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- 30/08/2015 02:01
Octavio Méndez Pereira (1887-1954)
Un día como hoy, hace 128 años, nació Octavio Méndez Pereira. Dieciséis años tenía el 3 de noviembre de 1903, completamente al margen de los hechos que se estaban cumpliendo, debía estarle sonriendo la ilusión de la patria naciente. Le estaba señalado, empero, un fructuoso destino: servir con todas sus capacidades y con su voluntad siempre dispuesta a su amada patria: Panamá.
En 1907 Méndez Pereira obtiene el título de Maestro en la Escuela Normal de Varones, se traslada a Chile y se gradúa en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile con el título de Profesor de Estado. Regresa a su patria y actúa como profesor y rector del Instituto Nacional. Desde entonces el desvelo del educador estará presente lo mismo en el aula que en el libro, igual en la columna periodística que en el Ministerio de Educación, hasta convertirse en cifra máxima del magisterio y de las humanas letras de nuestro país. Sus escritos plasman su ideario docente.
Octavio Méndez Pereira ofrece a su tiempo, tan necesitado de orientación y de firmeza, y a la posteridad, la lección de su vida, que ahora es ya obra acabada, apreciable en armonía y congruencia de su conjunto. Nos legó la presencia perdurable de su obra americanista y humana, el testimonio de su conducta, sus ideas y actitudes, de hombres y de libros. Rector, ministro, embajador, conferencista, periodista, profesor, escritor, era ante todo amigo y maestro, con esa maestría constante del que no exige cátedra para hacerse oír ni coro incondicional para expresar opiniones ni asnal seriedad para emitir dictámenes.
En contacto con las fuentes más acendradas de la cultura europea, ampliados sus conocimientos en las universidades de Londres y de la Sorbona, y teniendo en mente los adelantos del sistema escolar de Chile y de Norteamérica, fue llamado en diversas ocasiones a regir el Ministerio de Educación, desde donde dio positivo impulso a la enseñanza nacional. Reformó los planes de instrucción primaria, secundaria y profesional a tenor con cánones modernos, multiplicó los jardines de la infancia, sembró bibliotecas para estimular el hábito de la lectura y organizó la Escuela Profesional de Mujeres, que fue uno de los primeros institutos docentes del Istmo. A su espíritu previsor se debió el establecimiento de las Escuelas Normales Rurales y de las Granjas Agrícolas de David y de Aguadulce. A su interés por los valores autóctonos se debió la fundación del Museo de Arqueología e Historia.
Pero también se ocupó de aliviar la proverbial penuria de los servidores de la docencia, implantando un fondo de recompensa, mediante el cual se garantiza al maestro en caso de enfermedad. Bajo su ministerio se crearon becas para la perfección de conocimientos, al par que se levantaron edificaciones escolares y monumentos en memoria de figuras patrióticas, como la de Manuel José Hurtado, fundador de la instrucción pública nacional.
La consagración de esta brillante carrera pública en beneficio de la Nación panameña, se cumple en el peldaño más alto de la enseñanza: en la plasmación de la moderna Universidad de Panamá, fundada por sus nobles gestiones en 1935, en la Administración del doctor Harmodio Arias. A ella consagró totalmente, desde su fundación, sus energías físicas y mentales. Una consagración constante a todas las manifestaciones del espíritu.
En el campo de la diplomacia tuvo una actuación muy destacada. Desempeñó el cargo de embajador y ministro plenipotenciario en Chile, Francia e Inglaterra. Representó al país en la Liga de las Naciones, en la Conferencia de San Francisco y en la Primera Asamblea de las Naciones Unidas de Lake Sucess, en 1947.
Luis Alberto Sánchez, con motivo de su muerte, en un sentido escrito, señaló entre otras cosas: ‘Méndez Pereira se había educado en Chile. Había crecido intelectualmente en Francia. Se había afianzado en Perú. Luego se renovó en Estados Unidos. De todas aquellas mezclas sacaba conclusiones optimistas. Cuando pregunten por él, por lo que hizo, se podrá responder al curioso mostrando la Universidad de Panamá en funciones, de la que fue rector hasta su muerte, y la Ciudad Universitaria, un bello ejemplo de pertinacia y acierto'.
MAESTRO DE CIUDADANOS.
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‘... Cuando pregunten por él, ..., se podrá responder... mostrando la Universidad de Panamá..., de la que fue rector hasta su muerte, y la Ciudad Universitaria...'