• 22/05/2019 02:00

Cinta Chocolate y leyes

En la actualidad hay un grupo de ciudadanos que considera que ellos o sus familiares han sido víctimas de un manejo médico inadecuado. 

En la actualidad hay un grupo de ciudadanos que considera que ellos o sus familiares han sido víctimas de un manejo médico inadecuado. Se organizan bajo el símbolo de una cinta chocolate.

Paralelo a estas justas aspiraciones, aún se discute en la Asamblea una ley que los medios de comunicación y proponentes denominan ‘Humanización de la atención en la enfermedad y la salud'.

La ley está estancada frente a la oposición de gremios médicos. No conozco anteproyecto.

Como médico, con más de 47 años de ejercicio de la profesión, aclaro que la atención dedicada, entregada, honesta y comprometida hacia el paciente, no será potencializada por una norma legal.

Se es humano por convicción.

La profesión del médico está llena de valores éticos que nacen desde el hogar, las enseñanzas universitarias, los excelentes ejemplos de maestros, y la voluntad de hacer el bien y no hacer daño.

Es un compromiso personal. Conlleva la misericordia y compasión hacia el enfermo.

Los entes formadores tienen un rol importante en la selección y educación integral de futuros colegas.

Las asociaciones o colegios médicos, también.

Vigilar el cumplimiento de los Códigos de Ética y hacer un llamado de atención a quienes los violenten.

Existe el Consejo Técnico de la Salud y en la CSS la Junta Asesora Médica, que también tienen responsabilidades importantes en este tema.

Comprendo lo complejo hoy día del ejercicio de la Medicina, las frustraciones individuales o colectivas de colegas ante procesos de trabajo deshumanizantes que los afectan y a sus pacientes.

Probable causa del ‘Burn Out'. Sospecho de alta prevalencia en Panamá.

Es responsabilidad de los colegas hacer luchas más comprometidas en humanizar procesos de trabajo y la cultura organizacional.

Somos parte de un equipo de atención. Otros gremios deben hacer igual.

Pensemos en nuestros pacientes, familiares y aun nosotros, que podemos ser víctimas de malas prácticas originadas en debilidades académicas y por ambientes laborales nocivos.

El pobre tendrá que asistir a servicios públicos, respaldado por sus derechos ciudadanos y es ante todo un ser humano.

En la empresa privada este tema debe ser también de reflexión.

Hoy, los pacientes y sus familiares están más informados en materia de salud y enfermedad.

Respetan a los buenos colegas, pero no así a quienes no ejercen con altos valores éticos.

Somos falibles.

Y, aunque ‘errar es de humano', nuestra responsabilidad ante la vida, es sagrada.

Evitemos las demandas que con la mencionada ley o sin ella, existirán.

Exijamos con más vigor condiciones humanas de trabajo, materiales, medicamentos e insumos, estructuras adecuadas, etc.

Espero que una mayoría de colegas sea quien hoy, en el ejercicio de esta delicada profesión, sepa cumplir con sus más altos valores éticos y morales.

Felicitaciones a esos que defienden con ese ideal proceder, esta noble profesión.

MÉDICO INTERNISTA.

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