• 08/08/2011 02:00

Más mujeres al frente de la Diplomacia

DIPLOMÁTICA DE CARRERA.. Al enterarme de que Hina Khar Rabbani ha sido nombrada como nueva ministra de Asuntos Exteriores de Pakistán, ...

DIPLOMÁTICA DE CARRERA.

Al enterarme de que Hina Khar Rabbani ha sido nombrada como nueva ministra de Asuntos Exteriores de Pakistán, el sexto país más poblado del mundo (176.8 millones de habitantes), he reflexionado sobre la importancia del rol de la mujer en este campo.

Hina Khar Rabbani es la primera mujer y la más joven entre otros cancilleres en acceder a este cargo. Según fuentes diplomáticas occidentales, Rabbani es, ‘una mujer brillante y con un profundo conocimiento de temas relativos a la política exterior de su país’.

Causa mucha sorpresa que un país que ha experimentado la alternancia entre gobiernos civiles y militares, invasiones y atentados; que ha sido considerado refugio de talibanes y de otras organizaciones terroristas; que ha desarrollado secretamente armas nucleares y cuya religión es el Islam, dé un paso tan trascendental como lo es el confiar el destino de sus relaciones internacionales a tan joven, pero ilustrada, mujer.

El rol de la mujer en la diplomacia no es tema nuevo, pues ha sido objeto de debate por mucho tiempo. En algunos países ha sido rezagado o excluido, pero complace saber que algunas mujeres se han abierto paso en un mundo antes reservado para hombres.

Es ejemplarizante que potencias como Reino Unido y Estados Unidos hayan roto el patrón tradicional, nombrando este último, por tercera administración consecutiva, a mujeres de mérito al frente de sus relaciones internacionales, como Madeleine Albright, Condoleezza Rice y Hillary Clinton. Lo mismo ocurrió con Francia, que recientemente tuvo en esa posición a Michèle Alliot—Marie, así como con Israel, que históricamente ha enfrentado situaciones de conflicto, que también confió esta importante posición a una mujer como Golda Meir y, recientemente, como a Tzipi Livni. Ello motiva a seguir impulsando a otros países, tanto de nuestra región como del resto del planeta, a atreverse a dar igual paso que Pakistán.

Nuestro país es uno de los pocos que se ha atrevido a romper paradigmas en cuanto a oportunidades para las mujeres. Aunque todavía nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores no ha sido dirigido por una mujer, somos de los pocos países que han tenido en la primera magistratura a una mujer, como es el caso de Mireya Moscoso. De igual forma, podemos resaltar que hemos tenido ministras de Estado, viceministras, diputadas, embajadoras de carrera diplomática, consulesas, gobernadoras y alcaldesas, entre otras posiciones.

Estimo pertinente destacar que el hecho de que en nuestra Cancillería la carrera diplomática y consular la conformen 55 personas —de las cuales 22 son mujeres— es motivo de orgullo, al igual que es encomiable que la actual Administración haya designado a nueve mujeres en la representación del Estado como embajadoras. Esto nos demuestra que la personalidad especial de la mujer, con su innata disposición de ayudar y su particular tacto, aunados a su vocación para crear ambientes de paz, son cualidades importantes y necesarias en un oficio que es eminentemente humano y social, en la búsqueda de un mundo más equilibrado y armónico.

Por tales motivos, abrigamos la esperanza de que Panamá pueda algún día unirse a esa lista de mujeres que dirigen la política exterior de sus países y los representan en foros mundiales en busca del bien común.

El hecho de que hombres y mujeres, tomados de la mano, sigamos progresando, nos permitirá a todos construir un mejor país, una mejor región y sobre todo un mejor mundo en donde vivir.

‘Muchas mujeres han hecho el bien…, pero la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada… Ofrecedle del fruto de sus manos, y que en las puertas de la ciudad la alaben sus hechos!’ Prov. 31;29-31.

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