• 04/03/2024 00:00

Educación: Correcciones pendientes

Para la primera semana de marzo del año 2020 publiqué el artículo titulado: “Correcciones con visión de futuro”. El gobierno actual apenas tenía unos cuantos meses con la promesa de que la educación seria la estrella e su gestión. Una semana después de iniciando el año escolar comenzó la pandemia.

En medio de un proceso electoral, presento nuevamente las ideas de aquel escrito porque muy poco ha cambado y ese futuro que debe ser promisorio, no se percibe.

Para los que nos quieren gobernar con algo de honestidad, existe una inmensa cantidad de libros y escritos sobre liderazgo, gerencia, visión, cambio y la capacitación en estas áreas para cumplir con procesos de cambio y crecimiento en el mundo. Esta multiplicidad de teorías, plantean conceptos que tienen a bien contribuir a mejorar el entorno para optimizar la producción hacia resultados positivos: de negocios y humanos.

La realidad, como sabemos, es variable. Una cosa es querer prepararse para enfrentar las responsabilidades inherentes a construir una mejor empresa y otra, muy distinta, es la de navegar en una ciénaga entre cocodrilos y culebras humanas con intenciones personales muy inmundas y muchos con una insaciable sed de poder y lucro personal.

De esas lecturas, y después de haberme dado cuenta que sirven de muy poco lo que proponen en un mundo de analfabetos funcionales, ineptos y juegavivos, hay no más de cuatro libros que recomendaría. En mi opinión, tienen el potencial de moldear una conducta profesional y humana subrayada por la honestidad; ya sea, para contribuir al engrandecimiento de una empresa o para adelantar una mejor causa humana.

Steven Covey y sus Siete hábitos de la gente altamente efectiva; La Quinta Disciplina, de Peter Senge; Leading Change, de John Kotter; The leadership Challenge, de Kouzes y Posner y 21 Lecciones para el siglo XXI de Yuval Harari quien plantea una mirada innovadora y diferente del siglo que transcurre. De allí los otros cientos de libros no son más que repetitivos y oportunistas. Habrá excepciones, pero la gran mayoría son pobres intentos de motivación para que sus autores hicieran dinero reciclando las ideas y los conceptos de otros.

Este inicio del año escolar, para sectores de bajos recursos y de la clase media, es la continuidad de las oportunidades por alcanzar un sentido de prosperidad mejor que sus antepasados. Ese es el fundamento de su esfuerzo y muchos también con la idea de alcanzar una oportunidad para servir a la nación en la construcción de un mejor país.

Pero el sistema educativo está en crisis desde hace tiempo y todos lo sabemos. Los retos que propone el siglo XXI, ya en marcha, son una amenaza preocupante. No hay manera de que podemos comenzar a trabajar en la construcción de mejores ciudadanos con la falta de liderazgo y los problemas de infraestructura para la educación. Si el enunciado de Covey en un día como hoy de inicio de clases es “Comenzar con el fin en mente” ¿Cuál es ese fin?

Los resultados de la encuesta de CIEPS concernientes a la educación en Panamá son claras (2020 https://cieps.org.pa/wp-content/uploads/2020/02/informe_encuesta_educacion.pdf ), el 77.3% de los encuestados señalaron que: “Garantizar que todas las personas reciban la misma calidad en la educación” debe ser la prioridad de las políticas educativas del país. Todo parece indicar que hemos alcanzado el nivel en la que Kouzes y Posner hacen énfasis: la necesidad de una visión compartida. Parece que hemos llegado a eso.

Los otros resultados indican que debemos exigirles a las autoridades a que miren más allá de las próximas elecciones. Yo agrego que con programas visionarios para una mejor capacitación de los maestros y profesores. Mejores planes de estudios para el siglo XXI fundamentados en la innovación para el desarrollo humano y no solo para hacer dinero para unos cuantos. Mejor sensibilidad cultural. Mejores centros de estudio, etc. La tarea es buscar la manera en que todos entendamos el peligro que nos acecha: los que gobiernan, los que educan y los que deben gobernarnos en las próximas décadas.

El camino hacia el fin que iniciamos hoy con los muchachos que regresan al colegio, debe inculcarlos a que se preocupen sobremanera por afectar lo menos posible el planeta, para que las futuras generaciones puedan tener un lugar digno y cómodo donde vivir. Hay que concientizarlos con respecto a la utilización de los recursos naturales. Que los muchachos entiendan que esa visión de ser empresarios e independiente, va estrechamente ligada al cuidado de nuestra tierra y a un sentido más humano y solidario. Hoy comenzamos con retos difíciles y atrasados, muy atrasados. Ojalá que dentro de cinco años podamos ver el camino hacia el futuro con más claridad y mayor compromiso de parte de los que nos lideran.

El autor es comunicador
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