• 25/04/2020 00:00

Marco A. Gandásegui, hijo: pionero de la Sociología contemporánea panameña

A principios de los años 1970, cuando iniciaba mis pininos en los estudios de la cuestión social, había unos noveles intelectuales que alumbraban con luz propia el firmamento científico social nacional; entre ellos, el periodista y sociólogo panameño, Marco A.

A principios de los años 1970, cuando iniciaba mis pininos en los estudios de la cuestión social, había unos noveles intelectuales que alumbraban con luz propia el firmamento científico social nacional; entre ellos, el periodista y sociólogo panameño, Marco A. Gandásegui, hijo.

Marco, nunca llegó a darme clases donde estudié, pero sus aportes teóricos contribuyeron a asentar mi perspectiva científica social, dado que me tocó entrevistarlo en su oficina del Ministerio de Salud, siendo parte del equipo del verdadero pionero moderno de la salud pública panameña, Dr. José Renán Esquivel; o también, cuando discutíamos sus obras en algunas asignaturas, comenzando con la que nos permitió entender que Panamá es un país desigual por razones sociales y no por azar ni razones psicológicas ni geográficas -su primera versión de ¿Quiénes son los dueños de Panamá?, (La concentración del poder económico en Panamá) nos orientó en la comprensión de tal realidad.

Con esta línea de pensamiento, difundida por él, a través de su copiosa obra, se facilitaba despejar los acertijos de la realidad panameña, en cualquier campo. Fuese en el de la salud, donde me concentré teniéndolo a él como uno de mis tres grandes maestros nacionales, los otros dos fueron el médico y sociólogo Jorge Montalván y el Dr. José R. Esquivel, fuese en el de la conformación del carácter de la clase trabajadora panameña, su obra, en coautoría con un extraordinario sociólogo chileno y destacados intelectuales del patio, “Las luchas obreras en Panamá, 1850-1978”, fue un insuperable aporte. En el tema de los movimientos espaciales de las poblaciones en el país, “Acumulación y migraciones internas” vino a ser una contribución que permitía dar un salto de calidad en la comprensión tradicionalmente demográfica predominante en el país. Fuese en el tema que se tratara, su propuesta de abordaje teórico siempre fue muy iluminadora.

Realmente, su visión plasmada a través de su producción intelectual poseía un doble carácter; una era que al hacer los estudios sociológicos de campo, confirmamos hipótesis, despejamos dudas, que bajo otras perspectivas teóricas han resultado insuficientes, cuando no fútiles, que poco abonan al engrosamiento de la Sociología contemporánea. Su perspectiva, no solo vinculaba -como enseñaba Writgh Mills, en su obra cumbre “La Imaginación Sociológica”- la Biografía con la Historia, sino que contenía siempre la búsqueda de los hechos sociales que están detrás de los acontecimientos, con lo que catapultaba su pensamiento como sencillamente crítico.

Sin duda, fue seguidor de esa premisa metodológica que alguna vez espetó Carlos Marx en el siglo XIX, cuando decía que “Si la realidad solo se explica con lo que perciben nuestros sentidos, las Ciencias están sobrando”. El espíritu de Gandásegui en su obra siempre mantuvo esta premisa decimonónica, pero que ningún científico de ninguna disciplina estudiosa de fenómenos naturales, mentales o sociales contemporáneo puede soslayar, a condición de que su producción sea poco menos que superficial y fértil para la distracción ideológica.

Últimamente, coincidíamos en la calle y en el supermercado cercano a nuestra barriada y Valeria (su hoy viuda) tenía que recordarnos que ese no era escenario para foros públicos, porque el interés mutuo por los problemas nacionales sociales nos identificaba plenamente e intercambiábamos fuentes de información. Esto era un resultado lógico, porque aquí es donde se revelaba el segundo carácter de su obra crítica, tal era: la de ser un profesional profundamente sensible a las necesidades sociales. Esto, junto con su carácter de criticidad -no de criticólogo, como es muy frecuente en muchos “intelectuales” y “líderes” de opinión- era precisamente lo que les daba una fuerza especial a sus escritos, intervenciones públicas y no tan públicas.

Quiero finalizar visibilizando su último comentario publicado en forma de artículo en este medio, mismo que nos plantea una tesis que compartimos en el último encuentro que tuve con él haciendo nuestros “súper” de la quincena, a propósito de la crisis acelerada -no creada- por el COVID-19, esta es: “No podemos decir que la pandemia liquidará el capitalismo (…). Las clases dominantes seguirán escribiendo su historia. El capitalismo aprovechará esta crisis para reforzar sus puntos débiles y continuará haciendo estragos de la naturaleza, así como de las mujeres y hombres que somete a su explotación”.

Sin duda, ese pensamiento crítico habrá que, al menos, convertirlo en cátedra en todo rincón formativo que pretenda ataviarse con pensamiento crítico.

Sociólogo y docente de la UP.
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