• 25/12/2018 01:01

Carta abierta al futuro presidente de la República

FNecesitamos, futuro presidente, un líder a quien querer y creer

Futuro Señor Presidente: Desconozco qué edad tenga usted en estos momentos, a qué partido pertenece o si participó como candidato de libre postulación. Igual es usted un joven que accederá al poder, dispuesto a arrancar de raíz males añejos o un político maduro, blandiendo la experiencia como su mejor activo. Eso no cambia para nada el motivo de esta carta.

Necesitamos, futuro presidente, un líder a quien querer y creer, alguien a quien podamos seguir con convicción y simpatía, que despierte el deseo de trabajar juntos en búsqueda del bien común. Hasta ahora no hemos podido conocer a nuestros gobernantes, porque no se han abierto ni acercado, ni se han preocupado por conocernos. Siento que olvidaron que el atajo para llegar a nuestra cabeza es nuestro corazón y que necesitamos sentir antes que pensar. Me he percatado del miedo paralizante que inmoviliza o retarda decisiones políticas, económicas o judiciales importantes. No se ha reconocido que los problemas inéditos pueden resolverse con soluciones inéditas.

Los políticos se han convertido en víctimas de la antipolítica, con el afán de hacerse una imagen fuerte a través de la confrontación, creyendo que con eso lograrán la preferencia del gran elector, cuando este, que somos todos, está más preocupado por lo que proponen.

Existe una clase política que tiene que cambiar, pero que, a pesar de sus esfuerzos, no puede hacerlo en la medida deseada, ya sea porque no la dejan, pues existe el riesgo de ser desconocido por sus opositores o porque todavía el temor al cambio es más fuerte que el deseo de cambiar. Al fin y al cabo, ustedes los políticos piensan que un apretón de manos, acompañado de una sonrisa viendo a los ojos, representa votos.

Algún día estará usted sentado en su despacho presidencial y, ante la incógnita de las decisiones que le esperan, tendrá que inclinarse por las que le aporten mayor rendimiento político con el menor costo de imagen.

Panamá necesita de una mejor imagen, pero antes debe usted saber que la imagen de la titularidad, la de usted y de su distinguida esposa, permeará en la institución y después de conformada la imagen de la institución, esta permeará en todos sus miembros. Yo al menos quiero sentirme miembro de una institución, en este caso nuestra nación, que tenga un alto prestigio, una buena reputación, que me haga sentir orgullosa de ser panameña. He vivido la desagradable experiencia de enfrentarme durante mis trabajos en el exterior al estigma de pertenecer a un país identificado como corrupto o manejado por autoridades incompetentes, donde la coima antecede las grandes y casi cualquier obra. Para lograr mis objetivos profesionales debí comprobar que, aunque fuera panameña, poseía principios morales y valores humanos suficientes y después demostrar mi alta calidad competitiva. Ser percibidos así, futuro señor presidente, es un efecto de la imagen que estamos proyectando entre todos, desde los legisladores que han confundido el recinto legislativo con una mañana de carnaval del otro lado del puente o un ring de boxeo, hasta los empresarios corruptos que son capturados en el extranjero con gran cobertura informativa. El problema es gigantesco y es imposible detener la información que viaja por el mundo libremente. Debería usted empezar a considerar la importancia del trabajo en el mejoramiento de la imagen de Panamá.

He soñado algo que quiero compartir con usted que sin duda tiene el suyo. Sueño que mucha gente como yo trabaje en los diferentes sectores del país, el político, el económico, el judicial, el público o el privado, y que a lo mejor hasta alguno de ellos pudiera llegar a estar cerca de usted, no por ser su copartidario, su amigo o su condiscípulo, sino por su capacidad y legítimo deseo de poner el nombre de nuestro país en el sitial que merece desde la capacidad, la pasión por el trabajo y una honestidad a toda prueba. He soñado que todos ellos, los que mejor saben hacer las cosas, trabajan hombro con hombro para lograr objetivos soñados por todos los panameños durante tantos años.

Tenemos muchas cosas buenas que enseñar y podemos crear otras mejores que nos ubiquen entre los mejores del mundo. Espero que usted brinde la oportunidad de poder hacerlo. Somos un pueblo digno y capaz que merece mejor suerte. Mi sueño no es imposible. ¿Quién mejor que usted, futuro señor presidente, para poder hacerlo realidad?

Mientras usted hace realidad su propio sueño de llegar al poder, yo seguiré trabajando con toda mi capacidad, permanente empeño y este amor por nuestra tierra que me lleva a escribirle para invitarle, desde mi trinchera, a reubicar, donde corresponde, la imagen de Panamá.

CONSULTORA DE IMAGEN Y COMENTARISTA.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus