• 02/03/2019 01:01

‘Carnaval: a fe que embala a alma'

Este año el carnaval emerge con temas de profundas raíces culturales y salta de lo local a lo internacional.

El Carnaval es una expresión de profundas raíces culturales. Panamá es un país de carnaval. Nuestro carnaval tiene una cara urbana y otra rural. Turismo ha tenido la intención de ‘empacar' la fiesta como parte de la oferta turística, tarea con un escaso o relativo éxito. La ‘mojadera' y meneo sin contenido es decadente y poco atractiva. Las tarimas solo generan dineros para las televisoras y generan conflictos con respecto a las contrataciones de artistas entre locales y extranjeros. No hay contenido en la oferta tal como se presenta. Lo que me queda claro, es que la fiesta tiene un enorme potencial y podría retomarse con otra visión que identifique, integre y posicione elementos culturales que no tienen capacidad de elevar la oferta. La integración de instancias culturales con un maridaje empresarial y apoyo de la ciudad, con una adecuada promoción turística, la fórmula podría resultar. Ya una vez propuse la idea de emular la organización del Carnaval de la cercana Barranquilla, la integración de las bandas independientes a las calles de la ciudad para recuperar el carnaval urbano. El carnaval integrando cultura, genera dinero y fortalece identidad. Allí el secreto.

Este año el carnaval emerge con temas de profundas raíces culturales y salta de lo local a lo internacional. ‘A fe que embala a alma' (‘La fe que mece el alma'), es el motivo que titula el homenaje que hace la escuela de samba Estácio De Sá al Cristo Negro de Portobelo en el carnaval de Río de Janeiro para hoy, 2 de marzo. Desde el sambódromo Marquês de Sapucaí se catapulta al mundo una de las manifestaciones culturales más notables de Panamá y que recuerda al mundo la esclavitud libre, como una expresión social, única, trascendente y que une estos dos mundos. En esta ocasión, Panamá exporta carnaval, exporta cultura.

La musa que inspira este enredo de samba parece ser aquella que viene fundida entre las profundas raíces que entrelazan los pueblos y sociedades del Brasil y Panamá. Emerge de las aguas, como grita la canción —de las profundidades del Atlántico— y así, cantando la negritud que las vincula y que se reconocen la una a la otra. El fantástico sincretismo que toma lugar en América, nombrando a Obatalá como el supremo y único Dios, sigue repitiéndose a viva voz en una sorprendente mezcla entre lo profano y lo divino: eso es parte de la celebración cuyo origen también se coloca en ese mismo plano, y que sin la fuerte esencia popular, no es sino, el carnaval mismo. Si no hay profundidad en esto, no sé dónde está.

‘Trenzando esperanca'. Así tejen la esperanza el pueblo de Portobelo y el de Río de Janeiro para la fiesta más importante que celebran estas sociedades. Este Carnaval toma como particular motivo la figura venerada del Cristo Negro de Portobelo, que emerge también de las aguas, como dice la leyenda. Así, comparten un raza y pasado negro, una diáspora africana en el continente americano. Portobelo y Río de Janeiro, puertos negreros que dan la bienvenida a tierras americanas a las ancestros negros de África Occidental, donde en una aleación poderosa con esta nueva tierra, la danza, canto y religión se funde en sangre, en una fragua cultural que recuerda la esclavitud como uno de los episodios más dolorosos de la historia americana. Hoy se canta y se baila con esperanza.

‘Senhor é divino'. Son también divinos, los dioses hechos carne: Erika Ender, Rosa Iveth Montezuma, Samy y Sandra Sandoval, el grupo Afrodisiaco, quienes estarán representando a Panamá en la fiesta del Carnaval. Todos ellos también son frutos de la fusión de estas tierras y que representan el encanto y el amor hechos hombres y mujeres sublimados en música y canto. Pasada la fiesta mundial de juventudes católicas en suelo panameño, donde se designa Portugal como próxima sede del encuentro de jóvenes. El país americano con la más numerosa población católica, viene de manera coincidente, hablando y bailando en portugués, adorando con la advocación mariana de la Virgen Aparecida, patrona, también negra del Brasil en carnaval, no es coincidente.

‘O canal de amor para unir dois océanos'. Es la fiesta de carnaval, las advocaciones negras del Brasil y Panamá, el Cristo Negro de Portobelo, que, como el mismo Canal de Panamá, une, como las aguas de los océanos, la propuesta cultural de la Escuela Estacio de Sá. El Nazareno es puente que une sociedades americanas.

‘Protetor da humanidade Caminho de luz'. Que sigamos siendo protegidos por el omnipresente, que la luz siga alumbrando nuestras gentes. ¡Que viva la fiesta! ¡Que vivan los pueblos de Panamá y Brasil ¡Que fluya la magia del amor divino y que se fundan, estos dos pueblos, en el maravilloso juego de la fiesta y el carnaval!

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