• 25/02/2024 00:00

¿Es posible la gerencia estratégica en salud pública?

Ahora que los diferentes candidatos a puestos de elección popular están formulando sus propuestas de campaña y planes de gobierno, considero necesario hacer un recordatorio de los elementos indispensables para la gerencia estratégica en salud como un enfoque racional para que nuestros servicios de salud pública cumplan con su misión de promover, proteger, conservar, restituir y rehabilitar la salud de la población.

La información ha estado y está disponible desde hace por lo menos 30 años, y es obligatorio que se incorpore en el imaginario colectivo de nuestros políticos. Nos ha faltado voluntad política y el entusiasmo suficiente y necesario... Espero que sea de utilidad para los futuros tomadores de decisiones, y nos ayude a pensar en cómo podemos mejorar.

Para comenzar debemos analizar la situación y reconocer que —aunque hemos avanzado— mantenemos un sistema de salud segmentado y fragmentado, causante de problemas sin resolver en la organización y administración del sector. Señalo tres de ellos, advierto que me quedo corto, y más adelante ofrezco ideas y argumentos para superarlos.

En primer lugar, la escasa o nula coordinación entre las instituciones del sector, junto con un modelo de atención centrado en la enfermedad, ocasiona el malgasto de recursos evidente. La asignación inadecuada de fondos hacia intervenciones de dudosa eficiencia, pone de relieve una gestión que, lejos de optimizar los recursos disponibles, los dilapida en prácticas que no contribuyen significativamente a mejorar la salud colectiva. Esto se ve agravado por una concentración desproporcionada de la inversión en hospitales de alta complejidad, que si bien son necesarios, no deben eclipsar la importancia de los servicios básicos de salud, esenciales para atender las necesidades más inmediatas y generalizadas de la población.

Por otro lado, la centralización de los servicios en áreas urbanas refuerza las desigualdades existentes en el acceso a la salud, dejando en desventaja a las poblaciones más vulnerables, especialmente a las que se encuentran en nuestras comarcas indígenas y provincias más pobres. Esta situación perpetúa un ciclo de pobreza y enfermedad, donde las comunidades más necesitadas son las que menos recursos reciben.

No menos importante es —en muchos casos— la ineficiencia y el bajo rendimiento del personal, equipos e instalaciones. Además, la falta de evaluación permanente contribuye a este escenario, impidiendo que se realicen ajustes necesarios y se adopten medidas correctivas basadas en evidencia.

En este contexto, el rol del gerente de servicios de salud es crucial. Se necesita un cambio en el perfil tradicional del gerente, que comúnmente se centra en el ámbito clínico y personal, hacia uno que promueva una visión integral, el uso de datos cuantitativos y la búsqueda de soluciones innovadoras. Sin embargo, la realización de este cambio enfrenta obstáculos, como la resistencia dentro del sistema de salud, donde prevalecen prácticas ineficientes y una cultura institucional burocrática.

Para superar estos retos, existen al menos cuatro variables críticas que requieren atención sistemática para mejorar la eficiencia y satisfacer las necesidades de salud de la población: la dirección política es esencial para establecer un marco de políticas y prioridades efectivas; los estilos gerenciales deben evolucionar más allá de enfoques clínicos individualistas hacia la gestión del cambio y la mejora de servicios; la cultura institucional necesita alejarse de prácticas burocráticas que no benefician a los usuarios; los sistemas operativos deben ser optimizados para mejorar la productividad de los recursos físicos, económicos y humanos, a fin de maximizar la inversión en salud y facilitar el acceso a la atención médica.

Además, y con esto concluyo este breve aporte. Para que la gerencia estratégica en salud se cumpla son necesarios, al menos, cuatro requisitos básicos:

Genuina y sincera voluntad política, evidenciada por el compromiso explícito del nivel político del sector, el cual, desde su Nivel Central, deberá dar seguimiento a la operacionalización de la política, evitando que los mandos medios y locales, sintiéndose afectados, obstaculicen los cambios organizacionales.

Superar la segmentación y fragmentación de los servicios de salud, mediante el desarrollo de Redes Integradas de Servicios de Salud, basadas en la APS y el abordaje de los determinantes sociales de la salud, en el ámbito de la Integración del Sistema de Servicios de Salud, avanzando hacia un verdadero Sistema Nacional de Salud.

Transferencia efectiva de poder político y de los recursos necesarios, mediante disposiciones legales y administrativas de cumplimiento obligatorio, que le permitan al Director del establecimiento de salud, tomar y hacer efectivas las decisiones que correspondan a la realidad local, asumiendo con propiedad el rol de Gerente.

Desarrollo de la capacidad de gestión en la prestación de servicios, lo que significa capacidad técnica para la coordinación de recursos y para planificar, definir, ejecutar y evaluar las actividades de salud, contando por lo menos con: métodos e instrumentos sencillos de diagnóstico, programación, seguimiento, control y evaluación de los servicios de salud; métodos e instrumentos sencillos para la administración de recursos humanos, financieros y materiales; un proceso organizado y permanente de capacitación gerencial y administrativa de los funcionarios del nivel local.

El autor es médico
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