• 11/04/2024 23:00

El exabrupto

Las normas se crean para ordenar realidades sociales, organizar la convivencia humana en un ente denominado Estado, no para ser aplicadas por sí y ante sí cuando se dan situaciones extraordinarias que la misma no contempló

Estoy más que seguro que en las recientes maniobras legales, leguleyadas del proceso electoral guatemalteco, se interpretó número plural de normas para tratar de desconocer el resultado electoral.

Lo mismo vemos repetir en Panamá, donde tomando el valor de una norma constitucional al vacío y fuera del contexto de toda la Constitución, normas electorales, tratados internacionales y protección a los derechos humanos se pretende aplicarla a raja tabla como si por ejemplo el derecho al trabajo generara un fallo obligando a una empresa a contratar un trabajador.

Las normas se crean para ordenar realidades sociales, organizar la convivencia humana en un ente denominado Estado, no para ser aplicadas por sí y ante sí cuando se dan situaciones extraordinarias que la misma no contempló, para eso existe en derecho todo un cuerpo de maneras racionales a fin de garantizar el fin último de las mismas que es la armónica y pacífica convivencia social resolviendo conflictos.

Una de las herramientas se denomina interpretación por lo absurdo cuando los hechos que no cuadran con los supuestos normativos (caso que es distinto a la máxima de que cuando la norma es clara no se desatenderá su tenor so pretexto de consultar su espíritu) se les aplica la misma a pesar de que puedan producir resultados absurdos, es decir desvirtuar el fin último de las mismas.

Eso es lo que estamos viviendo en la pretendida inhabilitación del candidato Mulino debidamente habilitado por el Tribunal Electoral, que en la parte motiva de la resolución correspondiente consideró ampliamente aspectos constitucionales.

Aparte y en estricta argumentación jurídica dos de los más prestigiosos exmagistrados de la Corte Suprema de Justicia se han pronunciado en contra, si no los principales y más reconocidos abogados constitucionalistas y el procurador de la nación.

Por si fuera poco en el mundo de los hechos, el mundo real en el que los actores como la Iglesia Católica, embajadores europeos y el grupo IDEA que reúne número plural de expresidentes hispanoamericanos también han expresado su preocupación por el posible exabrupto que pueda producirse. No les quepa la menor duda que ellos también han hecho además de políticas, evaluaciones jurídicas del caso y se preocupan más que muchos de nosotros por la legitimidad del próximo gobierno y la estabilidad política del país asediado por graves problemas.

Incluso dos candidatos a presidente y uno a vicepresidente han manifestado su desacuerdo con esta leguleyada que sería de darse nefasta para el país.

El autor es abogado
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