• 18/05/2021 00:00

Nuevo escándalo en la Lotería Nacional

“El presidente Nito Cortizo ha dicho que le indiquen dónde se cometen actos de corrupción. Aquí hay uno y que cada día se hace más público”

La Lotería Nacional de Beneficencia (LNB) fue estatizada en el primer mandato de Belisario Porras (1912-1916), mediante la Ley 25 de 1914. Antes estaba en manos de José Gabriel Duque. Como consecuencia de hacerla pública, se le concedió a su familia desde entonces el derecho de impresión de los billetes.

Desde mucho tiempo atrás, la LNB ha sido sujeta a escándalos que nunca han concluido en correctivos permanente ni en la condena de ningún culpable. Lo de “beneficencia” se ha quedado rezagado ante la codicia de los políticos que han administrado políticamente la supuestamente noble institución de caridad. Es penoso que una entidad así sea parte del botín a repartir entre los gobernantes.

Lo que se oye insistentemente hoy, que dirigentes del Molirena tienen actualmente el control de la Lotería, no es nuevo. Al final de cada sorteo unos delincuentes de adentro buscan los números premiados que no fueron comprados y se cambian para cobrarlos.

Uno de los mayores escándalos sucedió en el Gobierno de Ricardo Martinelli (2009-2014), cuando se le cedió la entidad al Molirena, siendo su director Sergio González Ruiz, quien al final de su mandato se fue a vivir a México, quizás para que no se profundizaran las investigaciones sobre su gestión. Se ha comentado que con Varela, González Ruiz y diputados de su partido seguían supuestamente en control de las libretas de billetes, que repartían entre sus allegados y en la Asamblea. Igual como reparten becas y cupos de taxi entre diputados. Esa es la razón por la que hay tantos taxis circulando, motivo de las protestas que perjudican el libre tránsito en el país. El que el billetero no venda directamente el billete, sino que sea intermediario con el dueño de las libretas, motiva que se casen los billetes y prácticas como el “one- two”, ya que debe compartir la comisión con algún bellaco.

Pero ese no es el único escándalo que se da en la LNB, y que seguramente continúa. El 14 de octubre de 1965, hace 56 años, 25 jóvenes democratacristianos, yo estaba allí, protestamos por asuntos políticos en el Ministerio de Salud. Nos echaron 20 días inconmutables, lo cual era ilegal. Ese mismo día capturaron en una redada a Presbítero Jenkins Góndola, llamado “Rey de la bolita”, como se conocía a la lotería ilegal. A Jenkins lo liberaron inmediatamente, porque el ilícito contaba con el apoyo de funcionarios y de la entonces Policía Nacional.

Ahora no se llama “bolita”, sino “Casas Grandes”, quizás por su sofisticación y por el tamaño de la competencia que le hacen a LNB, ya que opera con los números que salen cada domingo, miércoles o gordito. No solo juegan los sorteos de aquí, sino también los semanales de la vecina Costa Rica. Es un negocio de muchos millones, donde todo es ganancia, porque no paga un centavo de impuesto. Por eso hay mucho para repartir.

Durante el Gobierno de Mireya Moscoso (1999-2004), en una visita a David, me enteré por primera vez de la existencia de las “Casas Grandes”. Empecé a investigar y escribí sobre el tema, percatándome del gran negocio que representaba, dirigido por políticos importantes y con el conocimiento de los dirigentes de la LNB, que no hacían nada para evitar la ilegal competencia. Recuerdo que el abogado Alejandro Pérez, entonces panameñista, era viceministro de Gobierno y Justicia y miembro de la Junta Directiva de la LNB. Me permitió conocer algo de esa institución. Traté de interesar, sin éxito, a alguno a los regentes de la entidad, pero no había voluntad política alguna, como tampoco la ha habido nunca, para contener ese ilegal negocio que debe seguir en pleno auge. Ni la Policía Nacional hacía nada, aun cuando frente a sus narices se vendían sus números en mercados públicos. Hasta los policías compraban esa “lotería”. Descubrí que en Chiriquí eran conocidas las oficinas de las “Casas Grandes”, dotadas de modernos sistemas tecnológicos para controlar la gran cantidad de vendedores que tienen en todo el país. Las autoridades se hacían los de la vista gorda.

El presidente Nito Cortizo ha dicho que le indiquen dónde se cometen actos de corrupción. Aquí hay uno y que cada día se hace más público. A la LNB la han convertido en un negocio para quienes la dirigen, cobrando los números premiados que no fueron vendidos y permitiendo la competencia ilegal y descarada de los dueños de la lotería ilegal.

A ver, presidente Nito, espero que pare esta trampa que solo puede ser interrumpida por la Contraloría General de la República y por su decisión política de poner en su lugar a los bandidos, aunque sean sus aliados. Es un avance que, el pasado lunes, el Ministerio Público haya anunciado que, tras este escándalo, ha iniciado una investigación por posible peculado.

Analista político.
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