• 09/08/2018 02:00

Torrijos rebautizado en el Jordán

La seguridad de los visitantes estuvo a cargo del sargento Chacón y una unidad de policía a su mando

La Fuente de Agua Salud, santuario curativo inmemorial de los Ngäbe Buglé, fue construida a final de los años cincuenta por Rafael ‘Pito' Murgas. Una dama santiagueña donó la imagen de Santana labrada en madera por un indio hace 350 años y colocada en un nicho en un árbol centenario. A pesar de cierta reticencia inicial de la jerarquía católica en reconocer las bondades milagrosas de las aguas cristalinas, monseñor Tomás Alberto Clavel, en misa solemne, bendijo el lugar y bautizó a cientos de personas. De todo Panamá y el mundo la visitaron con fe y devoción. La seguridad de los visitantes estuvo a cargo del sargento Chacón y una unidad de policía a su mando.

De Santiago visitaron la fuente Joaquina Herrera de Torrijos, madre de Omar Torrijos, Gregoria Díaz Herrera, madre del coronel Roberto Díaz Herrera, Manuela H. de Pérez y María Herrera, entre otras muchas personas; visita que se dio en 1958. En 1956, con motivo del 130 aniversario del Congreso Anfictiónico de Panamá, se realizó en Panamá una reunión de presidentes latinoamericanos con la presencia del presidente Dwight David Eisenhower, quien, un tiempecito atrás, había sido operado de una úlcera del estómago. Coincidió el encuentro con la llegada, unos años después, de un avión militar estadounidense a Tolé. Personal civil y militar dispusieron lo necesario, bajo fuerte medidas de seguridad, para recoger agua de las ancestrales y curativas fuentes de los Ngäbe Buglé. Los toleaños, que, inicialmente, no ofrecieron fe por las aguas milagrosas, quedaron sorprendidos de que el presidente de los Estados Unidos mandara un avión de carga para recoger el preciado líquido.

Doña Cecilia Pinel viuda de Remón, ministra de Trabajo y Previsión Social, visitó la fuente y fue atendida por el educador Italo Antinori. Raquel Alvarado, hija del recio dirigente liberal Pablo J. Alvarado (mensajero de Victoriano Lorenzo), pasó muchos veranos en los lugares místicos de Tolé.

El mismísimo Omar Torrijos Herrera fue rebautizado en el Jordán de los originarios, bebió agua y llenó su cantimplora antes de subir montaña arriba, cuando en su condición de jefe militar de la Zona peinó la cordillera y confraternizó con la indiada siempre discriminada y en permanente despojo de contribuciones. Fue en la serranía del Tabasará que Torrijos constató el abandono de los Ngäbe Buglé y la ausencia de escuelas en la serranía. Ahí tomó contacto con la líder suprema de la indiada Delia Atencio Bejarano (Mama Chi) que proclamó un nuevo orden moral y revolucionario para la tribu. Álvaro Menéndez Franco destaca que Torrijos confiesa su destino místico que le viene de su encuentro con ciertas tradiciones secretas de la indiada irredenta de Panamá y su conductora inmortal: Mama Chi, lo que constituye un enlace para cumplir las profecías de milenios custodiadas ‘en los arcanos de las tribus a las cuales los gobernantes desmitificados e insulsos de Panamá, enviaron un día a combatir con los fusiles en manos del entonces mayor de Chiriquí Omar Torrijos. Es el encuentro de la verdad y el predestinado'.

La afluencia de visitantes fue tal que se abrieron varios restaurantes, hostales improvisados y se dio un gran desarrollo comercial y laboral para atender a los miles de feligreses que visitaban el santuario de devoción que rivalizaba, proporciones guardadas, con sitios similares en el mundo. Los toleaños vieron cómo la fuente resultó un balneario de niños y adultos bendecidos por la providencia en el centro del pueblo. Dignamente Celestia Rosas de Castrellón, los hermanos Juan y Ramiro Castrellón, cooperaron en el mantenimiento del lugar. Pablo Herminio Álvarez Abrego, padre del carismático pastor Edwin Álvarez (en ese entonces un niño), era un asiduo rezador del Santo Rosario. Los defensores del sitio fueron los humildes del pueblo y los Ngäbe Buglé. Paradójicamente cuando Tolé es dotado de servicio eléctrico y agua potable con acceso a la carretera nacional a mediados de los años 60, el cautivante manantial es abandonado por las autoridades. Le correspondió al emprendedor joven alcalde Miguel Ángel Arjona hacer el último intento por restaurar el lugar de esparcimiento, de oración y fe, pero más pudo la incredulidad, la falta de sentido común y el irrespeto al medio ambiente y a un bien colectivo que ha sido cercenado. Actualmente un gran sector de la población clama por devolver los atributos como sitio histórico a la Fuente de Agua de Salud.

MAGISTRADO DE TRABAJO.

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