• 06/02/2024 00:00

El compromiso con la educación, también un desafío de las elecciones del 2024

Aunque la educación es un proceso social continuo que no inicia y termina con un gobierno, lo cierto es que bajo las condiciones existentes cada torneo electoral constituye un desafío y una oportunidad para mejorar dicho proceso en sus dos dimensiones básicas: cobertura y calidad y, ambos dependen, en buena medida, de la visión, compromiso, planificación y del equipo humano que se encargue de la conducción del mismo por parte del grupo que gane las elecciones.

Lo anterior implica que todos los candidatos presidenciales que se disputarán el torneo electoral del próximo 5 de mayo, deben tener muy presente dentro de sus metas y objetivos de país, el componente de la educación como uno de sus ejes claves para asumir la enorme responsabilidad que le otorgarán los panameños de gobernar o administrar el país por 5 años.

Entonces, dado el escenario planteado, me permito hacer algunas reflexiones e indicar algunas sugerencias tanto para la elaboración del plan de gobierno en materia educativa como para concretar de la mejor manera lo que se compromete en dicho plan de gobierno, el cual debe estar articulado con los mejores intereses de la nación.

Para efecto de la elaboración del plan de gobierno en materia de educación es necesario partir del diagnóstico de la situación educativa en el país, para que desde las debilidades identificadas se definan los objetivos y metas a desarrollar lo que además debe implicar definir resultados con sus respectivos o correspondientes indicadores para cada caso.

Tomando en cuenta lo expresado inicialmente sobre lo continuo del proceso educativo, es fundamental para el diagnóstico tener claridad en dónde estamos como país en este momento, qué se está haciendo bien y en qué consiste dar continuidad a esas políticas, proyectos y programas que van en la línea correcta, porque es fundamental tener presente que los resultados en educación no son para un año ni para cinco años, normalmente los resultados de cualquier política, programa o proyecto educativo requieren una cohorte generacional completa, es decir medir los resultados cuando el niño que inicia con uno de estos proyectos culmina su sexto año de secundaria y con un buen diagnóstico e intención y ahí está también la importancia que toda acción educativa contemple una evaluación efectiva con los mecanismos e instrumentos y actores idóneos.

Otros elementos claves para la responsabilidad con la educación en el nuevo gobierno del año 2024 es tomar en cuenta las proyecciones regionales y globales con las que Panamá está comprometido, las cuales tienen políticas, metas y objetivos con en base un diagnóstico regional y global, pero que son pertinentes a lo local.

En este apartado puedo indicar dos grandes compromisos que tenemos como país, no solo por ser parte firmante de los mismos, sino por lo pertinente a los dos ejes básicos de la educación (cobertura y calidad) como ya hemos indicado; estos dos grandes compromisos del país son con la Política Educativa Centroamericana (PEC), que elaboraron y comprometieron los ocho países aglutinados en la Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana (CECC), y las siete metas del objetivo de desarrollo sostenible número 4 que se refiere precisamente a educación de calidad con equidad e inclusión que lidera la Unesco.

Un tercer elemento que debe tomarse en cuenta en la planificación es lo relacionado con el Consejo Permanente Multisectorial para la Implementación del Compromiso Nacional para la Educación conocido como Copeme, el cual contempla en buena medida la visión y compromiso con la educación desde la perspectiva de los estudiantes, la Confederación de padres de familia, diferentes gremios educativos aglutinados en una especie de federación bajo los nombres de UNEP y Unecep.

Algunos aspectos que estimo no pueden faltar en el compromiso de la educación panameña para los años inmediatos son: Ampliar al máximo la cobertura de primera infancia y preescolar. Mejorar la oferta curricular a nivel de secundaria para evitar la deserción que es una arista adicional de la cobertura y también para llegar a más regiones del país con ofertas pertinentes en el nivel medio. En lo referente a calidad, debe continuarse con la revisión y ajuste curricular para hacer los planes de estudios más coherentes con las demandas de la generación del siglo 21. Un elemento indispensable para caminar hacia la calidad es la evaluación objetiva y efectiva del proceso, de los aprendizajes, de la gestión y de la docencia. El compromiso presupuestario de la nación es parte determinante en la hoja de ruta, pero este debe estar en función de los resultados comprometidos y requeridos y, por tanto, de un proceso y cultura de planificación sistemática de todo el quehacer educativo.

Si la campaña electoral que se avecina es un medio para retomar el compromiso con el futuro de los niños y jóvenes panameños, entonces bien vale la pena aprovecharla de la mejor manera posible.

El autor es exviceministro de educación
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