• 05/02/2019 01:03

Lo que nos dejó Francisco, el Papa de la Sencillez

Sus mensajes sobre la corrupción y la impunidad fueron fulminantes. 

La presencia en Panamá del pontífice Francisco dejó muchas lecciones; ojalá sepamos aprovecharlas. Obtuvo de la mayoría lo mejor de cada uno. Nos demostró que algunos pocos, aunque griten mucho e insulten en demasía, son la inmensa minoría. Por más que escribieron y dijeron todo lo que querían, no lograron su objetivo de deslucir la JMJ y la visita del papa. El país vivió a plenitud tan extraordinario acontecimiento al margen de las aves agoreras que pretendieron ensombrecerlo.

Demostró que, a pesar de que las guerras religiosas por su violencia e intransigencia cobran muchas vidas inocentes, en Panamá dimos una lección al mundo. Judíos, musulmanes y evangélicos hicieron para sí, como un solo haz de voluntades, las actividades del representante de la Iglesia católica. Al final de cuentas, todos son panameños. La hermandad demostrada entre religiones distintas no impidió que todos se sintieran igual de hermanos. Ojalá que ese interesante hito pueda repetirse en aquellas partes del mundo donde las creencias religiosas sirven para alentar el odio, la persecución, la destrucción y la violencia.

La visita de Francisco sirvió para recalcar la principal virtud que debe tener quien ejerce en el mundo una posición de poder: la humildad. Verlo llegar a Panamá y montarse en un pequeño vehículo que contrastaba con las enormes camionetas 4 x 4 que lo escoltaban y que para algunos significa estar en la cima del poder, fue el primer mensaje que nos dio al pisar tierra panameña. Ojalá que a la clase política local haya aprendido ese mensaje, muchísimo más valioso que tomarse un ‘selfie' con Su Santidad o tratar de colarse en algún evento para estar cerca de él.

Sus mensajes sobre la corrupción y la impunidad fueron fulminantes. Lastimosamente los panameños en el poder que estaban cerca de él, de seguro no asimilaron lo que dijo, pero que espero sirva al pueblo para saber a quién elegir y a quién no el próximo mayo. Se refirió mucho a los hipócritas; de esos que se visten de cristianos, pero con harapos de prepotencia y soberbia.

Francisco dejó muy buenos recuerdos en Panamá. Calló la boca de aquellos que repiten hasta la saciedad que nuestra juventud está echada a perder con el licor, las fiestas y las cosas modernas propias de la tecnología. Que es muy poco lo que se puede hacer ante su trivialidad de ver el mundo. ¡Qué equivocados estábamos! Francisco nos demostró el valor de nuestros muchachos y de todo lo que debemos esperar de ellos y lo que esperan de nosotros. Disfrutaron los pela'os sin tener frente a ellos una botella de seco o una murga carnavalera. La solidaridad entre jóvenes de distintas latitudes es una experiencia que nuestros muchachos difícilmente podrán olvidar, sobre todo en épocas que unos pocos denigran lo que debe ser la inmigración de los que huyen del horror de sus países.

Para aquellos que tanto hablan mal hasta de los mismos panameños, pudimos demostrarle al peregrino que nos visitó que somos todos iguales. En el interior y en las ciudades. Todos pudimos compartir este sentimiento de ser panameños privilegiados por poder demostrar lo que somos con nuestros visitantes. Dimos una lección al mundo de la clase de seres humanos que somos los panameños. Se demostró que sí podemos tener ciudades limpias, ordenadas, con calles sin huecos, lo cual esperamos perdure después de la partida de tan ilustre visitante.

Reconocemos el esfuerzo del Gobierno nacional para que todo saliera bien, particularmente del presidente Varela, y la dedicación de nuestra Iglesia, dirigida por el arzobispo José Domingo Ulloa, que logró movilizar en todos los rincones del país el fervor religioso de tantos que pudieron contagiarse de la gran actividad que terminó siendo la JMJ. Espero que todas esas estructuras de colaboración que se forjaron durante el evento sigan fortaleciendo el tejido social de nuestro Panamá, sobre todo a nivel de voluntariado.

Ojalá que todo lo aprendido durante estos maravillosos días no sea echado a un cesto ahora que se vaya calentando la campaña política que se avecina. Gracias Jorge Bergoglio, gracias Francisco. Esperamos que tu mensaje de humildad y solidaridad perdure por muchos años.

POLÍTICO, ABOGADO, DIPLOMÁTICO Y CATÓLICO.

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