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- 30/04/2021 00:00
Fui buen amigo de Omar Torrijos, no así del PRD
Conocí a Omar Torrijos cuando era teniente de la Policía Nacional e iba a visitar a su hermano Monchi, quien fue secretario de la Junta Directiva del Instituto de Fomento Económico. Compartíamos con él un amplísimo local que teníamos para atender las obligaciones a nosotros señaladas; yo era jefe de relaciones públicas, junto a mi subalterno Mario Velásquez. Cuando abandonamos el IFE, Omar fue ascendiendo de rango y poder; yo me dediqué a mis actividades comerciales, especialmente en la Cervecería Nacional.
Con el golpe militar, me manifesté muy en desacuerdo con lo que habían hecho, pero eso no afectó en nada nuestra relación personal. Torrijos siempre respetó mi manera de pensar, aunque fuera antagónico a lo que él hacía.
Cuando se firmaron los Tratados Torrijos-Carter, yo los apoyé con gran fervor patriótico. En un par de ocasiones me vi con mi antiguo amigo y escuchó con mucha atención algunos puntos de vista que le di.
El 1ero de enero de 1981, inesperada y sorpresivamente, llegó Omar Torrijos a visitarme a mi casa de playa. Vino en su helicóptero. El cual sirvió para que los muchachos de las cercanías dieran un paseo gratísimo para ellos. Omar Torrijos y yo nos sentamos en mi terraza, que tiene una vista panorámica muy amplia. Me dijo que “él estaba convencido de que los militares debían permanecer en sus cuarteles y el que quería del PRD ser presidente debería, desde ahora, buscar los votos”.
El ruido del helicóptero atrajo algunos amigos del vecindario que se acercaron a saludar al general. Nuestra conversación de asuntos importantes terminó allí. A la distancia vio cuando venía el presidente Arístides Royo, quien fue electo por la Asamblea de Representante. Me dijo antes que llegara el presidente: “Tengo meses de no verlo”. Eso confirmó para mí su sinceridad sobre el retiro de los militares a sus cuarteles. Recuerdo que llamó a mi hermano Gabriel, que estaba en la isla Contadora, y le dijo que no iba nada para allá, que se quedaría en mi casa veraniega de Chumico Redondo. Seguimos conversando de temas amenos e interesantes, pero intrascendentes. Ese fue su último año vivo. A las pocas semanas murió en un accidente, al estrellarse su avión contra el cerro Marta en Coclesito. Casi inmediatamente después de su muerte, comenzó el desfile de presidentes.
Años después, estando en mi oficina del Banco del Istmo, se me acercó mi buen amigo Ernesto Pérez Balladares y me dijo: “¿Qué te parece mi idea de inscribir de nuevo el PRD?”. Le contesté: “Me parece un disparate. Ya el PRD tuvo su tiempo”. Sin embargo, me dijo que iba a insistir en ello. Le deseé muy buena suerte y se retiró de mi despacho con una sonrisa. Tuvo éxito y logró su objetivo.
El resto es historia que todos conocen bien. Él llegó al poder y posteriormente Martín Torrijos. Hoy, es presidente Laurentino Cortizo que, originalmente antes de pasar a las filas del PRD, era miembro del Partido Solidaridad que presidí en ese momento.
El PRD ha abusado del poder que hoy tiene y es muy poco probable, por sus graves errores y el populismo intensificado, que logre que algún miembro de su partido pueda obtener el triunfo en el 2024. Carece, además, de un líder que despierte simpatía popular.
Torrijos fue muchas cosas y dijo también muchas cosas. Sin embargo, manifestó en una ocasión, que lo refleja de cuerpo entero: “Ni con la izquierda ni con la derecha, sino con Panamá”. Era, ciertamente, un hombre pragmático, ese fue su éxito.