• 01/10/2019 07:00

Panamá y China: una fecha (1/10/19), dos aniversarios

Como si fuera ayer, recuerdo la recepción que la comunidad Chino—Panameña le ofreció en marzo de 1973 al embajador de la República Popular China en la ONU, Huang Hua, y a su brillante embajador Adjunto, Zhou Nan.

Como si fuera ayer, recuerdo la recepción que la comunidad Chino—Panameña le ofreció en marzo de 1973 al embajador de la República Popular China en la ONU, Huang Hua, y a su brillante embajador Adjunto, Zhou Nan.

Huang Hua había sido intérprete de inglés para el presidente Mao Zedong y secretario e intérprete también para el primer ministro y vicepresidente, Zhou Enlai, uno de los estadistas más respetados del siglo XX.

Huang Hua fue ministro de Relaciones Exteriores entre 1976 y 1982 (período del salto económico), negociador del Armisticio de la Guerra de Corea en 1953 en Panmunjon y firmante del Tratado de Paz y Amistad entre China y Japón en 1978.

Por su parte, Zhou Nan (nombre de un poeta de la Dinastía Song) fue viceministro de Relaciones Exteriores, embajador en la ONU y jefe de la Delegación y Principal representante durante las negociaciones para la transferencia de las soberanías de Hong Kong y Macao de Gran Bretaña y Portugal, respectivamente, a China.

Zhou Nan batalló durante 13 años (1984-1997) el traspaso de la soberanía inglesa a China (no fue automático), al igual que el canciller Juan Antonio Tack aseguró la transferencia de la jurisdicción y soberanía de facto de EU sobre la Zona del Canal a Panamá. Zhou Nan, un poeta y diplomático sofisticado con perfecto dominio del inglés, se entrevistó con el general Torrijos en Farallón poco antes de su asesinato y nos agasajó al periodista Rubén Darío Murgas y a mí en el Interchina.

Huang Hua vino a Panamá a la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU del 15 al 21 de marzo de 1973. Tuve el honor de ser nombrado por el canciller Tack como su representante personal ante el embajador Huang. Ello me permitió aquilatar su fuerte personalidad histórica y su exquisito manejo del inglés, especialmente durante los días 16 y 17 en isla Contadora, cuando nos narró (en pijamas) sus vivencias durante la Larga Marcha de 12 500 kms – bajo persecución de las tropas del general Chiang Kai Shek– recorrido que hizo el Ejército Rojo hasta Yenan, y en la que solamente uno de cada diez que la iniciaron sobrevivió.

En Contadora, tanto el general Torrijos como el embajador Huang me pidieron ser su intérprete en su primer encuentro, un rol que me enaltecía, pero que delegué en el periodista Carrasco, quien asiduamente cumplía ese papel para el militar.

Durante la recepción en el Barrio Chino, Huang Hua manifestó que sus paisanos en Panamá debían considerarse panameños y no chinos, y dedicarse al progreso de nuestro país. Tal desprendimiento me impresionó, porque era una política de Estado y significaba que todos los seres humanos son hermanos e iguales, cuyo deber es ayudarse recíprocamente.

No podía imaginarme al embajador de EU decirle lo mismo a sus ciudadanos en Panamá. Decirle, por ejemplo, a los racistas de la Zona del Canal que ellos eran iguales a los panameños, ¡a quienes debían apoyar!

El embajador Huang equiparó a chinos y panameños y exoneró a sus coterráneos de supuestos deberes hacia su madre tierra.

Esa manera de identificar a chinos con panameños fue, a nuestro juicio, una manera de borrar toda diferencia étnica y una invitación a desterrar cualquier forma de racismo, el que se practicó y aún pervive entre no pocos connacionales.

Fue el canciller Alejandro Ferrer quien atinadamente subrayó paralelismos entre chinos y panameños durante la celebración del 1 de octubre, en el septuagésimo aniversario de la Fundación de la RPCH, realizada el 19 de septiembre pasado.

