioso aporte para los que deseen adentrarse en el periodismo, para García Márquez ‘el mejor oficio del mundo', título de su discurso en 1996 ante la Sociedad Interamericana de Prensa; también para los que disfrutan de la buena lectura y para conocer más sobre este extraordinario hombre que, como dice Ritter, ingresó ‘al templo de la inmortalidad de las letras'.

Tengo por costumbre anotar en los libros el año en que los leo. En mi minúscula ‘biblioteca' donde solo se quedan los libros de los cuales no me puedo desprender, ‘Notas de Prensa 1980-1984' de García Márquez, es vecino de las novelas del Nobel y de algunos autores que han escrito sobre Gabo, entre ellos Conrado Zuluaga, Plinio Apuleyo y Gerald Martin.

Mi primer encuentro con Gabo periodista fue hace 23 años; dan fe de mi lectura la fecha en la contratapa del libro, 1995, y mi nombre (para que si alguien se lo lleva ‘por equivocación', que por lo menos sin decírmelo me lo agradezca). En la antología se descubre tempranamente que García Márquez era ‘hombre de periódico'. En 1976, dijo en entrevista radial: ‘Mi primera y única vocación es el periodismo. Nunca empecé siendo periodista por casualidad —como muchas gentes — o por necesidad, o por azar, empecé siendo periodista, porque lo que quería era ser periodista'.

Leer a Gabo el periodista lleva al asombro; se descubre mucho de él, de sus viajes, de la gente que conoció, de su sentido del humor, de su pensamiento político, de su vida con Mercedes Barcha, compañera ‘en las buenas y en las malas'. Como dice Ritter, ‘Aún en la vastedad inmensurable de nuestra lengua —y de otras— no quedan ya superlativos con los cuales elogiar la obra de Gabriel García Márquez'.

El propósito de este escrito es expresar mi agradecimiento de lectora a la Fundación Publicando Historia-La Estrella de Panamá y a la Fundación Gabriel Lewis Galindo por haber hecho posible la publicación de esta magnífica obra que ojalá, además de ofrecer el genio de Gabo el periodista, incentive el periodismo en el que ‘La ética debe acompañar al periodista como el zumbido al moscardón', palabras de Gabriel García Márquez.

COMUNICADORA SOCIAL

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