El 9 de Enero y la farándula

El tutelaje colombiano lo reemplaza el estadounidense en el Acto Separatista de 1903. Surge una república mediatizada sometida al paraguas de Wall Street. La mentalidad de protectorado todavía está vigente en la plutocracia panameña y en sus lacayos.

La brutalidad de la política del garrote y el Destino Manifiesto se encarna en el Panamá Cede. La dialéctica nos lleva a rechazar la agresión psicológica del Coloso del Norte y se da La Épica de la Soberanía.

La rebeldía de la juventud panameña se manifiesta en el rechazo del Tratado Kellogg-Alfaro de 1926 y el nacionalismo emergente de Acción Comunal. La oposición al Convenio Filós-Hines de 1947 y al Tratado Remón-Eisenhower de 1955 nos llevan a la combativa, heroica y mártir Generación de 1958 con la siembra de banderas del 2 de mayo con la Operación Soberanía, la Marcha Patriótica del 3 de Noviembre de 1959 y a la explosión popular del 9 de Enero de 1964.

El 9 de Enero de 1964 es la auténtica génesis de la República de Panamá, la independencia anhelada durante el Siglo XIX. El Canal es nuestro sin enclave colonial ni perpetuidad ni zonians ni la odiosa discriminación racial.

La plutocracia siempre adversó la lucha generacional por reestablecer la plena jurisdicción en todo el territorio nacional. Afirmaron que la Soberanía no se come y sin los gringos nos moriríamos de hambre. Hoy, tenemos un país envidiado a nivel internacional, con una economía pujante, con un Canal que aporta más de 13 300 millones al fisco nacional. Hoy, comemos Soberanía y la plutocracia hace los grandes negociados canaleros.

El 9 de Enero lo tratan de demeritar Martinelli y Lucy Molinar en el 2013 de cara al cincuentenario de la gesta gloriosa. Victimizan a los institutores. El Movimiento de la Identidad y memoria histórica lo impide. Hoy, la plutocracia insiste en desvalorizar la Gesta del 9 de Enero con los sátrapas de la farándula y montan un espectáculo grotesco: una marcha en la cinta coimera de Odebrecht, supuestamente contra la corrupción que ellos alientan con los saqueos de la Hacienda Pública.

La cultura de lo banal, frívolo, superficial, de la farsa, lo chabacano, la chismografía y el escándalo burlesco son las marionetas de la plutocracia para ridiculizar los actos heroicos de la juventud. Así fomentan una sociedad amoral, de la extorsión publicitaria que narcotice a la ciudadanía militante y le permita seguir gobernando al país como si fuese su coto vedado.

Los programas televisivos que pagan tienden a deformar, anular y prostituir a la sociedad panameña. Imponen una cultura irracional, con los instintos más salvajes, del juegavivo y la diversión irresponsable. Enaltecen la cultura del sexo light , machista y sin amor. Todo lo satirizan, deliberadamente socavan nuestros valores para desmovilizar a la ciudadanía, alienarla sin capacidad de pensar ni de decidir sobre los problemas nacionales.

La plutocracia pretende perpetuar sus privilegios y nepotismo, al promover programas que todo lo trivializan con personajes pícaros, fantoches, mediocres. El canibalismo televisivo pretende adormecer cívica y moralmente a la sociedad y conducirnos a regímenes totalitarios. El libertinaje, la degradación del espíritu es su meta delictiva, es el aquelarre del populismo suicida, todo es un circo.

La cultura del entretenimiento conduce al hombre masa, a la metamorfosis de Kafka. La cultura de las drogas, del vacío intelectual y moral, es la cultura del bufón, de los placeres fáciles, del oropel, de la ficción.

La plutocracia arremete contra el significado del 9 de Enero con los testaferros de la farándula. La parodia del tuerto quijotesco es que los artífices de la corrupción patrocinan la farándula, todo es una caricatura cervantina. La ciudadanía militante acudirá a los actos que los institutores del 9 de Enero organizan en el Glorioso Nido de Águilas.

La cinta coimera de Odebrecht tendrá solo a los farsantes...

HISTORIADOR, DOCENTE Y ESCRITOR.