• 23/08/2023 00:00

Acreditación universitaria adelantada

“Irvin Del Cid Aguilar, niño chiricano con apenas 11 años, logró pasar la prueba de ingreso a la Universidad Tecnológica de Panamá en diciembre 2009”

La acreditación universitaria adelantada (AUA), en nuestro país, goza de un sabor extraño y exótico para muchas personas, incluso para profesionales de la educación y de la conducta. Se desconoce que esta es una estrategia educativa con beneficios significativos a nivel personal, familiar y para la sociedad en general. Esta modalidad permite que los estudiantes superdotados accedan a un currículum universitario de forma paulatina o permanente.

Por definición, esa experiencia será más desafiante y avanzada que la que está obteniendo el estudiante en el grado que cursa en su escuela secundaria. En legislaciones como las de Puerto Rico, Australia, Reino Unido, España, China se les conoce como créditos universitarios avanzados, reconocimiento académico de créditos, acreditación universitaria adelantada o “Clase Especial para Jóvenes Dotados o Clase Júnior”. En otras palabras, se les brinda la oportunidad de saltarse algunos años de escuela secundaria y empezar la universidad de inmediato. Desde la edad escolar temprana, observamos la disincronía intelectual y emocional continua de los superdotados por todo su ciclo vital y escolar que, a excepción de los más afortunados, no suelen encontrar un currículum adaptado a sus demandas de mayores retos intelectuales conforme a su edad mental y no a la cronológica. No es casual entonces, que en los países mencionados se fomente la captación y retención del talento por medio de esa estrategia curricular. Ellos conocen por experiencia que, para evitar el aburrimiento y cansancio de jóvenes superdotados e incluso la deserción del sistema, se les ofrece la oportunidad de estudiar paralelamente en una universidad sin haber finalizado su bachiller.

Las habilidades y conocimientos especializados (física, matemáticas y cálculo, entre otras) y el talento académico como tal, requieren de oportunidades de desarrollo para el cerebro que está maduro y disponible para manifestar producciones de alta gama intelectual, en un momento específico de la edad cronológica de su huésped. Los pianistas, violinistas, tenistas y entrenadores de elite conocen ese principio. Después de cierta edad, ya la poda neuronal ha hecho lo suyo. Por razones impregnadas de creencias, sesgos y ruidos en los juicios (Kahneman D. et al. Ruido; un fallo en el juicio humano. 2021), hemos permitido que prevalezcan las reglas administrativas y/o curriculares frente a la realidad biológica y neuropsicológica del genio, superdotado o el altamente talentoso(a).

Diversas noticias, investigaciones y documentales, con terca insistencia, nos dan a conocer el ingreso a universidades de prestigio mundial de niños y adolescentes superdotados y prodigios, sin que ello implique incredulidad o rechazo del sistema educativo local. Ahí no se espera a que se tenga la edad que dice el currículum diseñado por fecha de fábrica, se le da la bienvenida al superdotado(a) que ha demostrado sus saberes y producción tangible.

Irvin Del Cid Aguilar, niño chiricano con apenas 11 años, logró pasar la prueba de ingreso a la Universidad Tecnológica de Panamá en diciembre 2009. Obtuvo 1460 puntos de 2400 en la prueba de aptitud académica (PAA). El niño Irvin demostró con ese antecedente, que la realidad de una acreditación universitaria adelantada es posible, por lo menos en sus primeros pasos. Las universidades oficiales y particulares de nuestro país junto al Meduca tienen la palabra.

Coordinador del Programa de Aptitudes Sobresalientes y Talentos Específicos. Meduca.
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