• 05/06/2022 00:00

Hagamos las paces con la naturaleza

La humanidad está celebrando hoy el Día Mundial del Medio Ambiente 2022 haciendo un llamado urgente a reconocer la necesidad de vivir de forma sostenible, en armonía con la naturaleza, a través de cambios sustanciales impulsados por políticas y elecciones cotidianas que nos guíen hacia estilos de vida más limpios y ecológicos.

La humanidad está celebrando hoy el Día Mundial del Medio Ambiente 2022 haciendo un llamado urgente a reconocer la necesidad de vivir de forma sostenible, en armonía con la naturaleza, a través de cambios sustanciales impulsados por políticas y elecciones cotidianas que nos guíen hacia estilos de vida más limpios y ecológicos.

En ese sentido, los panameños estamos obligados a hacer las paces con la naturaleza. “Nuestros gobiernos deben impedir la destrucción sistemática de bosques y manglares, la contaminación de nuestros océanos y ríos, devastación de nuestra fauna y flora, y la extensión sin reparo de la frontera agropecuaria. No podemos aceptar el argumento de que las carreteras, rellenos, siembras, minas, etc., son necesarias para la reactivación económica del país; haciendo caso omiso de la información científica que demuestra los daños socioambientales irreversibles, el bajo retorno económico para el Estado y el nulo desarrollo humano y social a largo plazo, que muchas de estas obras representan”.

Dicho lo anterior, le dedico el resto de esta importante glosa a compartir declaraciones a favor de la urgencia de mejorar nuestra relación con la naturaleza, comprender su valor y poner ese valor en el centro de la toma de decisiones.

Para comenzar, el secretario general de las Naciones Unidas, en sus palabras introductorias al informe “Hacer las paces con la naturaleza” _ realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)  y publicado este año _ subraya que, “la humanidad ha declarado la guerra a la naturaleza, algo tan insensato como suicida. Las consecuencias de nuestra temeridad ya están provocando sufrimiento humano, importantes pérdidas económicas y un aceleramiento de la erosión de la vida terrestre”.

Agrega António Guterres que, “poner fin a esta guerra no supone una renuncia a los logros en materia de desarrollo que tanto ha costado conseguir ni a las aspiraciones legítimas de las naciones y personas más pobres a disfrutar de un mejor nivel de vida. Al contrario, hacer las paces con la naturaleza, garantizar su salud y aprovechar los beneficios —tan esenciales como infravalorados— que aporta resulta fundamental para lograr un futuro próspero y sostenible para todos”.

En este contexto, parafraseando al secretario general, nuestra máxima prioridad no es otra que salvaguardar las preciadas vidas de los panameños y sus medios de subsistencia. Los panameños _ como señala el informe arriba citado _ “tenemos la capacidad de transformar nuestro impacto en el país. Podemos y debemos desarrollar una economía sostenible impulsada por soluciones basadas en la naturaleza y la energía renovable generará nuevos puestos de trabajo, infraestructuras más limpias y una mayor resiliencia en el futuro. Un país inclusivo en el que se conviva en paz con la naturaleza nos permitirá gozar de mejor salud, ejercer plenamente nuestros derechos humanos y, por tanto, llevar una vida digna en un país saludable”.

Hacer las paces con la naturaleza es la tarea más importante que acometeremos en los próximos decenios. Debemos aprovechar la oportunidad que nos presenta la crisis de la COVID-19 a fin de acelerar el cambio.

En ese sentido, el Plan Estratégico de Gobierno 2019-2022 reconoce de entrada que la deforestación, la contaminación y sobreexplotación de ríos y mares, la pérdida de ecosistemas tales como humedales, bosques tropicales, y arrecifes de coral disminuyen nuestra biodiversidad y desmejora la calidad de vida de la población, y propone una serie de estrategias para proteger la biodiversidad y la herencia natural de Panamá, como prioridad en la agenda ambiental del país, a fin de contribuir a encaminar al país hacia un desarrollo sostenible, que preserve nuestra riqueza natural para las presentes y futuras generaciones.

Por su parte, la ciudadanía participante en el Pacto del Bicentenario para cerrar brechas también identifica como importante factor de riesgo ambiental: la explotación extensiva e intensiva de amplias zonas boscosas para la minería, que pone en riesgo crítico las cuencas hidrográficas; la aplicación eficiente de medidas de protección legal que ayuden a mejorar el bienestar de los animales, tanto domésticos como de fuentes de explotación comercial y de vida silvestre. A tal efecto, los ciudadanos proponen: aumentar los niveles de conciencia y compromiso de la ciudadanía, la coordinación de las instituciones responsables, la adecuación de los marcos legales y mayores recursos para el cuidado del patrimonio forestal del país.

Dicho todo lo anterior, es claro que abunda la evidencia científica, un compromiso gubernamental, y un importante acuerdo ciudadano para hacer las paces con la naturaleza. Es la hora de hacer un alto en la deforestación, la contaminación y sobreexplotación de ríos y mares, y avanzar todos juntos en un verdadero diálogo que tenga como principio orientador reconocer el valor de la naturaleza, como señala la ONU, reflejar dicha valía en las políticas, planes y sistemas económicos; canalizando las inversiones hacia actividades que permitan restaurar la naturaleza y sean objeto de recompensa por ello. A fin de cuentas, solo tenemos este planeta y debemos cuidarlo o desapareceremos todos.

Médico y ex representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
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