• 05/01/2009 01:00

Año nuevo, esperanzas.. y vejez

Una vez más, para quienes hemos sido testigos del inicio de un nuevo año y de la dilución de otro año viejo que abdica su vigencia, empu...

Una vez más, para quienes hemos sido testigos del inicio de un nuevo año y de la dilución de otro año viejo que abdica su vigencia, empujado por la impaciencia del tiempo que no hace concesiones ni perdona, quisiera entrar en una pequeña reflexión sobre lo que representa esta fecha en el nuevo calendario.

Un nuevo año es bien recibido porque con él renacen esperanzas de logros no alcanzados el año anterior que se pierde en el propio pozo del tiempo para nunca volver. Es olvidarnos de lo que no nos agradó del anterior, pero también es la experiencia recibida por la propia vida, para templar el cuerpo y el alma ante lo que no podemos evitar. La vejez.

La vejez, de acuerdo con Alberto Cortéz es la peor de las dictaduras. Este es un pensamiento profundo. A todos se nos eriza el cuerpo recordando la prepotencia y tiranías de los hombres fuertes alrededor del mundo. Hitler, Mussolini, Trujillo, Idi Amin, Selassie, Pinochet, Somoza y, por qué no, también los nuestros desde antes de la República y hasta bien entrada nuestra historia reciente. Considerar a la simple “vejez” como uno de los grandes tiranos del mundo hasta parece una exageración, pero cada nuevo año llegamos más cerca de la vejez. “Casi sin darnos cuenta nos alcanza”.

Así que el nuevo año junto con las esperanzas trae también consigo la inevitable dictadura de la vejez que, de pronto “se instala en nosotros” y sin pedir permiso comienza su labor poniendo algunas hebras de plata en el cabello, una incipiente arruga en el cuello, un párpado caído y la flacidez de alguna parte importante del cuerpo, y más tarde, en complicidad con el galeno te da un bastón para el andar junto al reumatismo, que cada día aumenta su demanda.

Pero esa es la ley natural de la vida y todos tenemos que darle cumplimiento, hasta que la vejez se convierta en la puerta que se abrirá para que entremos y tomemos el camino sin retorno. Pues “la vejez es como la ceremonia de clausura de lo que fue la juventud”. La que nos pone unos anteojos para sufrir las noticias, la que es el equipaje de toda una vida como puerta de salida por la que ya no se puede volver.

Toda la alegría que se derrocha en Año Nuevo es totalmente justificada, pues un nuevo año nos ofrece, junto con la vejez, esperanzas de renovación y resurgimiento. La vejez para algunos, como yo, trae también más fortaleza en el hogar, amor más sólido y una familia mas unida.

A todos ustedes, amables lectores de La Estrella mis mejores deseos por un gran año en prosperidad y salud, junto con todos los seres humanos que habitamos el planeta. Dicha, paz y prosperidad para todos, Y ojalá que la dictadura de la vejez tarde todavía en alcanzarles. Y a los que ya nos alcanzó, la cordura para terminar nuestros años con la experiencia recibida y no malgastarla en actitudes no propias de adultos mayores. Feliz años 2009.

-El autor es periodista.erluga@cwpanama.net

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