• 29/06/2021 00:00

Un país sin ley está destinado a la anarquía

“[…] la clase política y […] los sectores económicos, que ignoran lo que el país vive, se lamentarán con lo que pueda ocurrir. […]. ¿Y el presidente Cortizo? “Bien, gracias, ¿y tú?”, nos contestará”

Vivimos como en el Viejo Oeste o como en la selva de Tarzán. Sin más ley que la fuerza, el puño del poder, la corrupción y la impunidad. Estamos camino a la anarquía, en el reino del “sálvese quien pueda”. Como me decía un amigo, quizás por la existencia del Canal, no iremos por el camino de Hugo Chávez en Venezuela, sino de una toma del poder por el narcotráfico, con el apoyo y connivencia de una clase política, y empresarial también, que les servirán de marionetas. En fin, a todos los une el descomedido afán de enriquecerse. Juan Carlos Varela llegó a decir, cobardemente sin mencionar nombre alguno, que en la Asamblea Nacional había siete diputados involucrados en el narcotráfico. ¿Cuál de los dos males es más peligroso?, no sabría decir, pero en el medio el que corre peligro es el futuro de Panamá.

Ilustro mi tesis en varios ejemplos:

1-. La Taquilla. Según me explican conocedores del tema, eran los que pagaban a una red mafiosa que operaba durante el Gobierno de Varela, con el apoyo del Ministerio Público, para cambiar medidas de prisión preventiva por casa por cárcel a exfuncionarios detenidos vinculados con Ricardo Martinelli. Pagaban sumas exorbitantes de dinero por ese “servicio” ilegal. El negocio lo dirigía un prominente político muy entroncado y lo ejecutaba un exfiscal. Basta recordar cómo lograron su rápida casa por cárcel algunos de los presos de alto perfil durante la administración Martinelli. Todo indica que el único tonto que no pagó, o se negó a hacerlo, fue Rafael Guardia Jaén, exdirector del PAN, quien ha pagado varios años preso. Nada se ha investigado sobre ese multimillonario negociado hecho durante la gestión de Kenia Porcell y la procuraduría paralela que manejó el abogado Rogelio Saltarín (Q. E. P. D.). Vivimos en un país sin ley, donde todo se queda en rumor cuando se trata de poderosos.

2-. Martín Torrijos, Samuel Lewis y su ministro de Obras Públicas se salvaron de ser llamados a juicio en el caso Odebrecht como por arte de magia. En varios reportajes de los expedientes de la constructora brasilera se señala con pelos y señales las coimas dadas en la construcción de la Cinta Costera Uno, en su momento conocida popularmente como Cinta Coimera, y en la terminación de la autopista a Colón. En ambas obras, construidas por Torrijos, se pagaron coimas. Eso lo confirmaron, con detalle, quienes intervinieron en las operaciones de recibir dinero ilícito. Sin embargo, mágicamente los nombres de Torrijos y Lewis no aparecen. Vivimos en un país donde la ley solo se aplica a los pendejos.

3-. El poderoso ministro de Salud, Luis Francisco Sucre, hace lo que le da la gana y se limpia con lo que dicen la Constitución Nacional y las leyes. Y todo indica que lo seguirá haciendo. Desde que llegaron los médicos cubanos a Panamá, el 24 de diciembre del 2020, de acuerdo con el derecho que me concede la Ley 6 del 2002, le solicité cuatro días después, el 28 de diciembre, que me contestara un cuestionario sobre lo que devengaban esos “médicos”, cuánto les tocaba a ellos y cuánto al Gobierno cubano, dónde iban a ser ubicados y cuál era su especialidad. ¿Qué esconderán? Ante su silencio, interpuse el 5 de mayo pasado Acción de Habeas Data en su contra, que se encuentra en la Corte Suprema de Justicia, bajo la ponencia de su presidente, Luis Ramón Fábrega. Cuando se renovó el contrato con esos “médicos”, volví, el 4 de mayo, a solicitar información. Silencio por respuesta, por lo que el 23 de junio volví a presentar ante la Corte Suprema otra Acción de Habeas Data en su contra. Ni el director de la Caja de Seguro Social sabe dónde están esos “médicos” y qué hacen. Sucre pareciera estar por encima de la Ley, en un país donde la norma legal va careciendo de valor para quienes tienen la obligación de hacerla cumplir.

Sería interminable la lista de casos que ilustran la burla de las normas legales por quienes están llamados a hacerlas cumplir. Uno de los casos más reciente es el del procurador interino que atendió a escondidas a un exmagistrado, abogado de alguien investigado por un grave delito, estando presente el indiciado.

¿Hacia dónde vamos?, es difícil de predecir, porque la paciencia ciudadana, ante tanto abuso y tantos desmanes, podrá colmarse en cualquier momento, creando escenarios que nunca nos hubiésemos imaginado. La indolencia de la clase política y la avaricia sin límites de los sectores económicos, que ignoran lo que el país vive, se lamentarán con lo que pueda ocurrir. Veámonos en el espejo de Colombia, Chile y Perú.

¿Y el presidente Cortizo? “Bien, gracias, ¿y tú?”, nos contestará.

Analista político.
Lo Nuevo
comments powered by Disqus