• 14/03/2021 00:00

La comida es lo más importante

“[…] es urgente que todos participemos de este esfuerzo para convertir a los comedores escolares en parte esencial de un proyecto nacional de educación y de salud”

Al inicio del año nos propusimos escribir para promover el Movimiento de Alimentación Saludable y por diez semanas seguidas publicamos en esta columna sobre ese tema. Para nosotros el Movimiento es tanto la continuación de cuatro décadas de trabajo como también el comienzo de un proyecto que influirá en mucha gente y durará el resto de la vida. Hay bastante por hacer y en la medida que más personas se unan al Movimiento, más posibilidades existen de impulsar una buena alimentación para beneficio de toda la población.

La verdad es que, si no lo hubiéramos planteado de esa manera, de escribir diez artículos seguidos, nunca hubiéramos terminado ni obtenido el mismo efecto. Sabemos que en el mundo han ocurrido muchas cosas durante estas primeras semanas, iniciando aquí en Panamá con un discurso flojo del presidente Cortizo en la Asamblea, seguido del cierre parcial de la economía, fines de semana de cuarentena total y retrasos en la llegada de las vacunas. A pocos días después, remueven a Judy Meana de la Gobernación, se destapa el escándalo de los albergues infantiles, renuncia sospechosamente el procurador Ulloa y secuestran una aeronave en La Aurora. Luego llega la ola de comunicados, primero de las calificadoras que anuncian la rebaja del grado de inversión y luego de los clubes cívicos que señalan la vacunación indebida de unos de sus juegavivo. Y, ya más recientemente, la tapa del coco, cuando pretenden bajar el puntaje para certificar a los nuevos médicos. Es decir, bastantes temas que reflejan el Estado fallido en que vivimos y del cual nos hubiera gustado escribir para destacarlos en nuestra columna y sumarnos al debate con nuestras opiniones.

Tampoco hicimos caso a la comidilla de los temas internacionales, aunque ganas no faltaron de escribir sobre la intifada al Capitolio y la toma de posesión de Kamala. En algún otro momento escribiré sobre el viaje del papa la semana pasada a Iraq, pero esos temas por ahora tendrán que esperar y hacer fila.

El mundo no se detiene ni por un segundo. Pero, como lo hemos señalado en ocasiones anteriores, ningún tema es más importante que las cuestiones relacionadas con la comida que comemos y producimos. Y mientras los Gobiernos en el mundo no adopten políticas de Estado con respecto a este asunto, no dejaremos de escribir sobre la seguridad nutricional y la seguridad alimentaria. Esto es algo infalible, irrefutable y que permanecerá siempre vigente entre nosotros, y es que los seres humanos necesitan alimentos saludables para mantener sus cuerpos y mentes trabajando de manera adecuada y balanceada.

Lamentablemente, en los últimos tiempos algo malo sucede con los productos alimenticios que se producen y fabrican, al punto que ya preocupa sobre los daños que causan. Los niños ya no crecen vertical, sino horizontalmente. Y los jóvenes ya no se enferman de algo esporádico, sino que padecen múltiples síntomas de varias enfermedades no transmisibles, típicas de la vejez. Por eso, nos corresponde como ciudadanos, y ahora como Movimiento, adoptar un compromiso para coordinar y gestionar un esfuerzo nacional, con el objetivo de que los niños y jóvenes comiencen a consumir alimentos saludables. Y qué mejor lugar que iniciar en los comedores escolares.

Los comedores escolares pudieran desempeñar una función educativa y nutricional trascendental, además de contribuir a la adquisición de hábitos alimentarios y ser marco de socialización y convivencia. Existe evidencia de que las leyes que existen para obligar la preparación de menús saludables en los comedores escolares son efectivas para fomentar hábitos alimentarios saludables entre los estudiantes. Pero la información que tenemos en estos momentos es que los menús y la oferta de productos en las escuelas ni siquiera cumplen con lo básico de las guías alimentarias del Ministerio de Salud. Los aportes insuficientes de vegetales y frutas, además de la ausencia notoria de pescados, granos y semillas, junto con el empleo excesivo de grasas saturadas y bebidas azucaradas, deja mucho que desear.

En conclusión, es urgente que todos participemos de este esfuerzo para convertir a los comedores escolares en parte esencial de un proyecto nacional de educación y de salud. Y cueste lo que cueste, nuestra primera responsabilidad como seres humanos debe ser siempre procurar una buena alimentación para nuestra población. Cualquier otro tema es secundario.

Empresario, consultor en nutrición y asesor de salud pública.
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