• 15/11/2016 01:02

Reparación de un Acuerdo

‘Parte del mundo, y especialmente Latinoamérica, está pendiente de que se alcance el acuerdo más justo, con mejoramiento de desarrollo humano proyectado hasta el vecindario...'

Ante la categórica desaprobación de un Acuerdo negociado para establecer un tipo de paz entre los guerrilleros subversivos de las FARC-EP y el Gobierno de Colombia, los interesados presentaron diversas propuestas para corregir los numerosos aspectos que motivaron su rechazo por las mayorías de los colombianos que concurrieron a un plebiscito, o referéndum, para convalidar o no tal convenio.

En dicho referéndum, celebrado en octubre de 2016, multitudes de indignados y de lesionados e incapacitados física y espiritualmente por la acción de una guerrilla que ha durado más de medio siglo, rechazaron un documento que sintieron: desprecia los sufrimientos y abusos que los guerrilleros causaron; que, o exime o, premia a tales victimarios, y; que, encima, se pretendía aplicar con argumentación engañosa y manipuladora para, en un futuro —cuando los guerrilleros alcanzaren poder político con las ventajas, medios de comunicación y financiamiento ofrecidos por un Acuerdo— ser atropellados peor.

Al respecto, los votantes también sintieron un sumergido interés de los propulsores del convenio en inducir —más que convencer— a los que estuvieren en desacuerdo, o no convencidos, o no conocieren detalles escabrosos del documento, con planteamientos de engaño subliminal. Tal actitud despertó desconfianza no solo en lo que resultare de una eventual aprobación de lo presentado sino de la inducción o manipulación ejercida por los propulsores. La manipulación incluía supuestas cifras de encuestas favorables a una aprobación, y la extrema versión de que los que están en desacuerdo, con lo convenido, no desean una paz sin guerrillas. Nada más falso. Todo el mundo quiere la paz. Pero no una paz a cualquier precio, porque conduciría a una nueva guerra.

En el plebiscito, los votantes, al rechazar lo negociado para un Acuerdo con las FARC-EP —guerrilleros estos a quienes se les señala de ser secuestradores, extorsionadores y narcotraficantes— no es que estaban contra la paz sino contra lo convenido. Además, una aprobación con un umbral de votación de solo 13 % —establecido por el Gobierno— no resultaba representativa. Por lo que esa desaprobación resultó doble: por el documento en sí, y; por la falta de representatividad. Usualmente en Colombia se transa con una votación de 38 % de asistencia —como ocurrió ahora— cifra que corresponde al triple de lo pretendido por el Gobierno como cuota para convalidar un ‘sí' al Acuerdo.

Paralelamente, al revisar lo actuado, se aprecia que faltó adecuada información, análisis y debate, que despertó una desconfianza adicional por los motivos ocultos que existiesen. La insuficiencia fue tanta que un documento de 297 páginas fue sometido a aprobación, a pocos días de haberse firmado, sin mediar ningún debate entre delegaciones de colombianos. Tampoco se publicó íntegro para que votantes que no tuviesen Internet lo pudieran analizar. Al no propiciarse una ponderación, afloró otra manipulación embozada. En un nuevo texto que ha sido negociado, el Gobierno anuncia que este será sometido a los colombianos para una eventual aprobación, presumiblemente en otro plebiscito.

A pesar de que los guerrilleros en un principio quisieron alegar que el documento rechazado ya tenía vigencia —con prescindencia del referéndum porque ya había sido firmado por los representantes del Gobierno— aceptaron reiniciar negociaciones ante la contundencia de los resultados del plebiscito que no pudo ser desconocido. El Acuerdo reprobado requería substanciales y numerosas modificaciones para evitar un nuevo repudio y para que los que planeasen visitar Colombia para celebrarlo —asumiendo una aprobación— se reserven la visita para una genuina ocasión.

Parte del mundo, y especialmente Latinoamérica, está pendiente de que se alcance el acuerdo más justo, con mejoramiento de desarrollo humano proyectado hasta el vecindario, que evite una asistencia turística a la firma de algo político posteriormente rechazable, especialmente cuando las FARC informaron que han aceptado la reparación de solo el 65 % (dos tercios) de lo rechazado en materia de jurisdicción especial, quedando el resto intacto. En otros temas, tampoco han aceptado negociar el 100 % de lo rechazado, solo mucho de ello, y señalando que la actual versión de lo reparado es final y definitiva, como cerrando el paso a nuevas correcciones de algo reprobable.

INGENIERO CIVIL.

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