• 18/08/2019 02:01

Lo pendiente

‘Uno de los pilares en que se basó la propuesta del ‘Buen Gobierno' [...], fue el de devolver la institucionalidad jurídica al país [...]'

La semana que acaba de terminar fue de muchos eventos y a la par, de muchas emociones. La Feria Internacional del Libro de Panamá (FIL) se inauguró con la presencia del presidente Laurentino Cortizo y su esposa, Yazmín, una apasionada de la lectura. Es importante este hecho porque desde que se está celebrando la FIL, en 2001, la única vez que un presidente ha asistido a una inauguración fue en 2005, que le correspondió al expresidente Martín Torrijos, ya que el presidente chileno Ricardo Lagos viajó con los escritores más emblemáticos del país del sur, porque Chile era el país invitado. Esperamos que ésta sea la tónica que marque esta gestión, que durante la semana sancionó la ley que crea el Ministerio de Cultura.

De igual forma se celebraron los más importantes eventos que conmemoraban los 500 años de la fundación de la ciudad de Panamá y desde el 14 de agosto, cuando se colocaron en una cápsula del tiempo objetos y mensajes para que sean abiertos dentro de 100 años, las actividades no han parado, y siguen. El 15, que era el día del aniversario, una maravilla pastelera, donada por la Dulcería Momi, fue motivo de gran expectativa, ya que se filmó todo el proceso desde la confección del gigantesco dulce (pesaba unas 3 mil libras) hasta su traslado al conjunto monumental de Panamá Viejo. La lluvia no cesó y la afluencia de personas tampoco. Bajo un tenaz aguacero se le cantó el cumpleaños feliz a la ciudad, con la banda del Servicio de Protección Institucional (SPI) y la voz de Any Tovar. Se liberaron 100 mariposas en alegoría al significado del nombre Panamá y una vez culminado el protocolo del canto, se repartió el pastel entre unas 4 mil personas que en orden y con paraguas, hicieron fila para recibir su pedazo.

En la noche siguieron las festividades, celebrando el Consejo Municipal su sesión solemne y, como lo ha venido haciendo en los últimos años, la realizó en las ruinas, esta vez en la torre de la Catedral, el símbolo más emblemático de nuestra identidad. Posterior a esta sesión del Consejo, el presidente del Patronato de Panamá Viejo procedió a encender las luces que a partir de la fecha estarán iluminando las ruinas, que fueron rescatadas de la desidia, donde se erigían como un monumento a ella, por más de 400 años, hasta que se conformó el Patronato. El presidente Cortizo también se hizo presente, tanto en la sesión del Consejo como en el encendido de luces, y en la mañana había presidido la ceremonia de sanción de la ley que crea el Ministerio de Cultura.

Muchas cosas buenas, pero mucho pendiente por hacer. Primeramente, desenredar el tema de la investigación que fue suspendida en torno al escándalo más grande que ha sacudido a la región –no digamos que solamente a Panamá— de la constructora brasileña Odebrecht. Nuestro país es el único en que pareciera que pasaremos agachados o nos declaremos no imputables, cuando es de todos conocido, visto y escuchado, no solo las muchas obras que realizó la empresa desde hace más de 10 años, y la cantidad de personas que han sido conducidas para rendir indagatoria por este caso, independientemente de los acuerdos que haya celebrado el Ministerio Público con aquellos que se comprometieron para devolver dineros o declarar sobre el caso. Debemos hacer una presión muy fuerte para que esto no se cierre, que se siga investigando y que, sobre todo, se den a conocer los resultados de las pesquisas.

La gran bofetada que nos dio el Sistema Penal Acusatorio (SPA) la semana pasada, declarando ‘no culpable' al expresidente Ricardo Martinelli en el caso de los pinchazos a teléfonos de sus opositores, e inclusive a sus allegados, también merece una aclaración pública. Si bien el caso fue mal llevado, mal planteado y periciado, no hay excusa valedera para este fallo que ha removido los débiles cimientos de la institucionalidad jurídica, si es que todavía existe alguna sombra o vestigio de ella.

Uno de los pilares en que se basó la propuesta del ‘Buen Gobierno' del hoy presidente Nito Cortizo, el segundo, detallado como ‘Estado de derecho, de ley y orden' en lo que concierne a la administración de justicia, fue el de devolver la institucionalidad jurídica al país, devastada como quedó después de 10 años de Gobierno, primero de Ricardo Martinelli, después de Juan Carlos Varela. Es hora de empezar por enderezar este entuerto.

ARQUITECTA Y EX MINISTRA DE ESTADO.

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