• 20/11/2021 00:00

¡Kaos sin 'kontrol'! ¿Festín sin fin?

“La actitud pasiva de autoridades competentes, al ignorar presuntos delitos o faltas administrativas sancionables, es situación que debe generar mucha preocupación [...]”

El título del encabezado trata sobre la comedia y parodia de espionaje, rodada y lanzada en serie televisiva durante los años 60. El guión fílmico es una trama que envuelve a la CIA y su archirrival, la KGB. En sentido figurado, el caos y la generalizada anarquía que literalmente vive nuestro país, no lo resuelve ni controla la simulada agencia de espías, con los emblemáticos Get Smart, el superagente 86 y su carnal, compañera la 99.

Lamentable decirlo. Hasta cierto punto tenemos una sociedad indiferente e insensible que no presta atención a la magnitud de temas y asuntos que afectan el desarrollo y tranquilidad que debemos gozar en los vericuetos de la vida cotidiana. Claro ejemplo de ello fueron las pasadas escenas que brindaron el expresidente Ricardo Martinelli y su ex aliado político José Luis Varela. El citado hecho solo ha servido para alimentar egos, generar morbo y alentar la violencia. El inapropiado lenguaje utilizado por una dama profesional del Derecho fue algo sin parangón. Reprochable e inaceptable por el lugar del escenario. Algo totalmente bochornoso e irrespetuoso.

La actitud pasiva de autoridades competentes, al ignorar presuntos delitos o faltas administrativas sancionables, es situación que debe generar mucha preocupación en materia de administración de Justicia. Ante carencia del Orden y la Ley, el libertinaje y desenfreno se desbocan, con el agravante de crear resultados impredecibles. En tal sentido, también puede propiciar el autoritarismo y abuso del poder, situación que debe ser prevista por nuestros gobernantes. Tal recurrencia requiere acciones firmes e inmediatas. No se debe ni puede permitir que actos delictivos y manipulaciones mafiosas, secuestren o vulneren la calma y límites de tolerancia de nuestra población.

Por otro lado, en similar parecido, está el recurrente libertinaje adoptado por micros, medianos o grandes comerciantes y empresarios, en relación al aumento de precios en todo tipo de productos y mercancías. Contrario al real problema generado por la pandemia, reflejado drásticamente en la disminución de empleos y falta de ingresos por parte de la colectividad, pareciese que en la mente de los inversionistas existiera una era de abundancia y bonanza en el país. Por supuesto, entendemos los efectos de la inflación y las consecuencias que la misma ocasiona al costo de la carga o mercaderías nacionales o importadas, por razón de transporte marítimo o aéreo.

Sin embargo, hay que ser consciente y consecuente del problema, adquiriendo el sentido humanitario y solidario del buen cristiano y ser pensante. Sin llegar a extremos sensacionalistas o dramáticos, debemos analizar y discernir sobre la realidad que vivimos, visualizando, con luces largas y cortas, el panorama de un pueblo azotado por carencias de diversas índoles. El más peligroso es el hambre. “La necesidad tiene cara de perro”, dice un refrán. A falta de recursos para alimentación, emerge e impera el instinto animal de lucha por subsistencia. Temo a lo negativo de la incógnita.

Es tal la dimensión del problema, que los famosos “bien cuida'o”, en diferentes sitios de estacionamiento en la ciudad, se atribuyen la posesión de dichos territorios, imponiendo tarifas a su libre albedrío. Conductor de vehículo que, por una razón u otra, omita ofrecer pago a estos caballeros, no solo es amenazado con agresión física, sino que es víctima de daño material a su propiedad. No hay quien le ponga cascabel al gato, porque existe marcada acefalía de presencia policial. El comentario no ataca alegremente la institución que debe brindar acciones concretas de seguridad ciudadana. Se comprobó, visualizado en reportaje noticioso de televisora local en cuyas imágenes fue notoria la ausencia de agentes de Proteger y Servir (Policía Nacional) desde la plaza 5 de mayo hasta el parque de Santa Ana.

Veamos las cosas como son y no como quisiéramos que fueran. Peligro en ciernes es tomarse la justicia por propias manos. Los panameños tenemos defectos, pero muchas virtudes. Imprimamos acciones que permitan la sostenibilidad de un país en paz y armonía.

Político partidista.
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