• 01/06/2017 02:00

Reflexiones sobre auditoría interna y fraude

La corrupción y el fraude se perpetran cuando las primeras líneas de defensa fallan (Gobierno corporativo, control interno, etc.)

Por tercer año consecutivo, en el marco de la celebración mundial ‘Mayo: Mes Internacional de Concienciación sobre la Función de Auditoría Interna' (IIAMay) aprovecho este espacio para compartir una reflexión a mi juicio necesaria, para todos los que ejercemos auditoría interna y para la sociedad en su conjunto.

El aluvión de noticias sobre malas prácticas y fraude empresarial no cesa y los sedimentos han cubierto a algunas de las firmas de auditoría más reconocidas a nivel global, que incluso podrían ver sepultado su futuro si las millonarias demandas en su contra prosperan. Algo similar sucede con los Gobiernos, en particular los latinoamericanos, que enfrentan la peor crisis de credibilidad desde la época de las dictaduras, debido a escándalos de corrupción tan emblemáticos como Odebrecht, que han motivado la participación ciudadana, apoyada en la comunicación facilitada por la tecnología, libre del control de los medios tradicionales.

El caso Odebrecht es un ejemplo entre muchos otros, de cómo fallaron, el Gobierno corporativo, la gestión de riesgos y el control interno o externo. En este entorno surgen los cuestionamientos a los accionistas, juntas de directores; a la banca y a los organismos reguladores y supervisores. Por el lado gubernamental el lente se enfoca en las Entidades Fiscalizadoras Superiores (EFS= Contraloría) y en las propias entidades ejecutoras.

En el otro extremo, se sitúa un ejemplo de buen funcionamiento de los organismos de control interno y externo, en especial de auditoría interna, es el de Cemex Colombia, por desgracia, poco se ha dicho y no fue macronoticia.

La corrupción y el fraude se perpetran cuando las primeras líneas de defensa fallan (Gobierno corporativo, control interno, etc.) o no se escucha a auditoría interna. Para quienes no pertenecen a nuestro campo no es fácil comprender la separación entre control interno y auditoría interna y es allí donde toma valor esta reflexión. Auditoría interna, es el componente ‘independiente', que en base a riesgos, provee aseguramiento y asesoría a la administración para contribuir al logro de los objetivos, mejorar la productividad, comunicar las desviaciones, proponer acciones de mejora y promover que estas se implementen a tiempo por quienes ejercen gobierno y autoridad en las empresas.

Si lo anterior es así ¿por qué la incidencia de casos de fraude y corrupción?

A mi juicio, se debe, por un lado, a que la sociedad desconoce cuántas acciones preventivas de auditoría interna son tomadas en cuenta y cuántas no y que después deviene en escándalos; y por el otro, y más preocupante aún, que auditoría interna no esté jugando su rol a cabalidad. En este contexto se hace necesario que empecemos a cuantificar y a hacer visible el valor que agregamos a la gestión organizacional, para delimitar los roles y transparentar nuestra labor.

Al finalizar el mes que reconoce y exalta la función de auditoría interna, invito a los colegas, y a todos, a dar una mirada más profunda al trabajo que realizamos los auditores internos, para comprender las delimitaciones de este difícil, pero muy gratificante oficio. Descubrirán que siempre estará bien que los auditores externos, supervisores, reguladores y ciudadanos propendan a la detección de irregularidades, pero siempre será mejor si auditoría interna ‘previene o evita que estas sucedan'. Esta es la esencia de nuestra misión, lo que proyecta nuestra actividad y lo que hace posible que la gestión pública y privada logre niveles de excelencia.

LA AUTORA ES SOCIA DE GAMMA CONSULTING, EXVICEPRESIDENTA DEL INSTITUTO DE AUDITORES INTERNOS Y EXDIRECTORA DE AUDITORÍA INTERNA DE LA CONTRALORÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA.

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