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- 21/06/2022 00:00
Acoso vecinal, libertad y el derecho a vivir en paz
Dice un refrán que la mejor manera de vivir en paz con los vecinos es no tenerlos”, sin embargo, eso es imposible pues vivimos cerca de ellos.
Un vecino es una persona que vive cerca de otra persona, en una casa contigua a otra, no vive con usted en su casa, pero en otra vivienda del mismo barrio o apartamento de al lado, o en el mismo piso del edificio.
Hay muchos tipos de vecinos, tenemos el vecino “vidajena” que se dedica a mirar tras las cortinas, a averiguar sobre la vida de los demás vecinos del barrio, es una especie de vecino vigilante, pero sus móviles son distintos, fisgonea para enterarse de la vida de los demás. Están los vecinos “fiesteros” que alteran la tranquilidad y la paz, y no dejan dormir en la noche, o los que tienen mascotas, o el tipo constructor, o también el “ruidoso” porque grita, o el que practica un instrumento a horas inadecuadas, y están los “vecinos madrugadores” que despiertan a sus vecinos cortando el césped muy temprano, sin embargo, no hay nada más terrible que el “vecino acosador”.
Este último, se dedica a hostigar a sus vecinos (acoso vecinal o blocking), en la barriada, en el apartamento o del condominio donde vive, y sus actos son insistentes, interviniendo a veces más de una persona, y su finalidad es alterar la tranquilidad y la vida habitual del vecino que luego provocan ansiedad, alteraciones físicas y de sueño, irritabilidad, impotencia, aislamiento, entre otros, hasta lograr conseguir que el vecino abandone el lugar donde vive.
El acosador vecinal es una persona con apariencia normal, muy encantador y amable, manipulador, frío y calculador, pero es una persona frustrada, un narcisista sin empatía ni remordimientos, muy impulsivo, y es un psicópata.
Los actos que realiza los hace clandestinamente, son abusivos, perturbadores y continuos y da comienzo al mismo destruyendo la reputación del vecino haciendo ver que él es inocente y que es diferente de la víctima, y sus acciones en principio son leves, como no saludar o ignorar al vecino, aunque más adelante puede dedicarse a tirar la basura en el patio o bloquear el ascensor, a la tortura electrónica, llamada continuas al portero electrónico, dañar el carro, amenazas verbales y agresiones físicas, empleando en muchas ocasiones, el ruido que es su principal arma, ya sea con música con volumen alto o dando golpes en las paredes, en el techo, etc., en resumen hay mil maneras que el vecino acosador puede hacerle la vida imposible a su vecino.
¿Y qué se puede hacer? Lo primero, es que hay que olvidarse de buscar venganza, y lo recomendable es llegar a un acuerdo amistoso, pero como en muchas ocasiones es difícil, además de que no puede lograrse la expulsión de la vivienda del mismo, ni mucho menos la víctima puede abandonar su hogar, y las agresiones son sumamente graves al final del camino termina en una denuncia ante las autoridades.
La queja en primer término se presenta a la policía, o a instituciones especiales, pero puede llegar hasta los tribunales, ya que este hecho atenta contra la libertad y se castiga como delito de acoso (stalking), por ejemplo, en España, con pena de multa de dos a tres años de prisión, aunque en nuestro país es un asunto que debe ser resuelto por la Justicia Comunitaria, siendo imprescindible que se acompañe de las pruebas correspondientes para que tenga éxito.