• 13/04/2020 00:00

Panamá Solidario

Aquellos que vivimos la recuperación de nuestro país después de la Invasión de 1989, que dejó pérdidas considerables en infraestructura y capital de grandes, medianas y pequeñas empresas e invaluables vidas humanas truncadas, calles desoladas por el desasosiego y el temor a ser víctimas de una bala perdida o del caos reinante, tenemos la certeza de que nos pondremos de pie y seguiremos avanzando por el camino y destino que como Nación solidaria y visionaria nos merecemos.

Aquellos que vivimos la recuperación de nuestro país después de la Invasión de 1989, que dejó pérdidas considerables en infraestructura y capital de grandes, medianas y pequeñas empresas e invaluables vidas humanas truncadas, calles desoladas por el desasosiego y el temor a ser víctimas de una bala perdida o del caos reinante, tenemos la certeza de que nos pondremos de pie y seguiremos avanzando por el camino y destino que como Nación solidaria y visionaria nos merecemos.

Desde esa fecha al presente, el desarrollo en muchos sectores de la economía ha permeado a diferentes estratos de nuestra sociedad, permitiendo lograr una mejor calidad de vida para muchos, y un lugar de respeto en el concurso de las naciones, que ningún acontecimiento ha podido deslucir.

Si bien es cierto, aún tenemos mucho por mejorar, no permitiremos que nos detenga el COVID-19. Estos días en “cuarentena” nos permiten reflexionar sobre muchas cosas de nuestro diario vivir, de aptitudes, sentimientos y de prioridades.

Estoy convencida de que cada uno de nosotros hemos hecho un recuento de lo que podemos dejar de lado, organizado nuestras casas, incluyendo la limpieza de aquellas cajas olvidadas en donde posiblemente se esconden recuerdos de un pasado muchas veces bonito o de situaciones que lamentamos.

Sobre todo, nos estamos preparando para el día D, una vez controlada la situación y que se levanten paulatina y organizadamente las restricciones de circulación. Entendiendo que muchos hábitos de limpieza y de conducta social llegaron para quedarse por un tiempo aún por definir, y algunos de los cuales adoptaremos de manera permanente, marcando un antes y un después en el devenir de este pequeño y gran país.

A través de las herramientas tecnológicas hemos seguido conectados con el mundo y con nuestros seres queridos. Las aplicaciones de entrega, los supermercados, restaurantes y farmacias han permitido que aquellos que no pueden movilizarse, puedan suplir sus requerimientos.

Importante recalcar, el uso atinado que le ha dado el Estado a esas herramientas como la DRA. ROSA, los “call centers”, habilitados para llevarles medicinas a los de la tercera edad, resolver inquietudes y detectar a los contagiados y a sus contactos para poder darles la atención que se merecen, poniendo la tecnología al servicio del pueblo.

Tenemos funcionarios que a diario exponen sus vidas y la de sus familias, cumpliendo con lo que significa ser funcionario. Algunos de ellos, han partido en cumplimiento de ese deber. Resalta en primer orden, la labor de las autoridades de Salud, médicos y enfermeros, de la policía y de los bomberos, del Gabinete Social y de la Cancillería, trayendo a nuestros nacionales de vuelta a casa.

Acciones tomadas como la planificación de hoteles-hospitales, la adecuación y construcción temporal de nuevas instalaciones que permiten la atención de los casos que aumentan cada día. El panameño es solidario y así lo hemos hecho sentir en múltiples y diversas circunstancias.

El Plan Solidario que ha puesto en marcha el Gobierno, para llevar apoyos en comida y bonos a los desprovistos de ingresos, requiere del apoyo de todos para que llegue a más hogares; tanto en aportes económicos como en manos de ayuda para compilación y posterior entrega.

Eso sí, vigilantes del buen uso de los mismos. Se necesitan los aportes de los funcionarios, empresarios, panameños y extranjeros residentes. Comencemos por mirar a nuestro alrededor. Hay muchas personas con necesidades en la actualidad. Ayudantes de limpieza, conductores, vendedores informales e independientes que viven del día a día.

Evitemos situaciones que podemos lamentar, por falta de comida en los hogares. Vivimos momentos difíciles, siendo la salud y la comida las principales prioridades. Todos sin distinción de clases, razas, ideologías políticas o religiosas, estamos en esta guerra contra el COVID-19.

Solo con el concurso del Gobierno, las empresas, trabajadores y los ciudadanos en general, podemos hacerle frente. Es un llamado a la Unidad, a la solidaridad. No tengo la menor duda de que Panamá, con la ayuda del Divino Creador, estaremos de pie victoriosos, superando este difícil reto. Tendremos un nuevo comienzo con una perspectiva más humana y solidaria. Hoy es el día de actuar como un solo equipo llamado Panamá.

Ex ministra de Comercio e Industrias.
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