• 21/12/2020 00:00

Nueva cuarentena: ¿serán suficientes las medidas anunciadas?

Luego de nueve meses de epidemia de COVID-19, que nos han causado cerca de 220 000 enfermos, más de 3550 fallecidos, y amenaza desde hace una semana con provocar más de 4000 casos diarios y 40 defunciones también diarias; los panameños iniciamos hoy nueva cuarentena, como medida heroica para contener el avance de la epidemia, proteger la salud, y darle un respiro a nuestra agotada red de servicios de salud, a la vez que se busca evitar un mayor deterioro de la maltrecha economía.

Luego de nueve meses de epidemia de COVID-19, que nos han causado cerca de 220 000 enfermos, más de 3550 fallecidos, y amenaza desde hace una semana con provocar más de 4000 casos diarios y 40 defunciones también diarias; los panameños iniciamos hoy nueva cuarentena, como medida heroica para contener el avance de la epidemia, proteger la salud, y darle un respiro a nuestra agotada red de servicios de salud, a la vez que se busca evitar un mayor deterioro de la maltrecha economía. Pero ¿son suficientes las medidas anunciadas? La respuesta, como todo en la vida, depende de a quién le hagamos la pregunta.

De acuerdo con las autoridades de Salud, las medidas propuestas buscan proteger la salud de la población, se basan en evidencias y en el balance de aspectos económicos, sociales y de salud. Los gremios médicos manifiestan por su parte que, las acciones gubernamentales no vislumbran una real disminución de casos o muertes; y evidentemente deben ser más enérgicas, fundamentadas científicamente en la biología de la transmisión del virus. La empresa privada no se ha manifestado, por lo que sospecho que se sienten cómodos con las medidas. Y muchos ciudadanos indiferentes ante la gravedad de la situación, están aprovechando todos los días que pueden para irse de compras, de paseo, pues todavía se puede ir a la playa, o visitar a sus familiares y amigos.

Lo cierto es que los indicadores del desarrollo de la epidemia en Panamá son altamente preocupantes, veamos algunos: por nueve semanas consecutivas evidenciamos un aumento exponencial de los casos semanales por millón de habitantes, pasando de 1968.5 casos por millón de habitantes la semana del 15 al 21 de noviembre, a 4523.5 en la semana que terminó el sábado 19 de diciembre. Asimismo, las defunciones reportadas semanalmente por millón de habitantes también mostraron en el mismo período un claro aumento, pasando de 18.8 a 46.6. Es decir que, en solo un mes hemos duplicado la cantidad de enfermos y fallecidos que reportamos semanalmente, lo que evidencia que no hemos hecho lo suficiente por controlar la epidemia.

Por otro lado, las estimaciones más tímidas señalan que el 20 % de la población puede ya estar positiva por el virus. Eso significa que cerca de un millón de panameños que son portadores del mortal virus, no lo saben y transmiten la enfermedad en su trabajo, medios de transporte, vivienda. Como si fuera poco, nuestro sistema de salud está al borde del colapso, o ya colapsó, dependiendo de quién lo anuncie. Pero no podemos negar que necesitamos más camas, más equipos, más medicamentos, y, sobre todo, más recursos humanos para atender a los enfermos, pues los que tenemos son insuficientes.

Frente a este difícil escenario, la conclusión, desde la óptica exclusiva de salud pública, no puede ser otra que: “las medidas anunciadas no son suficientes para controlar la epidemia y es necesaria una cuarentena total”. Sin embargo, dados los niveles de pobreza e informalidad que padecemos, surgen por lo menos dos preguntas que hay que atender de manera simultánea: ¿cuáles medidas son las necesarias para garantizar la subsistencia y bienestar de las personas durante el tiempo que sea necesario para superar la epidemia? y, ¿tienen la capacidad el Estado y las empresas para salvaguardar la estructura ocupacional y evitar la quiebra masiva, de modo que, una vez se controle la epidemia, el proceso de recuperación económica sea veloz?

En todo caso, aceptando que cualquier propuesta adicional, tendrá un elevado costo social y económico, opino que, más temprano que tarde, nos veremos obligados a introducir un confinamiento todos los días, por lo menos por los catorce días que dura el período de incubación de esta enfermedad. Y no esperemos que los casos y defunciones comiencen a disminuir la próxima semana, pues los reportes de casos diarios corresponden a personas que adquirieron la enfermedad hace 10-14 días. Este nuevo escenario obligará, al Gobierno y a las empresas, a mantener y fortalecer el apoyo financiero, por el tiempo que sea necesario, a las personas y negocios que lo necesiten para mantener su bienestar durante este período y retomar sus actividades cuando sea oportuno. Por su parte, la ciudadanía, contando con el apoyo económico del Estado, debe aceptar y apoyar la iniciativa que decida el Gobierno implementar para controlar la epidemia. Si cada uno se mantiene confinado y cumple con su parte, veríamos los resultados a partir de la segunda semana de enero.

Y, mientras dure la cuarentena, debemos aprovechar la oportunidad para fortalecer la trazabilidad que es hoy la columna vertebral de nuestra respuesta; desarrollar un nuevo y fortalecido modelo comunicacional que incluya profesionales de las ciencias sociales y, sobre todo, a las personas y organizaciones de las comunidades. Y, fortalecer la capacidad de resolución de nuestros hospitales en términos de camas, equipos, medicamentos y la contratación, donde sea posible, de los recursos humanos que hagan falta.

Finalmente, no se puede descartar que, en enero, haya que prolongar la cuarentena por días o semanas adicionales. Esa decisión dependerá del comportamiento de la epidemia.

Médico, exrepresentante de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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