• 31/10/2025 00:00

En el mes de la Patria, el pueblo panameño no se rinde ante la adversidad ni ante los vendepatrias

Nos acercamos a noviembre, al que denominamos mes de la Patria, sin embargo, la afrenta a la Patria es marcada y constante. El embajador norteamericano hace gala de su presencia en cada órgano de gobierno e institución pública, sumado a ello la presencia de funcionarios y militares estadounidenses en nuestro país.

El último episodio, la “reunión” del embajador con la presidenta de la Corte Suprema de Justicia, el procurador general, el ministro de seguridad, el director de la policía y altos funcionarios del gobierno panameño, para que estos rindieran informe sobre los esfuerzos contra la trata de personas. Durante su estancia en el país, se ha caracterizado como otros de sus predecesores por su constante injerencia en los asuntos internos del país con la benevolencia de Mulino y otras autoridades. Son frecuentes sus periplos por todo el país, reuniones con empresarios y políticos, fiestas y permanentes declaraciones sobre la “maligna” presencia china en Panamá, aprovechando la cobertura que le rinden los medios de comunicación locales. Nos preguntamos si el embajador de Panamá en Estados Unidos ha hecho lo mismo.

Ello es posible, pues nos encontramos con un gobierno prepotente frente a los panameños, pero sumiso ante los dictámenes de Trump, y ante autoridades que temen perder sus visas y que entregan la patria. Volvimos a la época del protectorado yanqui.

El gobierno panameño parece querer desempolvar el Tratado Hay-Bunau Varilla, el tratado que ningún panameño firmó, que este 18 de noviembre cumple 122 años de su firma, que otorgaba a Estados Unidos control perpetuo sobre la Zona del Canal y cedía derechos soberanos.

Desde ese nefasto tratado, aceptado por la burguesía criolla, las diversas generaciones de panameños luchamos por la recuperación del canal y sus áreas aledañas, por la salida de las bases militares norteamericanas de nuestro territorio y que nuestro país no fuera territorio de agresión a otros pueblos, siendo la gesta más emblemática la de enero del 64. En esta lucha, enfrentamos gobiernos y empresarios entreguistas que han pretendido el retorno de las bases militares, que han expresado que de soberanía no se come, pero usufructúan del excedente canalero y las áreas revertidas y que pidieron la invasión norteamericana en 1989.

Actualmente, con Donald Trump, el asedio a Panamá es permanente, los Estados Unidos buscan reposicionarse militarmente en puntos muy estratégicos de la región, y Panamá es un centro geopolítico clave por el Canal de Panamá.

Bajo la administración de Mulino se firmó el 9 de abril de 2025 el “memorándum de entendimiento”, con un tenor donde Panamá pierde soberanía al permitir a Estados Unidos la injerencia en el país. En lo fundamental, este acuerdo conlleva la presencia de tropas yanquis en nuestro territorio y concede tres bases: la antigua base de Sherman en el Atlántico, la de Rodman en el Pacífico y otra en Darién. Este tratado ilegal, que no pasó por el debate de la Asamblea Nacional, es por 3 años prorrogables. El mismo es violatorio del principio de neutralidad del Canal y la proclamación de 2014 de la CELAC “América Latina y el Caribe como Zona de Paz “basada en el respeto de los principios y normas del Derecho Internacional, incluyendo los instrumentos internacionales de los que los Estados miembros son parte, y los Principios y Propósitos de la Carta de las Naciones Unidas. Tan importante decisión cobra hoy más vigencia que nunca en un mundo cada vez más convulso, donde intereses geopolíticos se enfrentan amenazando la precaria paz mundial.

El pueblo panameño sigue firme en su posición: esta Patria no se vende, esta Patria se defiende. A 204 años de nuestra independencia y 122 años de la separación, seguimos impulsando la construcción de plena soberanía, un país respetuoso de la autodeterminación de los pueblos, y un país amante de la paz. La sangre derramada por nuestros héroes y mártires por alcanzar la plena soberanía no puede quedar en vano. ¡Seguimos en lucha!

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