• 27/11/2017 11:19

Las relaciones con China Popular

El precio de la inconsecuencia, la incoherencia y la cobardía en política, se paga caro

La chequera de Taiwán, fue a fondo. Presidentes, ministros, consejeros y distintas personalidades panameñas, muy a pesar de la lógica que indicaba la necesidad de que Panamá estableciera relaciones diplomáticas con China Popular desde hacía mucho tiempo, sostenía en los más altos niveles, una relación, que no respondía evidentemente a los intereses estratégicos de la sociedad panameña, y por tal hazaña, los operadores de nuestras relaciones internacionales, cobraban una sustanciosa mesada, que llenó de vergüenza y prostituyó nuestras consideraciones para establecer y mantener las relaciones entre nuestros Estados.

En una investigación profunda que deberá realizarse algún día, nos enteraremos de que; flamantes personalidades panameñas de diferentes partidos políticos, están pringados con el soborno multimillonario que se repartió por muchos años desde Taipei.

La política exterior panameña debe estar orientada a contribuir “a la solución pacífica de las controversias en vez de ser parte de las mismas, y que contribuya a que el Istmo de Panamá no sea objetivo de represalias en ningún conflicto bélico internacional ni se vea involucrado en conflictos entre Estados ni dentro de cualquier otro Estado”. Este es un principio fundamental que debe generar paz mundial, nacional y confianza, pero la práctica actual ha ido en dirección contraria. A menudo, para satisfacer la aquiescencia del Departamento de Estado y agencias del gobierno de USA, metemos las narices en conflictos internos que deben resolver privativamente los ciudadanos de cada Estado.

Incluso por complacerlos, hemos desatendido el tenor literal de nuestra Constitución Política que; obliga al gobierno a defender a nuestros nacionales en cualquier lugar donde se encuentren, y por el contrario los hemos dejado casi en estado de indefensión. El gobierno ha dado demasiadas muestras de sometimiento grotesco y abandono de la dignidad nacional.

No obstante, del errático desarrollo de nuestra política internacional, debo reconocer que muy a pesar de que esperé de mi partido un nivel de coherencia y compromiso con los principios torrijistas de nuestras relaciones internacionales, habidas cuentas de que el factor de la solidaridad internacional fue vital para la reconquista de nuestra soberanía nacional, fue el gobierno panameñista, quien tomó la decisión de abrir las relaciones con China Popular y ello, de forma casi gratuita, ha significado el principal logro de su política internacional.

El precio de la inconsecuencia, la incoherencia y la cobardía en política, se paga caro.

Estas relaciones que ahora se han afirmado con 19 convenios firmados hace una semana atrás, que esperan su debida ratificación, tampoco son vistos como un aporte al país, sin dejar de lado, y sobre todo, el uso político electoral del partido gobernante, de dicha apertura y que traerá el desarrollo de importantes inversiones con las que quieren mostrarnos una imagen distinta de la lentitud y la proverbial incapacidad conque administran el Estado hasta hoy.

Pretenden además, con este escenario al que le han brindado todas las luces de enfoque, con el interés oculto de que los panameños dejemos de lado los procesos de investigación e imputación y juzgamiento de la corrupción nacional donde altos personeros vinculados a la actual y pasadas administraciones fulminaron miles de millones de dólares en el latrocinio más grande que conoce nuestra historia y en el que todavía no hay condena en firme para sus autores y muy poco es lo que se ha rescatado de todos los bienes extraviados y atracados pérfidamente.

El propio hermano de la señora canciller, Isabel Saint Malo, que es quien dirige las relaciones internacionales en acuerdo con el presidente de la República, está señalado como protagonista de significativos actos de corrupción y vinculados a sociedades de capital del expresidente Martinelli en la trama de la corrupción y por el parentesco con la vicepresidente, pareciera que es suficiente antídoto contra la Ley, que debe ser para todos.

Es mandatorio, además, que todos los panameños conozcamos el contenido y alcance de cada uno de los acuerdos firmados recientemente, porque fue notorio que los temas educativos, culturares, agropecuarios y otros, fueron soslayados en detrimento del ángulo comercial en el que pareciera haberse centrado el interés primordial del gobierno.

Tenemos el deber los panameños de profundizar al máximo posible unas relaciones con China de mutuo interés, para contribuir de esa manera a satisfacer las necesidades de nuestros pueblos y fortalecer un clima de paz, basado en la justicia.

¡Así de sencilla es la cosa!

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