• 11/08/2012 02:00

Abogados y ‘abogados’

Etimológicamente la palabra abogado proviene de la frase latina advocatus, que significa ‘llamado junto a’, cuya figura formalmente surg...

Etimológicamente la palabra abogado proviene de la frase latina advocatus, que significa ‘llamado junto a’, cuya figura formalmente surge en Roma; donde quienes tenían conocimientos de las leyes eran llamados a acompañar a las personas que las desconocían, para que le brindaran su patrocinio al momento de comparecer ante el Pretor a solicitar la acción o fórmula que les permitiera demandar a otra persona.

Histórica y culturalmente se ha tenido a los Abogados como aquellos letrados que se dedican a defender los intereses de otros ante los Tribunales de justicia y autoridades administrativas. En consecuencia, la profesión de Abogado ha ganado, desde la antigüedad un prestigio, que se adiciona con la sublime misión de enfrentar las injusticias; se entiende pues, que el Abogado es un auxiliar en la administración de justicia y que por tanto, debe cumplir una función social.

No obstante lo anterior, cabe destacar que paulatinamente en nuestro medio y a nivel global los letrados han ido menoscabando la noble tarea que conlleva esta profesión y esto se debe en gran medida a factores que afectan la ética y la moral y en muchos aspectos también, debido a su pésima formación profesional.

El pasado 9 de agosto, el país conmemoró un aniversario más del nacimiento del jurista panameño más relevante del Siglo XIX, don Justo Arosemena, creador del Estado Federal del Istmo y precursor de la Constitución Colombiana de Río Negro; de allí que se haya escogido la fecha como el Día del Abogado.

Por muchos años hemos visto cómo se ha ido acrecentando en Panamá el número de abogados ‘titulados’, cuya cifra resulta desproporcionada, lo que tiende a causar una percepción ciudadana contraria o negativa hacia los ‘abogados’, que por regla general está dirigida a descalificar sus bondades.

Mientras en el pasado se estimaba la figura del Abogado en una dimensión distinguida, hoy en día los incumplimientos forenses, producto de la mala formación de éstos, conlleva a disminuir tal consideración por parte de la sociedad. Ello se debe fundamentalmente en mi opinión, a ese exceso de ‘abogados’, que en su mayoría carecen de una formación técnica aceptable, como resultado de la proliferación en el país de un sinnúmero de universidades que otorgan el título de Licenciado en Derecho, sin cumplir con el diseño curricular necesario y que de manera improvisada, sin una adecuada planta docente ni campus, ni biblioteca especializada, mercadean esta Licenciatura.

Creo que es obligación de los usuarios de los servicios profesionales de los Abogados consultar o conocer previamente cuál es su nivel de especialización y experiencia en el área que se le contrata, así como su comportamiento ético; que en muchas ocasiones afecta hasta a sus propios colegas y pone en peligro la existencia de una Abogacía comprometida con la justicia.

De más está decir, que en el país existen Abogados idóneos y expertos en las distintas áreas del conocimiento jurídico, tanto en el litigio como en el mundo académico y como operarios judiciales; sin embargo, es de urgente necesidad revaluar la formación y los créditos de los abogados en Panamá, especialmente al momento de otorgarles la Idoneidad Profesional por parte de la Corte Suprema de Justicia, en donde no solo basta con la exposición de un ‘título’ de ‘abogado’, sino con otros valores agregados, incluyendo el contenido curricular de los estudios realizados.

Otro asunto de importancia, es el papel deficiente que juegan los gremios profesionales en cuanto a su participación en los temas nacionales relativos a la administración de justicia y la elaboración de leyes relevantes para el país. Por lo que, también es menester promover la participación de los Abogados en el debate jurídico y en los quehaceres nacionales, así como la formación de Institutos Especializados para investigar y transmitir docencia.

El Día del Abogado debe ser un día de reflexión para quienes realmente estamos comprometidos con la profesión y la justicia. Debe ser un día para distinguir a los mejores juristas del país en las distintas disciplinas del Derecho. Debe ser un día para que lo profesional sea per se un requisito sine qua non en la gestión y diligencia de los letrados en Derecho, por encima de la envidia, mala fe, ambición, codicia y falta de valores, que sólo conlleva a la mediocridad y el engaño consigo mismo. ¡Saludos a los buenos ABOGADOS de mi país! ABOGADO LITIGANTE Y PROFESOR UNIVERSITARIO EN DERECHO.

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