• 23/01/2020 00:00

Por esos lares...

... El llano de La Peña, pequeño poblado, localizado a unos kilómetros del pueblo de Santiago... allí se instaló la pista que utilizaban los gringos quienes dominaban todos los aeropuertos de la República...

Los aviones pequeños pasaban sobre la ciudad a cualquiera hora exhibiéndose, cuan hermosos eran, con un ruido placentero y todo el mundo los miraba con cierta dificultad porque estaban pintados de verde y siempre con el mismo rumbo… el llano de La Peña, pequeño poblado, localizado a unos kilómetros del pueblo de Santiago y que se distinguía por un llano grande y donde a su alrededor se construyó un camino y al lado se rodeó de casas interioranas algunas de quincha y otras de bloques…y allí se instaló la pista que utilizaban los gringos quienes dominaban todos los aeropuertos de la República desde todo el tiempo. Se suponía que les servía como alterno y para reabastecerse de combustible y también como práctica para los pilotos novatos.

En muchas ocasiones, en las tardecitas, sus acciones eran interrumpidas por el mal tiempo que caracterizaba esa zona y los hacía pasar un mal rato. Me contaba el Capitán Aulio Hernández que esos mismos aparatos y los aviones de guerra de la época también aterrizaban en el enorme llano donde se construyó la Escuela Normal y siempre se acercaban a curiosear cientos de personas para distinguirse cerca de los gringos pilotos, héroes anónimos de las muchachas del lugar.

Pero mucho antes, otras aeronaves biplanos se posaban en una pista cerca del pueblo de San Francisco de la Montaña donde una familia política dominaba el área y utilizaba los aviones para transportarse a la capital. Gente de plata.

Después llegaron a Canto del Llano, un poblado al norte de la ciudad de Santiago, al lado de la carretera que se dirige a Santa Fe y fue un acontecimiento histórico porque ya un buen piloto comercial-instructor-mecánico-americano había efectuado un primer aterrizaje en un Piper Clipper contratado para un viaje especial desde PaItilla.

Cuando por insistencia de este piloto fundador, junto al Coronel Adams de una empresa llamada Aviación General S.A. (AGSA), quien desarrolló un sistema exitoso de transporte entre el aeropuerto de Paitilla y San Blas y Darién, utilizó un avión Piper 11 con matrícula RX-149, con un buen motor para recorrer todos los lugares donde se podría construir una pista de aterrizaje y a la vez un Piper Clipper con matrícula RX-150 para incentivar la población a que se involucraran en la aviación y se inventó aquello de pasear las personas desde Santiago a cualquier lugar de la provincia por tres balboas.

A dicha nave se le colocó el nombre de “la Santafereña” porque hacia Santa Fe se utilizó con más frecuencia el servicio aéreo en una pista que había inaugurado el piloto nacional Marcos A. Gelabert, hijo de padres españoles radicados en Panamá por aquellos años en que trabajaba con la aeronáutica civil cumpliendo una promesa allá entre los años treinta que hizo muy feliz a toda la población.

En 1949 se estableció también la gran Compañía “Aviación General” en la pista de Santiago y expandió sus redes de vuelo a Las Palmas, Calobre, La Mesa, Cañazas, Santa Fe, Montijo, Mariato y Arenas y Quebro, al sur de la provincia, cuyos caminos impenetrables llenos de peligro imposibilitaba el traslado diario de los enfermos, empleados públicos y pasajeros en general…

La aviación superó todos esos inconvenientes y esas hazañas eran reconocidas por toda esa gente humilde. Se formó una escuela de aviación y personas reconocidas por su andar en la vida social y política, jóvenes y algunos sin recursos iniciaron sus prácticas de vuelo y otros compraron aviones, convirtiendo Santiago en la cuna de la aviación de esos lares…

Aparecieron los “Flight Inn” que eran una fiesta que se celebraba en cada ciudad donde hubiese un club aéreo. El de Santiago se llamaba “Alas” y era muy reconocido por la calidad de pilotos que se formaba y con su manera exclusiva de bautizar un novato después que hacía su primer vuelo.

Cuando el club organizaba una reunión de pilotos con sus aviones, pilotos y familia de todo el país, trataban de superar la feria anterior en atenciones, comidas, presentaciones acrobáticas y autoridades municipales presente. Siempre y con la ayuda de las esposas de los pilotos y admiradores se distinguían en esas acciones. Era un espectáculo que participaba el pueblo local.

Por esta causa, muchos pilotos se formaron trabajando en las diferentes colocaciones que distinguía esta profesión.

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