• 24/03/2023 00:00

Medio siglo de la diplomacia multilateral panameña

“[...] la diplomacia panameña, en la futura participación como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, reafirmará su defensa del multilateralismo como eje vertebrador para llevar en buen término la realización pacífica de los ODS en el 2030”

La gobernanza global marcada por el retorno de la Guerra Fría y la escalada del conflicto en Ucrania amenaza la estabilidad internacional, lo que podría derivar en una confrontación nuclear de imprevisibles consecuencias. Una coyuntura para reflexionar sobre la importancia que tuvo la convocatoria del Consejo de Seguridad de la ONU en Panamá, hace 50 años, un momento estelar de la diplomacia multilateral panameña que seguirá siendo el referente histórico de soluciones pacíficas de las controversias en el Siglo XX.

La convocatoria en Panamá del Consejo de Seguridad de la ONU marcó un antes y un después en la lucha de las reivindicaciones panameñas. La confianza en el futuro de los panameños demostró que era posible sentar en la mesa de negociación a la primera potencia mundial por medios pacíficos. Ello conllevaría a negociar el desmantelamiento progresivo del enclave colonial, que había sido el eje de la estrategia de seguridad hemisférica.

En el escenario marcado por el síndrome de Vietnam, Panamá puso en marcha un nuevo estilo de negociación abierta, sustentado en una agresiva política exterior en los foros internacionales, lo que concitó un amplio respaldo de los principales líderes mundiales en el Movimiento No Alineados, creando las condiciones para posicionar las reclamaciones históricas de Panamá de un contexto bilateral a una tribuna mundial.

Después de años de tensiones y enfrentamientos por interpretaciones unilaterales estadounidense a cláusulas lesivas a la dignidad nacional, las llamadas causas de conflicto por la perpetuidad que mantenía EE. UU. en la Zona del Canal, Panamá emprende una campaña internacional para poner en evidencia la situación neocolonialista imperante en el país y la legitimidad de nuestras demandas soberanas.

La sagacidad, ingenio y audacia del canciller Juan A. Tack, y los diplomáticos Aquilino Boyd en la Presidencia del Consejo, Carlos López Guevara y Jorge Illueca, con el respaldo del Perú, otro miembro no permanente, sustentados en una Declaración Conjunta, con el respaldo latinoamericano, lograron convocar la segunda reunión del organismo fuera de su sede, esta vez en Panamá del 15 al 23 de marzo de 1973.

Es importante destacar figuras emblemáticas de la diplomacia peruana, el Dr. Javier Pérez De Cuellar y el canciller Miguel Ángel de La Flor Valle, quienes apoyaron la inclusión de la Cuestión del Canal en el tema relativo a medidas dirigidas al mantenimiento y fortalecimiento de la paz y la seguridad internacionales en América Latina, en consonancia con principios y disposiciones de la Carta, con la finalidad de exhortar a las partes a proseguir las negociaciones para concertar un Tratado que eliminara las causas de conflictos en sus relaciones generada por la existencia de la Zona del Canal.

A nivel regional se vivía el surgimiento de una fuerza incontenible en defensa de los intereses regionales, que promovieron la creación de la Unión de Países Exportadores de Banano (UPEB) y el Sistema Económico Latinoamericano (SELA). En efecto, el alcance diplomático de la estrategia panameña fue dimensionar sus reclamaciones a nivel multilateral con la convocatoria del Consejo de Seguridad, bajo la visión estratégica del general Omar Torrijos, quien no quería comprometer a la futura generación con un problema recurrente.

Durante las diez sesiones del Consejo, Omar Torrijos, Juan A. Tack y Aquilino Boyd expresaron con valentía moral la legítima reivindicación panameña, captando la solidaridad del mundo, un hecho sin precedentes, que conminó a la primera potencia a negociar el pleno ejercicio de la jurisdicción panameña en la denominada Zona del Canal, con la erradicación de la ostensible presencia militar. Panamá deseaba librarse de la indignidad de no poseer control sobre sus dos únicos puertos y de tener un país físicamente cortado en dos por una potencia extranjera.

Este singular enfoque estratégico de política exterior, inspirado en la satisfacción de los intereses nacionales, atrajo el más amplio apoyo mundial a la causa panameña, fue consignado en una resolución, que, pese a ser vetada, instaba a las partes, EE. UU. y Panamá, a encontrar una salida diplomática a las causas de conflicto, ello fue considerado un éxito diplomático sin precedentes en la historia del Derecho Internacional Público, toda vez que creó las bases para que se suscribiera una Declaración de Principios entre el ministro de Relaciones Exteriores, Juan A. Tack, y el secretario de Estado, Henry A. Kissinger, como punto de referencia de las negociaciones que llevaron a la culminación con la firma de los Tratados Torrijos-Carter, el 7 de septiembre de 1977.

La eficiente administración panameña del Canal ampliado en 23 años como patrimonio inalienable de la nación, además de la progresiva incorporación al desarrollo económico de edificaciones civiles y militares, aeropuertos, ferrocarril y puertos ha sido un desafío de cinco administraciones en una historia que no termina de escribirse. Panamá ha reafirmado en su diplomacia multilateral el compromiso con los propósitos y principios de la Carta de Naciones Unidas, consecuente con la solidaridad de una sensibilizada comunidad internacional que respaldó con firmeza la legitimidad de la causa panameña.

En tiempos en que se empodera la unipolaridad, la diplomacia panameña, en la futura participación como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, reafirmará su defensa del multilateralismo como eje vertebrador para llevar en buen término la realización pacífica de los ODS en el 2030.

Consejero político, Embajada de Panamá en España.
Lo Nuevo
comments powered by Disqus