• 04/08/2016 02:01

Reciprocidad y despliegue de compañerismo

En la convivencia entre humanos, una de las grandes satisfacciones es el compañerismo o correspondencia de apoyos mutuos

En la convivencia entre humanos, una de las grandes satisfacciones es el compañerismo o correspondencia de apoyos mutuos. En el caso del sacerdote jesuita Néstor Darío Jaén —llamado coloquialmente ‘Lío '— el compañerismo fue uno de sus grandes rasgos, que elevó a la categoría de culto. Tal culto informal solo fue superado por el formal que rendía a Dios, a través de su consagración eclesiástica, y, por el amor a su familia. Cada 4 de agosto se cumple otro aniversario de su deceso y es recordado por muchos, especialmente por los que compartieron vivencias con él.

Por su actitud tan especial, sus condiscípulos nunca dejaron de convocarlo —incluso como sacerdote— a celebraciones y reuniones que realizaban después de graduados para intercambiar recuerdos, bromas y esperanzas, con campechanía de colegiales, igual a cuando con ellos asistía a fiestas, a actividades y a presenciar encuentros deportivos. Por el cariño y respeto que se profesaban mutuamente, siempre fue uno más... y como si fueran familia.

Lío, correspondiendo a sus condiscípulos —como oficiante de la misa conmemorativa por sus 50 años de graduación del colegio La Salle— dispensó a todos del requisito de confesarse para comulgar —siempre que alcanzaran arrepentimiento por los pecados cometidos, y contrición de corazón—. Muchos, a quienes no se les había ocurrido acercarse a ninguno de los dos sacramentos, reconociendo el gesto henchido de bondad y compañerismo, recibieron el mensaje en el corazón y acudieron en masa al encuentro con la eucaristía.

El compañerismo y condición humana de Lío fueron descritos también por el Provincial jesuita para Centroamérica en una homilía, emitida pasados dos días del fallecimiento, cuando expresó estar seguro de que, a raíz del cambio de existencia, Néstor habría aclarado en el Cielo a sus nuevos compañeros que él era penonomeño, coclesano, y seguidor del mejor equipo de peloteros, al tiempo que armaría un carnaval con alegría como la del conjunto típico al que perteneció en el Centro de Cultura Hispánica de la Universidad Complutense de Madrid.

Al fallecer Lío, sus condiscípulos, también rindiendo culto al compañerismo, acudieron en 2006 al sepelio y entregaron una Resolución de Duelo —nunca publicada— en la que manifestaron: 1) Que su partida dejaba un triste vacío en los que lo trataban, solo atenuado por la certidumbre de saber que está gozando de la gloria de Dios, y, por el atesorado recuerdo de su bondad y legado; 2) Que Néstor se distinguió como humanitario, ecumenista, docente, dramaturgo, compositor musical, escritor, consejero espiritual, confesor, excursionista, intelectual de talla, servidor infatigable de los pobres, familiar amantísimo, compañero afectuoso de sus hermanos eclesiásticos, amigo incondicional, y entrañable condiscípulo del colegio La Salle; 3) Que de cuando en cuando el Creador le regala a un conglomerado humano, para su mejor orientación por la vida terrenal, a una figura de la estatura espiritual del padre Jaén; 4) Que, por lo anterior, a Dios: a) agradecían los premios que le confiriera a Lío por sus méritos y sacrificios en su trayectoria mundana, b) le rogaban que derramara sobre los beneficiarios y los benefactores de Néstor ,en particular, y sobre la feligresía y el prójimo, en general, todas las bendiciones que él hubiera deseado solicitar. Además, recomendaban como norma de conducta la del padre Jaén, constituida en luz que ilumine las mentes y corazones de aquellos que tengan el privilegio de imitarla; y exaltaban las contribuciones que realizara Néstor a la cultura y acontecer nacionales, material y espiritualmente, y señalarlas como ejemplo de amor al prójimo, por amor a Dios.

En la época, en curso, en la que la codicia, la corrupción y el abuso de poder institucional y político anulan la solidaridad y el bienestar del prójimo, constituye una esperanza el ejemplo de quienes además de lograr la mejor orientación espiritual, la ofrecen a los demás.

El compañerismo de Néstor habría alcanzado cotas elevadas de beneplácito, si hubiera podido desplegarlo con los visitantes de las próximas Jornadas Mundiales de la Juventud a celebrarse en Panamá en 2019. Lío no hubiera menos que acogido con entusiasmo la aspiración del papa Francisco —ya tocado con un sombrero montuno panameño— de indicar a esos jóvenes el: ‘Hacer surgir una humanidad diferente; conservar el corazón limpio y luchar pacíficamente por la honestidad y la justicia, y; transmitir el bien sin cansarse '.

INGENIERO CIVIL, CONDISCÍPULO LASALLISTA.

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