• 06/01/2024 00:00

Brisset, el boxeador nictálope inca-panameño

“Kid” Brisset, boxeador en la categoría “welter” (63-68 kilos), nació panameño en 1903 y se nacionalizó peruano en 1926.

“En Panamá se quiere mucho a los peruanos porque son sinceros, alegres y buenos amigos. En Perú he ganado mis mejores combates y siempre el público ha favorecido mi actuación (...) quiero ser peruano porque siento admiración por ustedes, estaré orgulloso cuando pueda defender en los torneos suramericanos la chance del Perú en las categorías de peso welter y medio” (Declaraciones del púgil Brisset para la Revista “Mundial” Nro. 306, 1926).

En las primeras décadas del siglo pasado, el box peruano registró un auge importante al destacarse en históricas jornadas deportivas protagonizadas en los juegos sudamericanos de 1924 y 1926 donde el “Kid” Brisset sobresalió por su estilo, pundonor y, sobre todo, por su particular característica de ser nictálope, es decir, veía mejor de noche que de día por lo que prefería que todas sus peleas -que esa época solían ser en coliseos al aire libre- fuesen programadas antes del encendido oficial de faroles o luz eléctrica. Quien descubrió su cualidad nictálope fue el periodista panameño Dionisio Robles corresponsal de la revista “Mundial” que cubrió casi todos sus eventos boxísticos y que calificó a Brisset como “metódico y de técnica americana”.

“Kid” Brisset, boxeador en la categoría “welter” (63-68 kilos), nació panameño en 1903 y se nacionalizó peruano en 1926. Se casó con peruana, Sara, y tuvo una hija, la pequeña María, que, de adulta, se haría contable de comercio. Antes de dedicarse al boxeo, Brisset practicó el basquetbol y el béisbol en Panamá. Su primera pelea como profesional del “Deporte del Ring” fue contra “Kid” Washington en el istmo al que derrotó en el segundo round. Su primer viaje a Lima ocurrió en 1921 con ocasión del centenario de la independencia del Perú donde se enfrentó al peruano Edilberto Pizarro en una pelea de exhibición. Durante esa estancia en la capital peruana ganó todas sus peleas noqueando a sus adversarios por lo que la prensa inca lo rebautizó como “K.O. Brisset” elogiando su agilidad felina.

De regreso a Panamá, Brisset logró coronarse campeón de peso “welter” del istmo luego de derrotar a Young Harris Wills, Jackson Shadow y a Joe Dundee. Todas estas victorias repercutieron en la afición limeña que lo declaró su ídolo principalmente cuando se conoció que enfrentaría a “Kid” Charol, boxeador cubano cuyo verdadero nombre era Esteban Gallard, en Arica. El deporte no era ajeno a la política y pactar una pelea en un territorio ocupado por Chile como consecuencia del Tratado de Ancón de 1883 y que se encontraba en una polémica situación jurídica (esperando un plebiscito que nunca acontecería), era un asunto osado. Téngase presente que otro púgil peruano, Alex Rely, se venía imponiendo como campeón indiscutible en los coliseos chilenos. Las expectativas eran, por tanto, evidentes.

Si bien el cubano Charol (llamado así por sus brillantes botines de boxeo en charol) se hizo con la victoria, Brisset estaba ya instalado en el corazón de los tacneños y de las familias peruanas en Arica que, al conocer por la prensa que el púgil panameño tenía una novia peruana, lo adoptaron como a un hijo. Conocida es la anécdota en la que la población repletó su camerino, antes de la pelea, con flores con los colores nacionales y cintas con frases sugestivas de apoyo. Una actitud de aliento hacia el luchador y, al mismo tiempo, de desafío de los habitantes peruanos frente a las diatribas que venían de la revista Zig-Zag (Ferreira & Aranda, 2019). Aludiendo a un conocido afiche de la época divulgado por la revista “Mundial” sobre la zona bajo disputa jurídica -que rezaba “Tened confianza seréis peruanos”- muchos de los arreglos florales llevaban una cinta impresa que decía “Ten confianza, serás peruano” combinando deseos propios con aquellos de nacionalización del boxeador.

Brisset formaría parte de la talentosa delegación peruana de box que dejó grata impresión en las justas deportivas sudamericanas de 1926 en Buenos Aires que estaba integrada por Trillo (Peso Gallo), Olea y Zegarra (Peso Mosca), Capitán y Pacheco (Peso Pluma), el arequipeño Aragón (Peso Ligero) e Icochea (Peso Medio-Pesado). Antes de partir a tierras bonaerenses, Brisset sostuvo dos encuentros con Eladio Herrera; en el primero ganó el cubano por puntos y, en el segundo, triunfó el ahora nictálope peruano.

En la epopeya del boxeo inca-panameño-caribeño, Brisset ocupa un lugar estelar que gozó del soporte del público y contó con las páginas de la entonces revista peruana “Mundial” -de alcance internacional- que ofreció a sus lectores reportajes frecuentes sobre su trayectoria en términos siempre elogiosos aun cuando, a veces, la victoria no le sonriese.

De regreso a Panamá, Brisset se coronó campeón de peso “welter” del Istmo luego de derrotar a Young Harris Wills, Jackson Shadow y a Joe Dundee.
El autor es Embajador
Lo Nuevo
comments powered by Disqus