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- 22/10/2022 00:00
Camu Camu, fruto de una experiencia amazónica inclusiva
El 12 de febrero de 1542, hace 480 años, se produjo el descubrimiento del río Amazonas. La épica jornada protagonizada por Gonzalo Pizarro y Francisco de Orellana fue relatada -en una combinación de historia y fantasía- por Fray Francisco de Carvajal, quien en su crónica relata el enfrentamiento que la hueste de Orellana tuvo contra las Amazonas un 24 de junio de 1542. De acuerdo con Carvajal “[..] vinieron hasta diez o doce, que estas vimos nosotros, que andaban delante de los indios como capitanas, y peleaban ellas tan animosamente que los indios no osaban volver la espalda […] estas mujeres son altas y tienen muy largo el cabello y entrenzado y revuelto a la cabeza y son muy membrudas […] con sus arcos y flechas en las manos, haciendo tanta guerra como diez indios juntos”. La batalla quedó indecisa, pero fue suficiente para que Orellana extremase todo tipo de precauciones en el resto del recorrido, temeroso de una nueva acometida. El testimonio de Carvajal resulta relevante por los detalles que brinda acerca de los productos y alimentos de la región, menciona un fruta ribereña, pequeña y sabrosa -el “Camu Camu”- que los nativos recogían, es decir, una fruta conocida pero no cultivada. Al estar asociada al relato de las mujeres guerreras, el dato quedó en el limbo de la veracidad o la leyenda.
En el s. XX, una de las primeras menciones a la fruta “Camu Camu”, que crece en el Amazonas peruano, la realiza el misionero Fray Bernardino Izaguirre en su obra “Misiones Franciscanas en el Oriente del Perú” cuando describe la alimentación de los lugareños, tanto colonos como pobladores amazónicos nativos. Las narraciones etnográficas del misionero alcanzaron notoriedad en su momento por lo que fueron presentadas en el Tercer Congreso Científico Panamericano celebrado en Lima en 1924 (Raffo, 2022). Señala PROMPERU (2010) que “de acuerdo con el saber popular ‘Camu Camu’ es el sonido producido por los peces cuando ingieren los frutos de esa planta que caen al agua”.
El botánico Mc Vaugh (1963) identificará el “Camu Camu” como ‘Myrciaria dubia H.B.K.’ y advertirá su potencial como fuente de vitamina C (ácido ascórbico 60 veces superior al del jugo de limón). Sin embargo, el interés de algunas personas y entidades por obtener pulpa de Camu Camu y conocer la forma de cultivarlo fue incipiente. Habrá que esperar a 1995 para que la Secretaría Pro Tempore del Tratado de Cooperación Amazónica (Proyecto RLA/92/G32 Capacitación para el Uso Sostenible de la Biodiversidad Amazónica) y la empresa DECA SRL promuevan y ejecuten proyectos para un desarrollo sostenible de esta fruta en alianza con poblaciones nativas (Villachica, 1996).
Sostiene Villachica (1996) que “[…] es conveniente tener presente que el interés por el Camu Camu como fuente de vitamina C existe desde hace más de tres décadas; lo que no existía era el conocimiento para cultivarlo técnica y sosteniblemente fuera de su ambiente natural, las llanuras inundables de los ríos Ucayali y Amazonas y sus afluentes” donde la polinización de esta fruta puede ser efectuada por el viento, aunque los polinizadores más importantes para la especie son pequeñas abejas.
Recientemente, continuando con el objetivo de obtener productos ecológicamente sustentables, la empresa AJE viene trabajando con las comunidades nativas de Loreto, Ucayali y de la Reserva Nacional Pacaya Samiria para obtener jugo (o zumo) de “Camu Camu” totalmente natural dentro de un proceso supervisado por el Ministerio del Ambiente del Perú y el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP). Bajo esta nueva óptica, la Cámara de Comercio de los Pueblos Indígenas del Perú también se ha involucrado para patrocinar este esfuerzo que pone en evidencia una alianza privada-pública de un fuerte contenido social. El paso cualitativo que se viene produciendo ha generado una corriente de interés que la prensa ha denominado “Revolución Natural” donde conocimientos ancestrales se dan la mano con la tecnología agrícola actual. El proyecto tiene también un efecto dinamizador de otros cultivos ya que asocia la producción de esta fruta amazónica con la cosecha de manzanas de otra zona del país, así ambos jugos se combinan para obtener una bebida para consumo humano muy rica en vitaminas, antioxidantes y nutrientes.
De otro lado, producir “Camu Camu” en alianza con las comunidades amazónicas nativas no solo las empodera, sino que genera una conciencia de emprendimiento dentro de un marco de desarrollo sostenible en una zona que registra 700 especies de aves y 74 especies de mamíferos que requieren ser protegidos, sin mencionar la riqueza ictiológica y de la flora. Se espera que una producción concebida dentro de parámetros medioambientales como esta pueda frenar la tala ilegal, aspiración por demás loable que demandará constantes mediciones “in situ”.
Esta apuesta por los “super frutos” recolectados por comunidades amazónicas, como el “Camu Camu”, está rindiendo sus primeros resultados exportándose a Centroamérica y Sudamérica.