• 16/06/2019 02:00

La mutación del cisne

‘Este país tiene derecho a saber, y de verdad, y Carrizo a preguntar, en nombre del país que eligió al presidente Laurentino Cortizo, ahora o después del 30 de junio'

Al momento de partir, todo viajero revisa maletas, piensa en el itinerario de su viaje, en las perspectivas de su destino o los contratiempos que pueda tener. El presidente saliente Juan Caros Varela parece la excepción.

A contrapelo de un estilo de administración gubernamental dilatado, tardo, pausado… parsimonioso hasta la desesperación, exhibido con creces en los últimos cuatro años, 11 meses y ocho días; cuando faltan unas 500 horas para el desalojo de Palacio, sorpresivamente ha mutado en un jefe de Estado laborioso, dedicado, raudo, que inaugura obras a medias, regala sonrisas amigables, condecora hasta a las garzas, hace designaciones, viaja, traslada partidas, recuerda proyectos de ley que debió enviar al la Asamblea Nacional y no hizo…

Se tiene la tentación a pensar que este presidente que parte nada tiene que ver con el que ha estado, que ha mutado a uno desconocido, que de haberlo sido en este quinquenio no hubiera generado entre los ciudadanos ninguna preocupación por su inveterada lentitud.

Pareciera que trata de dejar la impresión de que hizo algo, de que trabajó de manera incansable y sostenida. Es posible que eso no se pueda poner en duda, pero no borra la percepción ciudadana de la asimetría entre lo que hizo y los enormes recursos con los que contó.

Precisamente por eso, por la preocupación que existe hace mucho tiempo en el país, nada tiene de objetable que el vicepresidente electo José Gabriel Carrizo haya pedido informe del estado de las finanzas al acucioso contralor Federico Humbert, que ahora tiene la posibilidad de producir informes totales y no parciales sobre gastos, planillas, contratos, adendas…

Todo funcionario cuando va a asumir un cargo exige un inventario de acciones, conocer el estado en que recibe una oficina, una empresa o un país, ¿por qué le molesta al señor Varela que el vicepresidente Carrizo pida lo obvio?

En este quinquenio, la administración Varela ha manejado los presupuestos más grandes de la historia panameña; mientras que su antecesor operó con unos 64 mil millones de dólares, él lo ha hecho con el doble, y cualquier funcionario que haya ejercido un cargo como el que él ha desempeñado está en la obligación de informar al país qué hizo con ese dinero.

Si no él, el fiscalizador de las finanzas debe decir a cuánto ascendió la partida discrecional y qué hizo con ella el señor que parte; qué ha ocurrido con escándalos como el de la Embajada de Panamá en Polonia, con los grandes presupuestos del Ministerio de Vivienda, los nueve millones que, al parecer, no encuentran justificación en Pandeportes, etc.

Este país tiene derecho a saber, y de verdad, y Carrizo a preguntar, en nombre del país que eligió al presidente Laurentino Cortizo, ahora o después del 30 de junio.

PERIODISTA

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