• 18/09/2020 00:00

COVID-19 y la aporofobia

Constantemente observo en los diferentes medios de comunicación las condiciones de pobreza en que viven ciertos sectores de la población, un fenómeno social del cual poco se habla o se decide analizarlo frontalmente, ya que actualmente se desconocen los índices de pobreza en Panamá y estos hechos obedecen al desconocimiento profundo de esta problemática y los prejuicios por falta de contacto.

Constantemente observo en los diferentes medios de comunicación las condiciones de pobreza en que viven ciertos sectores de la población, un fenómeno social del cual poco se habla o se decide analizarlo frontalmente, ya que actualmente se desconocen los índices de pobreza en Panamá y estos hechos obedecen al desconocimiento profundo de esta problemática y los prejuicios por falta de contacto.

Hay que distinguir al analizar la pobreza como un estado de carencia de algunos beneficios para enfrentar la vida diaria y la extrema pobreza, como un estado grave, en el cual peligra la existencia del o los individuos; tal es el caso de los indigentes que duermen bajo los puentes y escaleras, que comen de los desperdicios de los tinacos, de familias en barriadas en emergencia que no tienen agua potable, luz eléctrica, servicios higiénicos y esto de alguna manera puede tener un impacto negativo para enfrentar esta batalla contra el coronavirus.

El contexto antes descrito, lleva a esta población al constante rechazado y para clasificar este tema recurro a la filósofa Adela Cortina, quien en 2017 introdujo el término APOROFOBIA para hacer referencia al rechazo injustificado hacia las personas pobres. La palabra APOROFOBIA está compuesta de dos términos, aporo (pobre) y fobia (miedo); sin embargo, algunos autores no la han reconocido, ya que no existe un miedo a los pobres, sino un rechazo o discriminación. Cabe destacar que el término aporofobia no es un trastorno mental, sino un fenómeno social y actualmente es considerado como una patología social.

El panorama antes mencionado, puede profundizar en las consecuencias físicas que conlleva este fenómeno. No obstante, también conlleva lesiones psicológicas, como sentimientos de vulnerabilidad; es decir, muchas de estas personas no se sienten protegidas por la ley y esta desprotección lleva al individuo a sentir miedo, ansiedad y muchas veces depresión por la desesperación de no contar con las condiciones aptas para sobrevivir.

Este fenómeno no termina señalando las lesiones físicas y psicológicas, sino haciendo campañas de sensibilización y divulgando una visión de la pobreza antiesencialista. Es decir, mostrar la realidad de la pobreza en Panamá. Actualmente, en Panamá hay dos instituciones que brindan ayuda en este fenómeno o bien si conoce de algún caso: la Defensoría del Pueblo y el Ministerio Desarrollo Social (Mides).

¡Recuerden: juntos podemos combatir este fenómeno!

Estudiante de Licenciatura en Psicología.
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