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- 09/07/2022 00:00
Decodificando valores: educación superior
La educación superior se define como toda trayectoria educativa postsecundaria. O sea, después de 12 años de escuela obligatoria y general, el individuo puede optar por continuar estudiando de forma particular, o en la universidad o en una escuela técnica, u optar por simplemente comenzar a trabajar y aprender una profesión por medio de la práctica. Pero en un mundo cada vez más especializado pareciera aumenta la necesidad de más años de educación para poder aspirar a un mejor puesto y maximizar nuestro potencial. ¿Será así o exactamente lo opuesto? En un mundo laboral cada vez más especializado, es posible la educación "universal" sea menos relevante. La educación superior de hoy conlleva varias problemáticas: su sobre valor social, su costo, su necesidad y relevancia.
En las última décadas, el valor del título universitario ha aumentado. En su libro "la tiranía del mérito", el profesor Michael Sandel describe como la sobrevaluación social de los títulos universitarios, especialmente de aquellas universidades elite, ha desarrollado un sistema de "coimas" para conseguirlos hasta el punto de la criminalidad. Además, ha dividido la sociedad laboral entre los "titulados" y los "brutos, inferiores", una percepción muy alejada de la realidad. Esta sobrevaluación es más sentida cuando puestos de trabajo, que además de determinar cómo obligatorio el título universitario, diferencian entre instituciones "comunes" entre aquellas más famosas. No podemos negar existen diferencias. Un mayor prestigio permite un mayor presupuesto con el cual emplea a mejores profesores. Pero ¿Qué tanto depende la preparación del individuo de la institución donde estudia y que tanto depende de sí mismo? Muchas de las personas más ricas del mundo no terminaron la universidad, entre ellos Gates y Zuckerberg.
El otro problema es el costo. Un título en una universidad elite americana, sin beca, está costando alrededor de los $50,000 anuales, o sea el titulo completo le costaría unos $200,000, un costo totalmente exagerado. Para "facilitar" a pobres y buenos estudiantes atender estas instituciones el gobierno de Estados Unidos permite los infames "préstamos estudiantiles" los cuales pueden tomar al estudiante muchos años en pagar, como una hipoteca. En muchos casos estos préstamos definen la vida del graduado pues lo presionan a ganar más, a sobre trabajar y le impiden comenzar una vida adulta de forma tranquila y desaprisionada. Es verdad nadie los está obligando a tomar este préstamo y podríamos pensar quien no puede costeárselo, que no asista a estas instituciones. Pero es difícil negar esta tentación viviendo en una sociedad que, como describe Sandel, sobre valora estos títulos y facilita su adquisición por medio de crueles préstamos.
El tercer problema es su relevancia ante un mercado laboral más dinámico. En el pasado profesiones se actualizaban a un ritmo mucho más lento y era posible que lo que estudias de joven sea relevante de viejo. Pero hoy los conocimientos cambian en cuestión de poco años y hasta meses. Entonces es más lógico establecer un modelo de trabajo y estudios integrados en vez de "años de estudios intensos" seguido por "años de intenso trabajo"?
Yo tuve la dicha, (o la desdicha) de estudiar en la universidad en la época pre-internet cuando la adquisición de conocimiento dependía mucho de la calidad del profesor y de la disponibilidad de textos en la biblioteca. Actualmente esta dependencia es mucho menor considerando es posible encontrar casi todo "conocimiento" en la amplia "librería" del internet, invirtiendo mi problema: sobre abundancia de información. Y la pregunta es ¿cómo podemos filtrarla y entenderla de forma eficiente y barata?
Hoy la educación superior pueda conseguirse sin siquiera pisar un aula. La compañía "Masterschool", establecida en más de 20 países, dan clases 100% on-line sobre profesiones "Hi-Tech" bajo el modelo comercial que solo se paga después que ganes un salario, tomando solo su 10%. Este modelo permite al estudiante una comodidad en sus estudios además de menos presión por pagarlo permitiéndolo concentrarse en sus estudios.
Y el cuarto problema es la necesidad. Toda sociedad necesita de una variedad de empleos para funcionar de forma óptima. Desde el ingeniero mecánico hasta el mecánico de autos, desde el sanitario hasta el médico, los necesitamos a todos y toda profesión es digna. Pero no todas las profesiones exigen una educación superior considerando es posible aprender durante el trabajo. El problema social es que profesiones "menos educadas" son captadas como inferiores cuando en realidad no lo son. Así como se definen cierta artes como "bellas" implicando las demás son "feas", esta percepción distorsiona no solo su autoestima, sino su valor dentro de la sociedad. La pandemia fue un ejemplo de esto. Muchas sociedades de pronto "descubrieron" la importancia del repartidor del super, del sanitario o la enfermera, cuando en realidad estos puestos son tan dignos como el administrador o el médico.
La dirección que debemos tomar es la de una educación más práctica, menos universal y costosa. Nuestra sociedad, entre gobernantes y líderes sociales, debe identificar las necesidades futuras y determinar hoy marcos de estudios que la suministren sin perder tiempo asistiendo a clases, en estudios innecesarios o costosos. En teoría, los estudios superiores deben ser valorados pues ellos permiten al individuo una especialización y preparación profesional que le permita un mejor salario y una mejor calidad de vida, así también explotando su potencial personal, pero estos no deben darse de forma arbitraria ajustándose a modelos del pasado. Los estudios deben enfocarse más en preparar al profesional y no en la adquisición de conocimiento como era antes.