El objetivo principal de este equipo interinstitucional, según el Ejecutivo, será gestionar la crisis social y laboral que enfrenta la provincia

En 1984, un destacado escritor británico publicó un libro sobre Omar Torrijos. ¿Si ese autor estuviera vivo, tal vez nos diría lo que leerán ustedes a continuación? Veamos.
¡Hola! Soy Graham Greene y tengo dudas que martillan mi sien. Quisiera entender por qué ustedes dejaron de vender al mundo el cobre que tanto necesita.
¿Será porque deciden emotivamente y consideran la ciencia como una manía de especialistas aburridos que deberían callarse la boca?
¿Si su avión no se hubiera estrellado en 1981 y su hígado siguiera soportando el consumo disciplinado del brandy Duque de Alba, estuviera vivo Torrijos?
¿Tendría hoy 96 años y estaría decepcionado de que el país no aproveche la riqueza de seis yacimientos minerales en varias provincias?
¿Qué opinaría sobre la Ley 406 de octubre de 2023, que aprobó el contrato de concesión entre el Estado y la empresa Cobre Panamá para que —con dramatismo tropical— fuese desahuciado por la Corte Suprema al mes siguiente?
¿Cree usted que, con sus botas gastadas y húmedas, marcharía bajo la lluvia desde su antigua casa en la calle 74 hasta el edificio de Cortizo en Paitilla?
¿Tal vez al llegar allí, despojándose del cinto verde en que llevaba su cantimplora, azotaría al expresidente por provocar que el hartazgo ciudadano con los políticos, acorralase en un callejón a los nueve magistrados?
No lo sé. Lo que sí sé —con la certeza de las cifras duras y los estómagos vacíos— es que Panamá muy pronto debatirá de qué modo prefiere reabrir la mina, pues un año y medio después de su cierre abrupto, el país se enfrenta a tres hechos contundentes.
El desempleo en Coclé saltó del 4 % al
13 %; el desempleo nacional del 7 % al 9 % y el país no percibió 1.700 millones de dólares en aportes económicos de diversa índole. Son cifras que hacen llorar a ministros de Economía y que desesperan a los que apenas sobreviven a diario.
Es oportuno compartir con ustedes material de mi obra, Getting to know the General.
Noten el tono visionario de unas declaraciones del general, hechas a finales de los años 70 y que aparecen en las páginas 135 y 136 de mi libro: “(...) dentro de 14 meses [Estados Unidos] nos dará dos tercios del territorio en la Zona del Canal y recibiremos un incremento notable por cada embarcación que transite, hasta que asumamos el control en el año 2000”. Y, agrega después: “Pero nuestro desarrollo por el cobre será más importante que el Canal. Hasta ahora solo exportamos banano y [nuestra] soberanía [al vender sociedades anónimas evasoras de impuestos y el servicio de abanderar buques de marina mercante]”. “¡A partir de 1983 exportaremos cobre!”.
La profecía de Torrijos acerca de la exportación de cobre no se cumplió en 1983, sino en 2019, cuando el barco Missy Enterprise zarpó del puerto internacional de Punta Rincón hacia una planta fundidora en China. Llevaba a bordo treinta mil toneladas de concentrado de cobre panameño.
La verdadera protagonista de esta historia es la geología panameña. Torrijos la conocía como quien conoce el temperamento de un volcán dormido. Gracias a ella, tienen ustedes la cintura de 82 kilómetros que sirve de atajo comercial desde 1510: primero a lomo de mula, luego en ferrocarril y hoy en barcos.
Panameños, es la misma geología que bendijo a su país, luego de que el choque de placas tectónicas produjera su actual riqueza mineral.
Es la misma geología que incomoda a los hipócritas ambientalistas de TikTok. Unos, desde sus iPhones y Galaxies, se quejan de la minería pulsando sin remordimiento, pantallas que existen por los metales que desprecian. Otros se oponen a la actividad mientras manejan autos eléctricos que contienen un 20 % de cobre.
Reabrir la mina resolverá muchos problemas, porque crea nuevos polos de desarrollo y los industrializa, generando bienestar para ustedes.
Desde Donoso, para el resto del país, la paz y el desarrollo social se construye reactivando empleos.