En dicha recepción, “Ferrer recordó que hace más de un centenar de años un grupo de chinos (fueron más de un millar, el autor) vino a esta tierra para construir el primer ferrocarril en América (luego del cual se suicidaron), obra que materializó la vocación de Panamá y su destino como centro de intercambios. En su intervención, el canciller panameño remarcó que las relaciones bilaterales y políticas entre ambos países se encuentran a un alto nivel y que van a profundizarse aún más, aunque los dos países estén distantes geográficamente. “Son muchas las razones que los unen y acercan” (Xinhua)”. (1)

La conectividad planetaria del Istmo experimentó un Gran Salto Adelante en el siglo XIX mediante el Ferrocarril y se siguió potenciando con el Canal interoceánico. Con Panamá como el más importante puente de la Ruta de la Seda en este continente, dicha conectividad se multiplicará ad infinitum.

Hoy, 1 de octubre de 2019, es el septuagésimo (70) aniversario de la RPCH y el cuadragésimo (40) de la nueva República de Panamá, ya que en esta fecha se cumple un año más de la entrada en vigor de los Tratados del Canal, que cristalizan (especialmente el Tratado del Canal) por primera vez la integridad territorial y la independencia política de Panamá.

Si China celebra el aniversario 70 de su fundación, Panamá celebra su aniversario 40 de la entrada en vigor del Tratado del Canal, que equivale a refundar la República de Panamá. Si China logra su integridad territorial al recuperar su soberanía sobre Hong Kong y Macao en 1997 de manos colonialistas, Panamá también alcanza su integridad territorial y su independencia efectivamente el 31 de diciembre de 1999, de manos hegemónicas.

Hay razones, pues, para celebrar el 1 de octubre de 2019 tanto en Panamá como en China, que se unen para unificar en paz al planeta.

Por ello y a ello —al hermoso rol que le toca cumplir a nuestro país como punto de unión del mundo conforme al sueno de nuestro Libertador, Simón Bolívar— vayan estos versos nuestros en la forma poética preferida de nuestros campesinos, la décima: “Panamá, Puente del Mundo”.

PANAMÁ, “PUENTE DEL MUNDO”,

CORAZÓN DEL UNIVERSO.

VENGO A OFRENDARTE EN MI VERSO

MI AMOR SINCERO Y PROFUNDO.

Tierna y frágil mariposa

cincelada entre la hondura,

brotó un Istmo en tu cintura

y en tus alas una rosa.

Rosa del mar, generosa

garganta, eslabón rotundo,

y fue el milagro al segundo

cuando el Gran Cosmos lo quiso,

y por eso te bautizo:

PANAMÁ, “PUENTE DEL MUNDO”.

Del mar naciste, y al mar

vas deshojando tus sueños.

Naciste libre y sin dueños

y aún te quieren domeñar.

Es tu destino enlazar

al orbe vario y disperso,

y al quedar por siempre inmerso

en la guerra o en la paz,

a más de Puente, serás

CORAZÓN DEL UNIVERSO.

Perla y botín del corsario,

trofeo entre las potencias.

Insaciables apetencias

aún prolongan tu calvario.

Traigo sábila y sudario

a enjugar tu rostro terso,

y al enemigo que adverso

porque quiere ahondar tu herida,

para impedirlo, la vida

VENGO A OFRENDARTE EN MI VERSO.

Patria montada en un Istmo

que cabalga sobre el mar.

Patria que hemos de amar

en el Cielo o el Abismo.

Patria nacida de un sismo

poético y furibundo:

aunque esté yo moribundo

cuando la Parca vendrá,

ni la muerte apagará

MI AMOR SINCERO Y PROFUNDO.

(1) Marlene Testa, “China y Panamá presumen de sus relaciones diplomáticas”, La Estrella de Panamá, 21 de septiembre de 2019.

Analista internacional y exasesor de política exterior.
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