• 19/02/2024 00:00

“De tradiciones y traiciones”

Todavía recuerdo con emoción el día que llegue a Panamá, hace ya muchos años siendo muy pequeña. Era mi primera vez en un avión. Mis memorias de la excitación y el desconcierto que me causaba esa aventura, no son tan intensas ni tan vívidas como aquellas de la primera impresión que tuve, desde las alturas, de este gran país. En ciertos momentos pensé que estaba llegando a una selva exótica con anchos y sinuosos ríos, grandes lagos y una vegetación exuberante digna de una aventura, para encontrarme luego con imágenes multicolores de luces centelleantes, edificaciones imponentes, un mar en calma acogedor y una estructura de acero gigantesca, el Puente de las Américas.

“Ese es el Canal de Panamá, una de las maravillas del Mundo”, nos dijo nuestra Madre con tono emocionado, tratando quizás de mitigar de alguna manera nuestros posibles temores ante el cambio tan radical que sufrirían nuestras vidas, y desde ese preciso instante me enamoré con pasión de esta tierra y la adopté como mía.

Amo a Panamá y a su gente tan especial, amo sus costumbres, sus raíces y su historia, amo cada rincón de este es país en el que he escogido vivir y morir y donde añoro ver crecer a mis hijos para convertirse en hombres de bien, orgullosamente panameños al igual que su padre y sus ancestros, todos los eventos importantes de mi vida están ligados a su geografía, arquitectura, costumbres y tradiciones y todos guardan un significado afectivo muy especial e intenso para mí.

La Zona, Summit, Cerro Ancón, Taboga, la Isla Morada, Contadora, Las Perlas, Colón, Zona Libre, los desempleados, Isla Grande, los Congos, San Blas, los Cunas, las molas, los niños del Darién, las Esclavas, los patines de La Salle, los saraos, el verano, Coronado, los carnavales, las Tablas, Semana Santa, las vacaciones de medio año, los pastelitos de Yeyo, quesos Chela, El Valle, la India Dormida, Los Santos, el montuno, las cutarras, las salomas, la pollera los tembleques, el seco, las patronales, las carimañolas, el sancocho, el chicheme, las Pirámides, los huevitos de leche, Boquete y Volcán.

Las lluvias torrenciales, las inundaciones, los tranques, las fiestas patrias, los desfiles, el Día de la Madre, la Teletón, las navidades, los puentes, la quincena, el décimo, el chance, los quince años, los bautizos, el Mercado Público, el hipódromo, Mano de Piedra, los peloteros, las grandes ligas, Mariano, la NBA, el Estadio Revolución, la Tumba Muerto, los Diablos Rojos, la parada, los taxeros, los tongos, la boleta, el juega vivo, el salve, el bien cuidado, las abuelitas, las trencitas, los rollos, las caderonas, los “shorts”, los meña, los dientes de oro, los sábados, la disco, el “Causeway”, la playita, las barbacoas, la fría, el paletero, el chichero, el raspado, el componente, el celular, el “chat”, la tienda del Chino, el hebreo, el chombo, el cholo, el Indio, los chorrilleros, el yeyesito, el Santuario, La Prensa, Sánchez Borbón, la Crítica, la tele, las novelas, Luz Noli y la Britton.

Cerro Batea, los multi, Los Pueblos, Loma de la Pava, vía Argentina, El Prado, el Santo Tomás, la Balboa, Acha, el Boulevard, la Inmaculada, la Avenida Central, Calidonia, la Puñalada, el Casco Antiguo, la Catedral, los jubilados, el dominó, la lotería, el Seguro Social, las pizzas del Napoli, el Hotel Continental, Paitilla, Calle 50, el área bancaria, Calle Belén, los McDonald’s, el Parque Ornar, Panamá La Vieja, las Arrochas, El Rey, Tocumen, Braniff y Air Panama.

El Fufo, el volveremos, las garzas, el Padre Gallegos, Ornar Torrijas, los Institutores, el 9 de enero, la Casa de Pereira, el Artes y Oficios, el FER, Noriega, los batalloneros, la represión, la Cruzada Civilista, las pailas, el padre Guardia, los Clubes Cívicos, los gringos, la invasión, las elecciones, Cuchungo, Mayín, el Toro, el referéndum, Balbina, Teresita, Bimbín, Alberto, la Yeya, la Asamblea, los debates, los conversatorios, las bancadas, los partidos, el IRHE, el IDAAN, las privatizaciones, los ministerios, las botellas, los garrafones, los maleantes, las bandas, las corregidurías, el Tutelar, la Modelo, el DENI y en fin, todo lo típicamente panameño que ha marcado y sigue marcando mi vida y con toda probabilidad, la del lector.

Pero la corrupción, las coimas institucionales, el enriquecimiento ilícito, el descaro, el desprestigio internacional, la insensibilidad, el nepotismo, la irresponsabilidad, el abuso de autoridad, la hipocresía, la indolencia, la ceguera de la clase política y los círculos de poder, no se pueden ni deben permitir ni mucho menos aceptar como parte de nuestra herencia y la de nuestros hijos. Peligrosamente, nos estamos acostumbrando a estas aberraciones, tolerándolas y confundiéndolas con las tradiciones tan características y pintorescas de este hermoso país, mientras el honor, la decencia, la honestidad y la mayoría de los valores que nos enseñaron nuestros padres, parecen formar parte de un pasado ya lejano e irrecuperable.

De ninguna manera podemos permitir que los sueños de un futuro mejor para los muchos panameños honestos se vean truncados por los intereses personales y partidistas de aquellos que embriagados por el poder, se olvidaron de sus raíces y no supieron valorar la oportunidad de servir y levantar con orgullo a su Patria. Ellos serán juzgados duramente por la historia, por el pueblo y por las generaciones futuras. Ellos deberán ser sancionados a corto plazo con todo ese peso de la ley y el repudio de las Iglesias y la sociedad civil. ¡Ellos son traidores de la patria!

Nuestro sufrido y desgastado pueblo espera ansiosamente el resurgir de la conciencia ciudadana, de los valores cívicos y morales y del verdadero patriotismo. Hasta entonces, me esforzaré por devolverle a esta tierra toda la felicidad, inspiración y grandeza que en ella he encontrado. Yo amo a Panamá, mi Patria por elección y estoy dispuesta a servirla y a luchar por ella. Y usted, que tuvo la dicha de nacer panameño, ¿qué está dispuesto a hacer?

Nota Editorial de la Revista Generación Digital, Febrero 2002.

La autora es médica
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