• 05/09/2019 02:00

Parlacen: reformarlo o cerrarlo

Que el nuevo presidente, recién electo en Guatemala, Alejandro Giammattei, postule lo perentorio de las reformas al Tratado Constitutivo del Parla...

Que el nuevo presidente, recién electo en Guatemala, Alejandro Giammattei, postule lo perentorio de las reformas al Tratado Constitutivo del Parlacen (o que de lo contrario, se cierre), y que al organismo se le otorgue facultades vinculantes, no hace sino recoger aspiraciones de siempre de los parlamentarios de los distintos países miembros. El mismo Tratado establece, en el artículo 25, que ‘este instrumento será objeto de revisión periódica a iniciativa de la Reunión de Jefes de Estado y de Gobierno o a solicitud de los dos tercios del total de Diputados presentes del Parlamento...'. Hay que decir, que aún del llamado a la ‘revisión periódica', resulta que el último acto de esa naturaleza corresponde al 2008, es decir, que han pasado once años. Y es, dicho sea de paso, el único Protocolo de Reforma desde la fundación del organismo en octubre de 1991.

Al criticarse ásperamente al organismo de ‘inoperante y de generar gastos innecesarios para los Estados parte', no se toma en cuenta que la efectiva funcionalidad del Parlamento es ajena a su propia dinámica, sino que está atada a lo que se defina y se mandate en el Convenio que lo crea y lo estructura. De ahí la necesidad de que a este organismo se le amolde a los cambios del tiempo. El Tratado Constitutivo, establece, sin posibilidad de ir más allá, hasta dónde se extienden sus límites, y si bien se han dado avances, lo cierto es que los nuevos compromisos, con Europa — América Latina, por ejemplo, en la que se es parte de la Comisión legislativa y fiscalizadora, pero además el número creciente de los Acuerdos en los diversos órdenes en la Región, dicen de la necesidad de reorientar el papel que desempeña este parlamento para hacerlo más dinámico y efectivo. Cabe indicar que ya el mismo Parlamento tiene aprobado un paquete de reformas en espera de que los presidentes hagan el debate respectivo.

Así, al postularse la ‘reforma' o el ‘cierre' de este parlamento regional, lo que obviamente resulta más pertinente y acorde con el momento que se vive en el Istmo centroamericano es el impulso de los cambios, con la más amplia visión, que coloquen al Parlamento como el ente legislativo cuyas decisiones, en los asuntos exclusivos de integración, tengan aplicación efectiva y obligatorias en aquellos temas, como lo son el aduanero, migración, turismo, intercambios económicos, el de relaciones con otros organismos de integración, en fin.

Además, debe reconsiderar la participación o no de los ‘presidentes y vicepresidentes designados', una vez concluyen sus mandatos, a la vez que habría que definir mejor el procedimiento de presentación de las iniciativas y los mecanismos de debate y aprobación. Podría igualmente considerarse el número de diputados por país y hasta la cuantía de los aportes que hacen los Estados, lo que para potenciar su funcionamiento, resulta insuficiente la suma que entrega cada país anualmente (1.7 millones), la que sigue siendo la misma desde la creación del organismo.

En fin, que el Parlacen se fortalezca y que goce de la aceptación ciudadana es el camino más consecuente con los desafíos que tienen y seguirán teniendo nuestras fronteras. Fronteras que unen a pueblos hermanos con problemas similares y virtudes que hacen de Centroamérica y el Caribe una región de oportunidades, más si se actúa de manera integrada.

DIPUTADO DEL PARLACEN.

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