• 15/12/2012 01:00

Catita de Panamá: ejemplo para las nuevas generaciones

CATITA, primerísima intérprete de nuestros aires vernaculares por muchas décadas, deja un legado cultural, que debe ser transmitido a la...

CATITA, primerísima intérprete de nuestros aires vernaculares por muchas décadas, deja un legado cultural, que debe ser transmitido a las nuevas generaciones, de jóvenes que se inician en las actividades artísticas del canto.

Transcribo parte de la entrevista que le hiciera a Catita en 1985 y 1990 respectivamente, para un impreso de la localidad, en aquella ocasión, ‘Desde los once años me inicié a cantar, mientras mi madre Vicenta Aguilar ponía ventas de empanadas y su padre Manuel Carrasco, ejecutaba la guitarra o el tambor para alegrar el ambiente, éramos cuatro hermanos, y en ese entonces el sustento era el tamborito, ya que mi madre fue una gran cantalante’.

‘Siempre me llamó la atención, a la recordada Silvia Degrass, Delmira Burgos, y Margarita Escala, que era lo único que se oía, los únicos conjuntos típicos eran los de Tobías Plicet, Leónidas Cajar, mi artista preferida era Silvia Degrass, por la calidad de la voz, era mi artista, e inicié mi repertorio con las tamboreras que ella cantaba. En aquel tiempo había un programa de nombre Cazando Estrellas, dirigido por Víctor Julio Gutiérrez, fue allí donde actué por primera vez, ante un micrófono, eso fue en Río Abajo, cantaron también María Trujillo, Víctor Villarreal y Marta Estela Paredes, Víctor Boa, Leonidas Escobar. Mi actuación fue todo un éxito, fui muy aplaudida, de allí en adelante despegué en el ambiente artístico. Luis Séptimo Domínguez, fue el que me impulsó y respaldó en los números musicales, era como un apoderado. Recuerdo que la primera canción que interpreté fue La Morena Tumba Hombre, casi todas eran del genero tamborera, en esa ocasión me acompañaron Pipo Navarro, Armando Aguilera y los Hermanos Paz. Después de haber cantado con los hermanos Cruz, inicié a cantar con Yin, por intermedio de Nelson Buitrago, que era su conductor, recuerdo que fue en El Roble de Aguadulce mi primera presentación con el Viva Panamá, cantando por espacio de casi veintiún años’.

Catita fue homenajeada por el Municipio de La Chorrera, abanderada por el Festival del Manito, le otorgaron el Búho de Oro en 1973, otorgado por Ronda de América, en la Feria de San Sebastián, recibe la Orden Belisario Porras. En cuanto a las artistas que más admiraba subraya Catita: ‘Tengo gran admiración por Eneida Cedeño, por ser una de las pioneras del canto y la saloma, en muchas ocasiones compartimos tarima, como cantante de conjuntos típico’.

Catalina Carrasco, mejor conocida como Catita, recorrió con Dagoberto ‘YIN’ Carrizo y el Viva Panamá, todo el país, durante carnavales, y fiestas patronales que celebraban pueblos interioranos, como La Feria y Patronales de San Sebastián, San Miguel en Monagrillo, Santiago Apóstol, las fiestas de Panamá Viejo, Esquipulas el 15 de enero en Antón, las Ferias de La Chorrera, de Azuero, las Fiestas de San José en David, y muchas fiestas privadas.

Las interpretaciones de Catita fueron de los mejores compositores, entre esos, Julia, Manito Juan, Los ojos de mi Morena, de Chin Carrizo, Campanillas Veraneras de Toñito Dutari, a Chitré de Alberto Rodríguez, Pueblo Nuevo y Ruth Betzaida Díaz de Artemio Córdoba, Hojita de Tamarindo, el Palomo y muchas otras de corte tradicional.

Catita, una mujer carismática de firmes convicciones, altruista, católica, llena de cualidades y virtudes, que la hicieron ser una artista a carta cabal, fue la carta de presentación que durante toda su vida como artista número uno del género cumbia y tamborera le adornaron.

Su nombre debe pasar a la historia a través de concursos de cantos de tambor, cumbias o tamboreras, en el Festival del Manito o la Feria de San Sebastián, una de tantas formas de hacerle justicia a Catita la Grande.

PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN PARA LA CULTURA Y EL FOLCLOR.

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