• 05/05/2015 02:00

Caso Charbit: ostensible violación de DDHH

‘... una realidad que están viviendo los extranjeros en nuestro país'

Jean Richard Charbit, es un ciudadano Francés, de más de setenta años, casado hace más de cuarenta y cuatro años con la señora Ingrid Spitalik de Charbit, con hijos y nietos, quien se enamoró de Panamá y decidió vivir su retiro, sus años dorados, en la provincia de Chiriquí, en un proyecto inmobiliario ubicado en Boquete.

Todo se desenvolvió con absoluta calma y tranquilidad para él y su esposa, viviendo un remanso de paz, hasta que, en conjunto con otros copropietarios del proyecto donde vivían, pide a la administración de dicho proyecto, como era su derecho, les fuese entregada una rendición de las cuentas de cuotas de mantenimiento que mes a mes pagaban; esto fue el punto de inicio de una pesadilla que parece a la fecha no tener fin y que originó una persecución inicua en contra de él y su esposa, por el simple pecado de exigir su derechos.

De la noche a la mañana, en el mes de junio del año 2014, el señor Charbit fue detenido, sin mediar orden escrita de autoridad competente, sin que le fuese leído o explicado cargo alguno y por el infame y trillado argumento de que había ‘una orden superior' para esta detención, de esta manera fue traslado desde la provincia de Chiriquí hasta la infame cárcel, mal llamada albergue, de esta autoridad e incomunicado por espacio de cinco largos días sin derecho a un abogado que pudiese asumir su defensa.

Aunado a lo anterior nunca se permitió al referido señor, conforme dispone la Ley, tener acceso al Consulado francés, se llevó el proceso íntegramente en idioma español, sin que fuese esta su lengua materna, y nunca, óigase bien, nunca antes de la emisión de la resolución de expulsión en su contra se permitió que fuese escuchado o aportara pruebas a su defensa, como manda la Ley de Procedimiento Administrativo, y no conforme con semejante acto de barbarie procesal, la Autoridad de Migración, antes que estuviera en firme y ejecutoriada la resolución, y con recursos en trámites, expulsó del país al señor Charbit, lo que lo mantuvo alejado de su familia por espacio de cuatro meses hasta que la Corte Suprema de Justicia, por medio de un amparo de garantías fundamentales, en su fase de admisión, ordenó la suspensión temporal de la expulsión, ante la evidente violación de las garantías fundamentales, lo que le permitió regresar a Panamá y reencontrarse con su familia.

No voy entrar a dilucidar qué poderosas razones económicas, políticas y de amistad motivaron grandemente a las autoridades migratorias a realizar un acto que raya en delictivo y que mancilla, sin lugar a dudas, los derechos y garantías fundamentales de un extranjero, lo que sí es cierto que esta es una realidad que están viviendo los extranjeros en nuestro país.

Estimados lectores, no es la primera vez que vemos un caso así, solo basta ver la condena enérgica de que fue objeto Panamá por parte de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, y en donde tuvimos que indemnizar a un ciudadano ecuatoriano (Vélez Loor vs Panamá), justamente por un cuadro idéntico al que se hizo con Jean Richard Charbit.

A la fecha, queda en manos de la Corte Suprema enderezar los abusos y actos ilícitos cometidos y sentar un precedente ejemplar a seguir.

ABOGADO

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‘A la fecha, queda en manos de la Corte Suprema enderezar los abusos y actos ilícitos cometidos y sentar un precedente ejemplar a seguir'

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